La nueva mitología encuentra el primer signo de la recuperación en la tasa positiva de crecimiento del PIB. Pero esta tasa es un promedio que esconde profundas distorsiones sectoriales, comienza de un nivel muy bajo después de la caída de 1995 y, en términos de valor, está asociada a cifras muy modestas. Parte del crecimiento que ``rebasó las expectativas'' en 1996 se debe al cambio del año base para realizar los cálculos. Lo más importante es que, en general, el crecimiento se da en los sectores de exportación, mientras que los sectores orientados al mercado doméstico siguen semiestancados o en una fase francamente recesiva.
El consumo doméstico sigue acusando una recesión aguda. Los datos sobre demanda agregada revelan tasas de crecimiento todavía modestas y no se alcanzan los niveles de 1994. Los datos del INEGI para 1996 sobre venta al menudeo todavia acusan tasas negativas en rubros claves como alimentos y bebida (-15.3 por ciento), ropa y calzado (-7.4 por ciento) y farmacias (-6.1 por ciento). En el primer trimestre de este año las cosas no cambian y hasta las empresas que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores reportan descensos en ventas y efectos negativos en sus utilidades. Como reflejo de todo lo anterior, la recaudación fiscal sigue estancada.
En círculos académicos de Washington se piensa que la caída del consumo es buena porque así aumentará el ahorro interno. ¿En qué clase de instrumentos estará colocándose este ahorro? La caída del salario real, que continúa ya por tercer año consecutivo, no permite ver a qué ahorro se refiere este argumento.
En la nueva mitología se ha llegado a decir, de manera por demás demagógica, que ya se recuperaron todos los empleos perdidos en 1995. Pero el índice de desempleo abierto en 1996 (5.5 por ciento de la PEA) sigue siendo superior al de 1993 (3.7 por ciento). Aunque se ha reducido a 4.7 por ciento, no se puede afirmar que se ha recuperado lo perdido en materia de empleo. Y el uso de las cifras de asegurados del IMSS, por su estructura y definiciones, es completamente inadecuado. Por otra parte, la degradación de la calidad de los empleos generados se mantiene como una de las tendencias más robustas en la economía mexicana. La generación de empleos precarios, mal pagados, con altas tasas de rotación, que no conducen a trayectorias profesionales adecuadas, difícilmente constituye un signo positivo.
En lo externo, la mitología de la recuperación descansa en la reducción del abultado déficit en cuenta corriente que marcó el inicio de la crisis. Pero hoy las cuentas del sector externo ya presagian el retorno de las mismas dificultades de 1993-1994. El saldo comercial positivo que se generó por la contracción de 1995 disminuyó en 1996 y descenderá casi 40 por ciento este año porque los problemas estructurales del sector externo no se han resuelto.
De hecho, se descansa hoy más en el sector maquilador que en 1993 y más de 95 por ciento del saldo comercial positivo proviene de las operaciones de las maquiladoras. Es decir, las exportaciones de manufacturas no maquiladoras no son generadoras de un superávit comercial significativo. Desgraciadamente, el sector maquilador mantiene eslabonamientos sumamente débiles con las demás ramas de la industria en México y, además, paga salarios muy bajos (1.5 salarios mínimos en promedio).
El desequilibrio en la cuenta corriente para 1997 podrá alcanzar 5 mil millones de dólares y seguirá creciendo en 1998. Tendrá que financiarse con un superávit en la cuenta de capital, en donde la inversión en cartera es ya el doble de la inversión extranjera directa. La tasa de interés tendrá que mantenerse alta para asegurar recompensas ``competitivas'', afectando a deudores y requiriendo mayores recursos fiscales para el rescate de los banqueros. Y la dependencia de los flujos de capital de corto plazo se consolidará una vez más, relanzando un nuevo cielo de estancamiento, vulnerabilidad financiera externa, ajuste por precios relativos (devaluación) y crisis (contratación impuesta por el gobierno).
El pago anticipado de los compromisos con el Departamento del Tesoro es la otra rama de la mitología. Esta operación no es mas que una sustitución de acreedores para enfrentar el problema de los Tesobonos y el ahorro en pagos de intereses es relativo porque parte de las operaciones está asociada a tasa de interés flotante. Los nuevos acreedores adquirieron papeles colocados en los mercados voluntarios de capital, pero en ``nuestro'' regreso a esos mercados de capital no estuvo del todo ausente la mano de Robert Rubin. En efecto, la alta calificación de las cerradurías externas a los papeles del gobierno mexicano es sospechosa y hace pensar en la intervención de Rubin (para rescatarse a sí mismo esta vez) o en garantías especiales del gobierno mexicano