Siguen albañiles la tradición de la Santa Cruz, pero ``ya no como antes''
Pascual Salanueva Camargo Ť De norte a sur y del este al oeste, con tamales, carnitas, barbacoa y unos buenos tragos de cerveza, licor y hasta de pulque --para no perder la tradición-- los alarifes que trabajan en el Distrito Federal festejaron el Día de la Santa Cruz.
En algunos casos, los preparativos comenzaron la víspera, como ocurrió en una construcción que está junto a la Universidad Iberoamericana, en donde ocho mujeres fueron contratadas para que hicieran tamales, al estilo veracruzano, suficientes para 700 albañiles, mismos que vienen trabajando en un edificio de varios pisos, desde hace dos años.
Hasta la celebración de la Santa Cruz está
en crisis. Foto: Carlos Cisneros
Ayer, a diferencia de lo que ocurre durante las 52 semanas del año, según explicaron varios trabajadores de la cuchara, los aproximadamente 700 alarifes, a eso de las 9 de la mañana, tras dos horas de trabajo dejaron lo que estaban haciendo y, cabizbajos, despojados de los cascos y gorras, escucharon la homilía en su honor.
En este caso en particular, el cura les habló de la importancia de su trabajo y de que ellos son, ni más ni menos. que ``los constructores del mundo'', lo que hizo brotar de sus rostros morenos sonrisas furtivas y leves asentamientos de la cabeza.
Concluida la misa se dirigieron donde estaban los tamales y atole y, apartándose en pequeños grupos, dieron cuenta de ellos. Sin embargo, y aun cuando a excepción de los jurados ansiaban con toda su alma una cerveza o una ``cubita'', no hubo tales, pues, por su propia seguridad, los jefes de la obra dieron órdenes de que no se sirviera ninguna gota de alcohol.
Ante tal prohibición, uno de los albañiles le susurró al reportero que los festejos con motivo del Día de la Santa Cruz ya no son como antes. ``Ahora ya no hay chance de echarse sus alcoholes a gusto y la comida que nos dan es muy limitada''.
A diferencia de años anteriores a 1995, ayer, durante un recorrido por varios puntos de la ciudad no había tanta algarabía. Posiblemente ello se debió a que, por ejemplo, en el caso de los alarifes que trabajan en obras del gobierno, además de que el pasado jueves se les dio el día libre y el viernes se les hizo su misa, ayer sábado les volvió a tocar descanso.
Por fortuna, en una que otra obra pequeña, como la que se localiza en la calle Héroes de Nacozari, casi esquina con Eduardo Molina, colonia Penitenciaría, el Día de la Santa Cruz se festejó ``con todas las de la ley''.
Alrededor del mediodía llevaron a la iglesia la cruz cubierta con tela blanca y flores que, en la víspera, habían ordenado con esmero y, al verla de regreso, acompañaron a sus dos compañeros, a la parte más alta del edificio que están construyendo y en uno de cuyos castillos fue colocada, tras de lo cual trabajaron hasta las dos de la tarde y, entonces sí, luego de lavarse la cara y brazos, y cambiarse de ropa, atacaron con decisión a las carnitas.
Mientras comían sus tacos en platos de cartón, fueron hasta una tina, en donde nadaban en hielos las cervezas Victoria.
Finalmente, para el ``desempance'', se sirvieron cubas de varias botellas de brandy y ron, y unas helodias. Pero el ``parque'' se terminó y algunos de ellos, con pasos tambaleantes se dirigieron a la cantina más cercana, para seguirla, aunque este domingo amanezcan teniendo encima su ``cruda realidad''.