La Jornada 2 de mayo de 1997

Salvé de la quiebra al IMSS y al Infonavit, señala el mandatario

Antonio Vázquez y Elena Gallegos Ť El desarrollo nacional necesita de organizaciones de trabajadores que representen los intereses legítimos de la clase laboral, que sean respetadas por el gobierno y por los empresarios, que sean a la vez autónomas y participativas y que sean al mismo tiempo demandantes pero corresponsables, señaló el presidente Ernesto Zedillo Ponce de León, al encabezar el acto con el que el Congreso del Trabajo (CT) conmemoró el Día del Trabajo.

Insistió en que el México de hoy requiere de organizaciones, sí activas en sus causas particulares, pero unidas en lo fundamental; organizaciones que sí enarbolen sus causas particulares pero que nunca enarbolen esas banderas particulares por encima de nuestra bandera nacional.

El mensaje presidencial causó sorpresa entre los casi 10 mil trabajadores que llenaron el Auditorio Nacional. A diferencia de los oradores obreros que recurrieron a las mismas demandas de hace tres décadas y a los reconocimientos lisonjeros a la imagen presidencial , el jefe del Ejecutivo admitió que, a pesar de los logros alcanzados, ``ni podemos estar contentos ni deben llevarnos a la complacencia o al triunfalismo''.

Con voz fuerte, el mandatario destacó que no es éste el momento para bajar los brazos, sino de seguir adelante con más voluntad, con más decisión y con más fuerza. Eso, agregó, es lo que les sobra.

Acompañado por integrantes de su gabinete, de los 33 secretarios generales de organizaciones afiliadas al CT --los ocho restantes estaban en la marcha de los foristas-- y de dirigentes de federaciones estatales y sindicatos nacionales de industria, Ernesto Zedillo mencionó que gracias al apoyo de los trabajadores, se han hecho reformas que deben defenderse y preservar.

Entre ellas, dijo, están las realizadas al Seguro Social. ``Hubiera cometido una falta muy grave como Presidente de la República si me hubiera quedado con los brazos cruzados, esperando a que el IMSS quebrara. Eso, añadió, hubiera sido una cobardía, una irresponsabilidad, una traición a los trabajadores de México. Por eso es que emprendimos la reforma.

Por parte del sector obrero hablaron Salvador Avila Salceda, secretario de Educación de la Federación de Obreros y Campesinos del Distrito Federal; Leonardo Rodríguez Alcaine, como secretario general sustituto de la CTM, y Víctor Flores Morales, en su calidad de presidente del Congreso del Trabajo.

Las intervenciones obreras se limitaron a recordar la gesta heroica de los mártires de Chicago, Cananea y Río Blanco; a reconocer los avances que, desde su personal perspectiva, han logrado los trabajadores durante la presente administración, y a solicitar entre líneas, mejoras para sus representados en salarios, viviendas y conquistas laborales.

Hace un año, el CT pidió ``un respiro''. Ayer, ni eso.

A continuación, el texto íntegro del mensaje del presidente Ernesto Zedillo.

Compañeras y compañeros trabajadores:

Con enorme gusto, con enorme satisfacción saludo a mis hermanas y a mis hermanos, ¡los trabajadores de México! Los saludo en esta fecha decisiva para el movimiento obrero y para el progreso de México.

Es cierto, hoy recordamos a los mártires de Chicago, pero sobre todo recordamos a los mártires mexicanos: a los mártires de Cananea y de Río Blanco.

Hoy recordamos a quienes dieron su vida para iniciar la lucha organizada por las causas obreras de México. El ejemplo de nuestros mártires permanece vivo. En su lucha, en su gran lucha está el origen de las conquistas que con valor, con fuerza, con decisión han logrado ustedes, los trabajadores de México. Derechos fundamentales como la educación y la salud. Esa lucha se refleja en trabajadores que hoy son combativos, en trabajadores que saben alzar la voz para plantear sus demandas, ¿o no, compañeros?

