Este año, el cese de la represión se une a las demandas de maestros disidentes
Claudia Herrera Beltrán Ť La exigencia de "cese a la represión contra los dirigentes y organizaciones sociales y alto al proceso de militarización", llevó ayer a protestar a cientos de maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) a las puertas de la Secretaría de Gobernación.
Los disidentes magisteriales, muchos de ellos provenientes de Oaxaca, Michoacán, Chiapas y Guerrero, caminaron de la Secretaría de Educación Pública (SEP) --sede de su plantón-- a las oficinas de Bucareli, donde se encontraron con una valla de cerca de 100 granaderos que les impidió que rodearan el edificio.
Maestros de distintas partes de la República, en
plantón afuera de la Secretaría de Gobernación.
Foto: María Luisa Severiano
Mientras tanto, una comisión de maestros se entrevistaba con funcionarios de Atención Ciudadana que acordaron canalizar a las instancias correspondientes el expediente de maestros asesinados, desaparecidos, encarcelados e investigados por haber cometido algún delito. Además, se comprometieron a intervenir para que sean atendidas sus otras 12 demandas.
Los docentes, representados por el secretario de Organización de la sección 22 de Oaxaca, Rafael Rodríguez, pidieron la indemnización de familias de tres profesores desaparecidos; el traslado de los presos acusados de pertenecer al Ejército Popular Revolucionario (EPR) de cárceles del Distrito Federal y Tula, Hidalgo, a penitenciarías de Chiapas, y la reducción de las fianzas de los detenidos que alcanzan libertad.
Al mediodía, unos 400 maestros iniciaron su caminata de la SEP hacia Gobernación con mantas de protesta y gritos pidiendo la liberación de los maestros encarcelados y la salida del Ejército de las comunidades que son vinculadas con el EPR.
A su llegada, los granaderos obligaron a los profesores a detenerse frente a las rejas de Bucareli, donde permanecieron más de una hora en medio de consignas, algunos toques de corneta y gritos que llamaban a los policías a reconocer que, como muchos maestros, ellos también son indígenas con hijos en la escuela afectados por el bajo presupuesto destinado a la educación.
Después pasaron lista a los maestros que supuestamente desaparecieron a causa de la represión política: "Víctor Pineda, presentación con vida; Modesto Patolzin, presentación con vida; Gregorio Alvarado, presentación con vida". Terminaron la lectura con la expresión: "vivos se los llevaron, vivos los queremos".
Lo que primero fue un encuentro áspero entre los maestros y granaderos terminó siendo un momento que sirvió para que los docentes se relajaran de las largas caminatas y trayectos que debieron recorrer de sus estados a la ciudad de México. Cuando alguien quería traspasar la valla y no lo conseguía, dio motivo para un chiste: "No es maestro, pero lo parece", dijo uno del grupo de Michoacán.
A las 14:30 horas la comisión de profesores salió de Gobernación con la promesa de que hoy se reunirá nuevamente con los maestros de la CNTE para determinar un calendario de reuniones con el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), el ISSSTE y la SEP.
En su pliego petitorio, entre otras demandas, incluyen aumento salarial del 100 por ciento, aguinaldo de 90 días, rechazo a las propuestas de modificación de la Ley del ISSSTE, dotación de más desayunos escolares, entrega de libros de texto en todos los niveles de enseñanza, no sólo en primaria, y democracia sindical.
Claudia Herrera Beltrán Ť Los trabajadores de la educación de todos los estados donde hay disidencia magisterial tienen sus listas de maestros asesinados, desaparecidos, encarcelados o que están bajo un proceso jurídico. Incluso, los docentes de Oaxaca ya hicieron famosa una camiseta con los retratos de tres profesores desaparecidos y una frase: "Ahora se hace indispensable su presentación con vida".
La intensa participación de los integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de Educación (CNTE) en partidos políticos y organizaciones sociales ha hecho de este gremio uno de los más aguerridos opositores a lo que ellos llaman la "represión policiaca y militar".
