A la mañana siguiente del ataque por sorpresa, que terminó con la ejecución de todos los guerrilleros del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru, dentro de la residencia del embajador japonés en Perú, o bien, a la mañana siguiente del telegrama que la Secretaría de Relaciones Exteriores de México envió a Fujimori para externarle su genuino y alelado beneplácito por la matanza, el convoy militar que todos los días pasa por La Realidad atravesó la aldea cantando en voz alta ``una especie de rap de guerra'', según observadores internacionales que en ese instante se encontraban allí.
Y lo digo porque ése fue el origen de la intensa y acalorada discusión que comenzó el tonto del pueblo, en busca del título adecuado para la entrega de esta semana.
--Ya sé --dijo limpiando con un trapo la superficie de la mesa a la que acabábamos de sentarnos--, qué tal que se llame ``Soldados peruanos en Chiapas''. O, mejor, ``¿Soldados peruanos en Chiapas?''
--¿En vísperas de la visita de Clinton? --contesté--. Yo había pensado ``La venida del Emperador''. Al buzón de Internet llegó un despacho de la agencia Nuevo Amanecer Press, en el que dice que William Weld, a quien todos mencionan como próximo embajador de Estados Unidos en México, está estrechamente ligado con el narcotráfico.
Y le muestro la fotocopia de un reportaje firmado por David Brooks y Jim Cason, que en octubre de 1996 publicó La Jornada, según el cual Weld, gobernador de Massachusetts, financió a la contra nicaragüense, a finales de los 80, comprando armas ``con el dinero que obtenía por la venta de cocaína y crack en el llamado Sector Negro de Los Angeles''.
--¿Y quién dice que está ligado al narco?
--La agencia Nuevo Amanecer Press.
--Pues qué agencia tan ingenua --observa, impacientándose, el tonto del pueblo--. Por lo que entiendo del reportaje de Brooks y Cason, mister Weld está estrechamente ligado con la contrainsurgencia y debe ser experto en guerra de baja intensidad. Pero deberías averiguar...
--¿Qué van a ordenar los señores? --interrumpe el mesero.
--Dos clamatos con vodka --me anticipo a decir--: el mío sin mucho picante.
--¿Alguna marca en especial?
--¿Qué vodkas tienes? --le inquiere el tonto del pueblo.
--Digo que si quieren alguna marca especial de picante, porque vodka sólo hay de papa, y es hecho en casa.
Estamos, de nuevo --todavía-- por desgracia, en el restaurante Los Inocentes, dentro de la CPT: Cárcel Pública de Tecamacharco.
--¿Qué dijiste que debería averiguar sobre William Weld? --vuelvo a la carga.
--Ah, sí --el tonto del pueblo no parece estar en cinco sentidos: el calor, a él también, lo aturde--. Investígate si Pedro Joaquín Coldwell, el nuevo representante de Clinton en Chiapas, está emparentado con William Weld.
--¿Por qué?
--¿Y por qué no? A lo mejor son primos lejanos.
--Para el caso --propongo--, hablemos seriamente de Coldwell, ex gobernador de Quintana Roo, ex presidente de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados, un hombre del sur que nunca manifestó simpatía alguna sobre el este.
--¿Y perder el tiempo hablando acerca del diálogo en Chiapas? --dice el tonto del pueblo exasperado--. Si a Coldwell lo nombró Emilio Chuayffet, no puede tratarse de nada serio. Esperemos mejor a ver si lo ratifica Clinton...
El mesero vuelve y pone sobre la mesa dos cocteles de camarón. El tonto del pueblo estalla.
--¡Esto no es lo que pedimos?
--Sí es, compadre, sí es --el mesero intenta un guiño cómplice--, lo que pasa es que hay rumor de que puede haber operativo. Pruébale... El camaroncío es cortesía de la casa
--¿Operativo? --digo, sin saber preguntarle a quién.
--Redada, mi cabrón, redada --dice el mesero con acento cada vez más claramente norteño, del norte de Tecamacharco.
--¿A poco hacen redadas dentro de la cárcel? --y volteo a ver al mesero--. ¿Para agarrar a los narcotraficantes?
--Tch --hace aquél--, para saber si han entrado, ¿cómo les dicen?, observadores internacionales de derechos humanos.
--Tiene razón el buen Juan --dice el tonto del pueblo--, hoy por hoy, los principales enemigos del gobierno son los defensores de los derechos humanos. Sólo anteayer, jueves, expulsaron a 12 de Chiapas, y la semana pasada a cuatro más que venían de parte de la Federación Internacional de los Derechos del Hombre (FIDH), organismo consultor de la Organización de Naciones Unidas.
--Andale --digo metiendo la mano en la bolsa para pagar los cocteles--, pero fíjate qué coincidencia. Este miércoles, el doctor Z fue a Atlanta, invitado por la Fundación Carter, mientras su ``gobierno'' despotricaba contra el informe sobre tortura, militarización y violación de derechos humanos en México, que había presentado sólo el martes American Watch Human Rights, una ONG creada, casualmente, por Jimmy Carter.
--Sí --dice el tonto del pueblo--, a fin de cuentas Jimmy Carter resultó mil veces más decente que Reagan, Bush y Clinton juntos. Pero lo imperdonable de Clinton es que anunció que venía en buena onda, y resultó un cerdo metido en toda clase de transas.
--No, mis cabrones, pues que se cuide Zedillo, porque según el radio, Clinton llega el lunes en buena onda --opina el mesero dándome el cambio--. Y si les hizo lo que les hizo a los gringos, que son los más poderosos del mundo, imagínense qué no nos puede hacer a nosotros.
