Eduardo Montes
La desesperación panista

``Calumnia, que algo queda'', se ha convertido en el eje de la estrategia política del Partido Acción Nacional en la lucha por el gobierno del DF. Así lo indican, primero la demanda del presidente de ese partido, Felipe Calderón, de que los candidatos del PRI y del PRD informen a cuánto ascienden sus fortunas, pues ambos ``han vivido de la deshonestidad propia o heredada'', y en los ultimos días las acusaciones de Carlos Castillo Peraza en contra de Cuauhtémoc Cárdenas, de quien afirma que siendo gobernador de Michoacán vendió a su madre un terreno de dos hectáreas en Playa Eréndira por la cantidad de 27 mil pesos.

De esta manera, al igual que el PRI con las declaraciones provocadoras de su presidente Humberto Roque Villanueva, o los fotomontajes de La República, publicación oficial de ese partido, los dirigentes panistas abandonan el campo de la confrontación política e ideológica, de las propuestas programáticas y de solución de los problemas políticos, económicos, ecológicos y administrativos del DF; en su lugar hacen descender la campaña electoral a un terreno lodoso, de golpes bajos, mala leche, insinuaciones calumniosas ajenas al interés de los ciudadanos. Esperan así desprestigiar a Cuauhtémoc Cárdenas, reducir sus posibilidades el 6 de julio, aun cuando eso no redunde en beneficio de Acción Nacional.

En la conducta de la dirigencia panista es inocultable la ira y desesperación por sus desventuras de campaña en el DF. Sus cálculos fallaron, sobrevaloraron la personalidad y posibilidades de Carlos Castillo Peraza como candidato, se equivocaron. Durante varios meses, de mediados de 1996 a principios del 97, diversas encuestas señalaban al PAN como favorito en la capital del país, pero al ser electo Castillo Peraza como candidato del blanquiazul, el PAN perdió terreno en las preferencias ciudadanas; Cárdenas se situó en el primer lugar en las encuestas e incluso el PRD avanzó y empezó a remontar su mala imagen. La explicación inicial del presidente del PAN, Felipe Calderón Hinojosa, fue de que Cárdenas tenía diez años en campaña y confiaba en que su candidato pronto revertiría las tendencias negativas, pero también se equivocó.

Casi dos meses después de iniciada la campaña, Cuauhtémoc Cárdenas sigue a la cabeza en las encuestas, no ha tenido ningún tropiezo importante en su actividad ante los electores, a quienes cada día convence más; cosecha diez años de actividad enérgica en la oposición política, de resistencia al salinismo, de democratismo tenaz.

Por su parte Carlos Castillo Peraza, pese a sus indudables esfuerzos no ha conseguido detener su caída en los sondeos de opinión; en la reciente encuesta del diario Reforma está a 11 puntos de Cárdenas, y Del Mazo cuatro puntos abajo. Al candidato panista casi nada le sale bien. Sus intentos por presentar una falsa imagen ante los electores, de hombre populachero, campechano y cantador no convence, su arrogancia y lejanía de la gente del pueblo le brota de manera natural; se bronquea constantemente con los reporteros y su colaboracionismo con Salinas lo persigue por todas partes, sobre todo en sus encuentros con universitarios, quienes le demandan explicación de la conducta política del PAN en los años y meses últimos.

Sus desventuras en el DF han llevado a la dirigencia panista al borde de un ataque de nervios. Por eso decidieron usar cartas sucias en la lucha contra Cárdenas, a quien ven como el enemigo a vencer; con el PRI, ya lo han demostrado en el pasado reciente, tienen bases para el acuerdo. Guardaban esas acusaciones contra Cárdenas para el debate entre candidatos, pero su nerviosismo los traicionó y adelantaron su guerra sucia que, seguramente, no les va a servir para aumentar la popularidad de Peraza.

Lo más preocupante de todo esto es que se está envileciendo la confrontación política. Se desvía la atención de las cuestiones de fondo --políticas, económicas, sociales-- que están en juego en el proceso electoral. Mal harían el PRD y Cárdenas si caen en la provocación y se dejan llevar al terreno del PAN. Deben rechazar con energía las calumnias y aclarar lo que deba ser aclarado, y sin ingenuidades confiar en que los ciudadanos del DF tienen buen juicio y descubrirán los verdaderos motivos de las acusaciones de Castillo Peraza contra Cárdenas.