Esa lucha también se refleja en el espacio de los trabajadores de México por las instituciones que hemos construido los mexicanos para honrar los principios y los propósitos de nuestra Constitución. Por eso hoy nuestras instituciones se transforman para, en verdad, servir al pueblo, ¡porque las instituciones son el pueblo y se deben al pueblo¡

Hoy venimos también a ratificar la alianza histórica entre los trabajadores de México y el Estado mexicano, porque no me cansaré de decirlo: los obreros y el Estado mexicano son aliados por las mismas causas. Esta alianza se sustenta en principios y también en la verdad.

Fue con esa verdad con la que les hablé a mis compañeros y compañeras trabajadores hace dos años, también el Primero de Mayo. Les dije la verdad: que México se encontraba en un momento muy difícil. Al hablarles con la verdad, y sólo con la verdad, les pedí mantener la unidad y hacer el esfuerzo más grande para enfrentar y superar la crisis en el menor tiempo posible.

Hoy expreso con orgullo que fueron ustedes, los trabajadores de México, los primeros en atender el llamado al patriotismo, a la unidad, al esfuerzo. Por eso hoy, hermanas, hermanos trabajadores, como Presidente de la República, como su humilde servidor, les rindo mi homenaje.

Ustedes fueron los primeros en comprometer su trabajo, su esfuerzo para enfrentar la crisis. Ustedes fueron los primeros en poner el interés de México por encima de cualquier otro interés.

A dos años debemos decir que todavía nos falta mucho, que no podemos estar contentos, pero también que ese esfuerzo que estamos haciendo por México, por ese México que queremos para nuestros hijos, vale la pena. Y vale la pena porque sabemos que necesitamos perseverar para llegar a donde queremos llegar. Es cierto, tenemos logros, pero éstos no deben llevarnos a la complacencia o al triunfalismo; no es momento de bajar los brazos, sino de seguir adelante con más voluntad, con más decisión, con más fuerza, y a los trabajadores de México, a ustedes, lo que les sobra es voluntad, fuerza, decisión y patriotismo.

Gracias a todo eso fue que pagamos por anticipado el crédito que nos otorgó el gobierno de Estados Unidos y eso, déjenme decirlo con toda claridad, no es mérito del gobierno, eso es un logro de un pueblo digno, íntegro, capaz y responsable, y ese pueblo, compañeras y compañeros, son ustedes.

Es cierto, los índices económicos comenzaron a mejorar en 1996, pero eso no es suficiente, no es suficiente. Todos sabemos que los graves rezagos que hemos acumulado durante muchos años, que la pobreza que sufre nuestro pueblo, que la injusticia que todavía nos flagela no las vamos a corregir de un día para otro, que tenemos en la economía que seguir esforzándonos. Necesitamos una economía que crezca, no que se achique; una economía que nos genere los empleos que con toda, con absoluta razón están demandando los trabajadores y las trabajadoras mexicanos; una economía que genere, que nos dé pie, que nos dé base para esos salarios, que sabemos que hoy no alcanzan. Queremos mejores salarios para los trabajadores mexicanos y para eso necesitamos que crezca nuestra economía. Y también gracias a esa fuerza, a esa voluntad de los trabajadores mexicanos es que hemos podido defender las instituciones que son conquista histórica del pueblo de México.

Con el apoyo de ustedes los trabajadores hemos hecho las reformas para defender, para mantener, para preservar al Instituto Mexicano del Seguro Social. Hubiera cometido una falta muy grave como Presidente de la República si me hubiera quedado con los brazos cruzados, esperando a que el Instituto Mexicano del Seguro Social quebrara, eso no, eso hubiera sido una cobardía, una irresponsabilidad, una traición a los trabajadores de México y por eso, por eso es que emprendimos esa reforma, y por eso tenemos ahora una institución que no solamente ya no está en riesgo, sino que a partir de ahora podrá servir más y mejor a los trabajadores de México.