Este año, además de las tradicionales demandas laborales, el "cese a la represión y la militarización" trajo a miles de docentes a la ciudad de México y hace medio mes llevó a una delegación de Oaxaca a Washington para presentar una denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
De acuerdo con un expediente que entregó ayer la sección 22 de Oaxaca a la Secretaría de Gobernación, desde 1980 --cuando manifestaron abiertamente ser disidentes dentro del Síndicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE)-- ha habido 84 asesinatos en sus filas, han desaparecido tres maestros, unos 50 han sido encarcelados y más de un centenar son acusados de haber cometido algún delito, que en la mayoría de las ocasiones está relacionado con su militancia en alguna organización social o política.
El representante del magisterio oaxaqueño, Claudio Flores, explicó las razones de la amplia participación del magisterio en movimientos sociales: "En Oaxaca, Chiapas y Guerrero, por su propia geografía, muchos maestros deben trasladarse al monte y quedarse ahí varios días, tiempo en el que se relacionan tanto con las comunidades que terminan siendo gestores y representantes. Y eso a los gobiernos de los estados les molesta, porque quisieran que los maestros sólo se apegaran al trabajo educativo".
En Michoacán, el docente Mario Cruz Ortiz se encuentra libre bajo caución, pero deberá presentar pruebas de que en su época de dirigente estudiantil, en 1992, no robó gasolina ni cometió actos delictivos. El maestro se ha distinguido por una activa participación en organizaciones campesinas y de derechos humanos y es ahora cuando se inicia un expediente en su contra por hechos que presuntamente sucedieron hace cinco años.
Otro caso es el de Francisco Hernández Santiago, quien cumplió más de dos meses en la cárcel y ha declarado a sus abogados haber sido torturado con la exigencia de que informe los nombres de supuestos agitadores sociales.
A su vez, los maestros de Guerrero culpan a los cuerpos policiacos y militares de la desaparición del maestro y también dirigente de la organización campesina 500 Años de Resistencia Indígena, Gregorio Alvarado, cuyo paradero se ignora desde el 26 de septiembre de 1996 y que ya había advertido antes a distintos organismos de que era amenazado de muerte.
Contra la profesora Virginia Parada, secretaria general de preescolar de la sección 11 del Distrito Federal hay una orden de presentación por haber participado en el movimiento magisterial de protesta del año pasado.
De Oaxaca, la lista de maestros desaparecidos y encarcelados es mayor, lo que motivó que a mediados de abril la Comisión de Derechos Humanos de la sección 22 del SNTE presentara una queja ante la Organización de Estados Americanos. En ella expusieron que han sido objeto de persecución, sobre todo a partir de la aparición del Ejército Popular Revolucionario (EPR) y que tan sólo por el asalto que hizo a La Crucecita, Huatulco, se puso tras las rejas a nueve integrantes del magisterio oaxaqueño.
Agustín Luna Valencia, Elpidio Ramírez García, Fortino Enríquez, Laureano Ramírez García, Amadeo Valencia y Gerardo Ramírez son involucrado como eperristas y afrontan 12 acusaciones, entre ellas homicidio calificado, terrorismo, acopio de armas, sabotaje, robo, daño en propiedad ajena y asociación delictuosa.
Otros maestros presuntos implicados con el EPR son Valdomero Enríquez Santiago y Donaciano Valencia Juárez, cuyos expedientes incluyen los delitos de invitación a la rebelión y conspiración. Tienen la posibilidad de salir bajo fianza, pero cada uno debe pagar más de 93 mil pesos.
La detención más reciente es la de Eutimio Pacheco Pérez, quien fue aprehendido el pasado 29 de abril por el cargo de homicidio calificado y se encuentra preso en el penal de Etla, Oaxaca.
Además, en la memoria de los profesores aún está presente Víctor Pineda y Modesto Patolzin; el primero, desaparecido en 1978 en Juchitán y el segundo el 24 de febrero de 1988. Sus rostros aparecen enmarcados en cuadros rojos con leyendas que indican desde cuándo no se sabe nada de ellos y prácticamente son el escudo de muchas camisetas de los maestros que están en plantón frente a la Secretaría de Educación Pública.