En las Huastecas, los indios tienen que pagar comida con su trabajo
Francisco Marañón García, corresponsal, Huejutla, Hgo., 3 de mayo Ť En las comunidades indígenas las condiciones de vida son extremadamente precarias, al grado de que se han recuperado algunas prácticas de sobrevivencia, como el trueque de trabajo por alimentos, porque ``se necesitan 200 pesos para comprar la canasta básica (a la semana) y sólo ganamos 7 pesos diarios'', según diversos testimonios contenidos en un estudio elaborado por la Universidad Tecnológica de la Huasteca Hidalguense (UTHH).
Aunado a lo anterior, se refiere en el documento, están los problemas de salud, ya que la desnutrición prevaleciente ha elevado la incidencia de enfermedades que habían sido controladas como cólera, paludismo, gastrointestinales y respiratorias. ``La región presenta un elevado número de madres adolescentes y un alto índice de natalidad; el alcoholismo es creciente y han sido detectados 75 casos de sida''.
Se explica que ``muchas comunidades no cuentan con una infraestructura de salud, y la atención en las clínicas de las cabeceras municipales es ineficiente, carecen de personal especializado, equipo y medicamentos básicos, por lo que la población de menores recursos acude a la medicina tradicional y a los curanderos''.
Se abunda al respecto que la insalubridad se ve agravada por la falta de agua potable, drenaje, luz, pavimentación y la precariedad de las viviendas en gran parte de las comunidades. ``En donde sí existen esos servicios, los campesinos no pueden cubrir los cobros elevados por su uso''.
En cuanto a la educación, se concluye que los bajos rendimientos y la alta deserción escolar se vinculan con la pobreza y con un sistema de enseñanza inadecuado a las necesidades de la población indígena que habla la lengua náhuatl, por lo que resulta explicable que los niños presenten graves dificultades en la comprensión de los conocimientos que se les imparten en español.
``Esta situación es causa de prejuicios y segregación'' hacia los estudiantes indígenas, se señala en el estudio dado a conocer públicamente por la UTHH y que fue elaborado a fines del año pasado, con base en entrevistas a 181 personas, entre dirigentes de organizaciones sociales y partidistas, religiosos, jornaleros, profesionistas, estudiantes, así como autoridades de los municipios huastecos de Huejutla, Huautla, Atlapexco, Jaltocan, Yahualica y San Felipe Orizatlán.
Se señala que en la región es común ``la inadecuada formación de maestros de primaria y secundaria, su frecuente ausentismo e inclumplimiento de sus funciones docentes'', y que ``la pobreza impide que los padres puedan solventar los gastos de educación de sus hijos en centros escolares lejanos''.
Al respecto, en un reporte del Consejo Estudiantil de la Escuela Normal Rural de El Mexe se indica que 190 recién egresados de esa institución, así como de las normales de Pachuca, Progreso de Obregón, Huejutla y Tianguistengo no cuentan con plazas para dedicarse a la docencia, y que hay una dinámica de las autoridades para reducir la matrícula de esas escuelas, con la intención incluso de cerrarlas.
Paternalismo y caciquismo político
En relación con los problemas políticos, en el estudio coordinado por la investigadora Ruth Madueño, con asesoría de Sylvia Ortega, directora de Asuntos Internacionales del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, se indica que ``la proliferación de líderes y organizaciones sociales ha provocado divisionismo en las comunidades, debilitando los intereses comunales'', además de que ``la militarización de varios municipios y las detenciones arbitrarias suscitan malestar entre los campesinos que transitan por las carreteras''.
Asimismo, se refiere, la tenencia de la tierra ``es la causa principal de múltiples conflictos y de inestabilidad social. Las invasiones de predios y su fragmentación en unidades poco rentables determinan la baja productividad, limitan las inversiones y el desarrollo regional''.
Se asegura que el paternalismo y el uso de la ayuda asistencial con fines electorales ha propiciado el conformismo y la dependencia de los campesinos a la eventualidad de tales apoyos. ``Las instituciones del Estado y el partido oficial han fomentado la afirmación de un caciquismo político, como mecanismo de control a la población''.
En el estudio elaborado para ``identificar los aspectos centrales de la problemática socioeconómica de la región, de su cultura y los procesos sociopolíticos más importantes'' donde se desenvuelve la UTHH, se concluye que la pobreza ha obligado a que en las comunidades se recuperen algunas prácticas de sobrevivencia como el trueque de trabajo por alimentos o la retribución con faenas.
``La falta de fuentes de empleo se debe a la ausencia de industrias y el escaso desarrollo de las actividades agropecuarias. Los jóvenes sólo acceden a trabajos eventuales con salarios extremadamente bajos, y la mayor parte encuentra en la migración su única posibilidad de sobreviviencia.''
Sobre los problemas en la agricultura, los encuestados relacionaron la escasa calidad y competitividad con un reparto agrario que no consideró la capacitación de los campesinos en el cultivo de productos tropicales y el tratamiento adecuado de los suelos según las necesidades.
Además, la falta de continuidad en los programas de desarrollo regional y su condicionamiento a los cambios políticos sexenales, aunado a la deforestación y deterioro de suelos, la sequedad de pozos y riachuelos debido a la subsistencia de prácticas tradicionales como la quema, roza y tala inmoderada de bosques.
Discriminación de los indígenas
De acuerdo con la opinión de los encuestados, ``se vincula la cultura indígena con el atraso; ese prejuicio alimenta la discriminación y su trato como personas de segunda categoría, dispuestas a recibir ayuda paternalista, sin que se les reconozca la capacidad de gestión de sus propios proyectos y alternativas de desarrollo''.
Según datos de la Academia de la Cultura Náhuatl, con sede en esta ciudad, 80 por ciento de los indígenas que habitan en la Huasteca hablan algún dialecto, de los cuales 60 por ciento es bilingüe y 40 por ciento sólo habla el náhuatl.
En la investigación de la UTHH, cuyos resultados sólo los conocían hasta hace unos días las autoridades estatales, según comentó la coordinadora del trabajo, se refiere que la extrema pobreza ``restringe gravemente'' las aspiraciones de superación de los jóvenes, provoca frustración y es causa de problemas como alcoholismo, drogadicción, desintegración familiar y ``la falta de orientación deriva en el matrimonio de adolescentes y el embarazo juvenil''.
Para contribuir a hacer frente a la anterior problemática, la Universidad Tecnológica, la cual inició actividades en noviembre pasado, se propone ``formar profesionistas con calidad científico-técnica y sensibilidad social, con el fin de trabajar directamente con los campesinos en procesos de innovación y adecuación de tecnologías para mejorar la calidad de la producción, impulsar la industrialización de los productos, estimular la capacitación del campo y promover formas eficientes de comercialización''.