Y por eso también hemos defendido al Instituto de la Vivienda de los Trabajadores, al Infonavit, para que no quiebre y para que cumpla mejor su obligación, porque no estamos satisfechos, queremos que dé más oportunidades de vivienda para los trabajadores mexicanos, y por eso lo estamos reformando para que el Instituto le cumpla a ustedes; mi palabra está empeñada y durante mi gobierno habrá más vivienda para los trabajadores mexicanos.

Pero como dije antes, no podemos detenernos, debemos seguir adelante, nos falta mucho por hacer, pero estoy seguro que podemos lograrlo.

Con unidad y perseverancia continuaremos el esfuerzo para lograr una economía sana y vigorosa, una economía que nos dé los empleos y los salarios que demandan y requieren los trabajadores mexicanos.

Con unidad y perseverancia multiplicaremos las oportunidades para apoyar a quienes más lo necesitan.

Con unidad y con perseverancia generaremos los recursos para construir las viviendas, las clínicas, las escuelas que merecen nuestras familias.

Con unidad y perseverancia seguiremos trabajando para responderle al pueblo en algo que lo está golpeando mucho y que es la seguridad. Necesitamos darle seguridad al pueblo y no escatimaremos esfuerzos hasta que esté el pueblo seguro en sus personas y su patrimonio.

Con unidad y perseverancia seguiremos construyendo el país de leyes, el país sin corrupción, el país sin impunidad que queremos y merecemos los mexicanos.

Les pido que tengamos confianza los mexicanos en nosotros mismos. Hemos logrado lo más difícil, lo hicimos a pesar del escepticismo de muchos; ahora, el esfuerzo que siempre habremos de mantener no será para superar la crisis, sino para luchar por un mejor futuro, un mejor futuro cuya realización no es fácil, pero es posible, un futuro sustentado en nuestra historia, en las luchas del pueblo mexicano, un mejor futuro que sólo puede ser construido con la participación de los trabajadores.

Se equivocan quienes piensan que el progreso está reñido con la fuerza de organización de los trabajadores, por el contrario, el desarrollo nacional necesita de esa fuerza organizada de los trabajadores mexicanos. El desarrollo nacional necesita organizaciones de trabajadores que representan los intereses legítimos de la clase trabajadora; organizaciones de trabajadores que siempre defienden responsablemente los derechos y las aspiraciones de sus agremiados. El desarrollo nacional requiere de organizaciones de trabajadores que sean respetadas por el gobierno y por los empresarios; organizaciones que sean al mismo tiempo autónomas y participativas; organizaciones que sean al mismo tiempo demandantes y corresponsables; organizaciones, sí activas en sus causas particulares, pero unidas en lo fundamental; organizaciones que sí enarbolen sus causas particulares, pero que nunca enarbolen esas banderas particulares por encima de nuestra bandera nacional.

Por eso, hoy reitero que en la defensa de su libertad y de las causas de los trabajadores, sus organizaciones tienen en mí, y seguirán teniendo en mí, como Presidente de la República, a su más fuerte aliado; y sé también que las transformaciones que me ha tocado encabezar, y que seguiré impulsando como Presidente de la República, en esa tarea seguiré teniendo, como aliados principales a los trabajadores de México.

Cuento con ustedes para avanzar en la transformación de México. Transformación para lograr la justicia social, justicia social para nuestros niños y nuestros jóvenes; justicia social para la mujer mexicana; justicia social para nuestras maestras y nuestros maestros; justicia social para los obreros y los empleados; justicia social para los trabajadores del campo y la ciudad.

Queremos darle a nuestros hijos un México con más fortaleza interna, pero también con más fortaleza externa; un México que sea siempre respetado por todas las naciones; un México más justo y generoso con quienes menos tienen; un México de hombres y mujeres libres y patriotas, que se sepan parte de una nación con gran historia, pero también con gran futuro. En ese futuro de todos seguirá viva la memoria de las hazañas de los trabajadores de México; sé que seguirá viva la unidad del movimiento obrero, y entonces, en ese futuro, entonces igual que ahora diremos:

¡Que vivan los trabajadores de México!

¡Que viva México!