La semana que termina, especulaciones aparte, estuvo marcada por el tema de los derechos humanos en México. El propio martes 29 de abril, horas antes que American Watch Human Rights diera a conocer en un hotel del Distrito Federal su alarmante reporte sobre los atropellos que sufre la población civil, sobre todo en Chiapas, Guerrero y Oaxaca, debido a la presencia del Ejército, en Suiza, el presidente del Comité contra la Tortura de la ONU pedía cuentas a la ex magistrada mexicana Alicia Pérez Duarte, de la Misión Permanente de México en Ginebra, sobre la expulsión de cuatro observadores de la FIDH.
En el contexto de esa crisis diplomática --de menor envergadura, porque la ONU ya no cuenta para nada en el desconcierto de las naciones--, el gobierno de Zedillo muestra la profunda descoordinación que existe dentro del gabinete. Por una parte, en respuesta al informe de American Watch, Relaciones Exteriores niega que en México se violen los derechos humanos, mientras la Secretaría de Gobernación contradice a Relaciones Exteriores al expulsar a los miembros de la FIDH y más tarde a otros 12 europeos, para que el mundo tenga pruebas documentales, como observó Miguel Angel Granados Chapa, de las violaciones flagrantes que el régimen intenta disimular.
Y por la otra parte, tanto Gobernación como Relaciones Exteriores sabotean a la Secretaría de Comercio, que no hace mucho aceptó negociar un TLC con la Unión Europea, respetando la ``cláusula democrática'' sobre derechos humanos que ésta impuso, después de mantener una actitud muy firme a ese respecto.
En medio de esta confusión --sumada a otras muchas confusiones simultáneas, provocadas por la lucha del PRI y el PAN contra Cuauhtémoc Cárdenas, sobre el cual la prensa mercenaria, los pandilleros que pintan bardas en zonas residenciales, los desesperados aumentos de 400 por ciento que el gobierno de la ciudad otorgó a sus trabajadores para que no se vayan y del nuevo episodio del pleito entre Zedillo y Antonio Lozano Gracia, su ex procurador--, en medio de todo eso, la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos (CMDPDH) entrega su propio informe.
Desde 1990, cuando Carlos Salinas de Gortari creó la Comisión Nacional de Derechos por decreto --en lugar de seguir el procedimiento de ley, que señala que tal medida tenía que ser aprobada por el Congreso--, hasta la fecha, el organismo que hoy triste y lamentablemente preside Mireille Roccatti ha perdido, si alguna vez la emprendió, su lucha contra la tortura:
``Los esfuerzos de los organismos oficiales, encargados de atender y resolver los problemas de tortura, han resultado ineficaces e insuficientes... Prueba de ello son las cifras que aporta el gobierno mexicano'' al respecto. ``De junio de 1990 a mayo de 1996, la Comisión Nacional de Derechos Humanos recibió mil 127 denuncias por tortura y sólo en 105 casos estimó que se acreditaba'' la queja. Y añade la CMDPDH, citando datos provenientes de la suma de instituciones que encabeza Zedillo, o sea, del gobierno: ``...en todo este tiempo y del total de quejas por tortura recibidas por la CNDH, sólo se han dictado dos sentencias acreditando el delito y sancionando al responsable, y siete casos más de ese universo fueron sentenciados por `homicidio como consecuencia de torturas'...''
Asimismo, ``están pendientes de solución siete procesos penales'' y ``en 13 casos más no se han ejecutado las órdenes de aprehensión'', mientras en 25 expedientes más ``las órdenes de aprehensión fueron negadas o canceladas'', y en otro fue revocado el auto de formal prisión y liberado en consecuencia el verdugo.
Todos esos números, ofrecidos por las autoridades competentes, revelan que a pesar de la ley federal contra la tortura, expedida en 1985 por el gobierno de Miguel de la Madrid, los administradores neoliberales de la justicia han actuado con mano muy blanda para proteger a la población de los abusos de militares, policías y delincuentes disfrazados de policías que trabajan en los sótanos del poder. Y desde 1990, cuando apareció la CNDH, todos los titulares del organismo --Jorge Carpizo McGregor, Jorge Madrazo Cuéllar y los encargados interinos, Carlos Rodríguez Moreno y José Luis Ramos Rivera-- han sido cómplices de esa distracción.
Pero la ineficiencia de la CNDH se agravó --dicen sus empleados en carta electrónica al tonto del pueblo-- desde que la señora Mireille Roccatti sustituyó a Madrazo Cuéllar. ``Debería venir a visitarnos para que vea nuestras oficinas y compruebe que no se está haciendo nada. Usted debe saber que los campamentos que según dicen tenemos en Chiapas, o están abandonados o son usados por policías judiciales. Por supuesto que nos unimos a su idea de exigir la destitución de Roccatti, pero no podemos firmar por razones obvias''.
Está a punto de concluir el turno vespertino de las visitas. Los reos vuelven a sus jaulas, mientras las familias y los amigos forman fila con sus respectivas contraseñas en la mano, ante el portón central. Una vez más, para escribir este bodrio, es tardísimo, así que subo las escaleras corriendo a mi cuarto, pero también leyendo el fax de una editorial italiana, que en junio publicará un libro de Gianni Miná sobre el EZLN y que muchos lectores europeos llevarán a sus vacaciones de verano junto con El sueño zapatista que, sobre el mismo tema, acaba de aparecer en Francia bajo el sello de Le Seuil y la firma de Yvon Le Bot. Lo curioso de este fax italiano es que al final pregunta: ``¿Usted sabe cuándo llega el subcomandante Marcos a España?''