En Inglaterra celebraron el 1o. de mayo votando por los laboristas y cambiando de gobierno. En México, las celebraciones fueron distintas de un lugar al otro. Sin embargo, en esos y otros casos parece ser que los deseos de cambio se expresan con fuerza.
Es cierto que en Inglaterra los laboristas habían moderado sus posiciones, y que esto contó para su victoria. Algo similar sucedió con la izquierda italiana, ahora en el gobierno de su país. Lo que se perfila no es, en general, un viraje de 180 grados. Pero sí parece ser general el rechazo a un liberalismo económico que ha llegado al exceso y que ha causado ya demasiados problemas.
En el caso de México, vimos en las informaciones cómo el acto oficial en el Auditorio Nacional estuvo lleno de expresiones de inconformidad y de burla. En los actos al aire libre, se mostró la posibilidad de nuevas confluencias en el movimiento sindical. Los hechos que muestran la necesidad del cambio vienen desde antes.
Un ejemplo es el caso del anuncio de la venta de los complejos petroquímicos de Pemex. La resistencia que despertó ese intento, dentro y fuera de los medios oficiales, fue amplia y sostenida. Cuando se anunció la nueva estrategia al respecto no sólo se implicaba que los complejos seguirían bajo control público a través de por lo menos el 51 por ciento de las acciones. Se implicaba que, por lo menos temporalmente, quedaban fuera del escenario político nuevas posibles ventas de segmentos de Pemex. Esta situación contrasta con la relativa facilidad con la que se vendieron empresas de la relevancia, por ejemplo, de los bancos.
Lo que sucede es que ahora la necesidad del cambio se expresó en forma más visible y directa, tanto bajo techo como en las calles, y en niveles de multitud. Si vemos las cosas en esta perspectiva, notaremos que los cambios están operándose ya. Para que los cambios puedan darse en la mejor forma, es importante la discusión entre los interesados en él.
Un punto de diferencia que llegó a la información contenida en estas páginas fue la que aparentemente era la principal entre los dos agrupamientos sindicales que confluyeron en el zócalo: si, además de los contingentes sindicales, deberían participar también partidos, agrupaciones de colonos y otros organismos. Creo que es importante que queden bien separados los planos social y político en un acto como el del 1o. de mayo, y no sólo para evitar el corporativismo. No sólo se trata de que los sindicatos sean dirigidos por sus miembros, y que sólo éstos definan su rumbo, lo cual de por sí es importante. Se trata de que en nuestras condiciones el sindicato representa, y debe representar, a todos los trabajadores de la empresa, empresas o rama de actividad agrupadas en él. Individualmente, sus miembros pueden estar en uno u otro partido, pero esa diferencia no debe ser motivo de división entre los sindicalizados, pues eso sólo debilitaría las posibilidades del mismo de defender a sus integrantes, e incluso de participar en cambios mayores.