La Jornada 2 de mayo de 1997

Nueva central obrera, anuncian los foristas en el Zócalo

Roberto Garduño E. Ť Las multitudes de trabajadores que confluyeron ayer en la Plaza de la Constitución animaron a los dirigentes del foro Sindicalismo ante la Nación a adelantar lo que se prevé como un hecho: la conformación, en junio, de una nueva central obrera que acabe con el corporativismo y el clientelismo político.

El ejercicio obrero fructificó: miles de trabajadores afiliados a organizaciones independientes y disidentes del Congreso del Trabajo marcharon en orden para demostrase a sí mismas y a sus detractores que el movimiento obrero nacional busca nuevas vertientes de lucha.

Lo que a simple vista parecía un desacuerdo, con la presencia de dos manifestaciones distintas en el Zócalo, fue, sin ironía, un acuerdo. La intersindical y los foristas, pese a sus diferencias en las formas, respetaron el convenio de fondo: marchar el primero de mayo, llenar la Plaza de la Constitución sin incidentes y, sobre todo, gritar su inconformidad contra los resultados de la política económica.

A la hora en que comenzó el andar de las trabajadoras y los trabajadores, muchos acompañados de hijos pequeños, también se puso en marcha la bomba de agua que los técnicos del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA) utilizaron para lavar la fachada de Palacio Nacional. Día de asueto, propicio para ``proteger'' las paredes del edificio colonial, que esta vez respetaron los miles de mexicanos que pisaron el Zócalo.

Lejanos se veían aquellos días en que los trabajadores desfilaban uniformados por las calles del Centro Histórico de la ciudad de México gritando consignas a favor de la CTM, de la CROC o de la CNC. Ayer el panorama fue otro: escasearon los policías uniformados, los de la montada y los granaderos. Pero no faltó la vigilancia silenciosa: la más perceptible fue la de los agentes de Gobernación y judiciales infiltrados entre la multitud.

El contingente de los foristas --más de 250 mil trabajadores, según los dirigentes, y alrededor de 60 mil, de acuerdo con los cálculos de los reporteros-- marchó desde el Monumento a la Revolución hasta la Plaza de la Constitución y atravesó las avenidas de la República, Reforma, Tacuba y 5 de Mayo.

El Frente Auténtico del Trabajo, el STUNAM, el sindicato de Telefonistas, el de Electricistas, el SUTIN, el sindicato de Trabajadores del Instituto Mexicano del Petróleo, del Seguro Social y los afiliados a la COR caminaron a paso lento: el recorrido de tres kilómetros duró tres horas y 20 minutos.

Estas organizaciones, disidentes del Congreso del Trabajo, reprobaron a gritos los resultados de la política económica y a los responsables de ésta: ``¡No a las Afores! ¡Acudamos a la cuenta concentradora del Banco de México! ¡Muera el pacto con Clinton! ¡Pinches diputados que negocian con el hambre del pueblo! ¡Nosotros desfilando, Fidel agonizando!''

Frente a la Catedral Metropolitana, los foristas descargaron su coraje. Ahí terminaba la cita, e insistieron: ``Nosotros somos la verdad del movimiento obrero, no ese pinche Congreso del Trabajo, que pronto morirá''. El pacto con los de la intersindical fue que los del Foro Sindicalismo ante la Nación se disolverían ahí.

Fue evidente que cada día gana adeptos la convocatoria para crear una nueva central que aglutine a los trabajadores que desde hace tiempo no comulgan con el sindicalismo tradicional.

La renovación sindical, en marcha

Alejandra Barrales, dirigente de la Fesebes, explicó la razón de que hubiera varias manifestaciones: ``Lo que se percibe como un desacuerdo fue un acuerdo. La fecha para la marcha, que estaba tan próxima, no ayudó para que organizaciones que históricamente han tenido diferencias en cuestión de tres o cuatro días decidieran disciplinarse una a la otra. El gran paso es que foristas y coordinadora nos atrevimos a marchar juntos y hablamos de constituir una asamblea nacional en donde se trate la formación de la nueva central obrera''.

Por su parte, Antonio Rosado, secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social, afirmó que no hay desunión. ``Es difícil terminar con corrientes que en su momento eran antagónicas y que apenas se están encontrando. Tendremos que organizarnos en una forma más real; no por apresurar las cosas vayamos a cometer el error que tuvimos en el Congreso del Trabajo, que es un organismo que carece de un proyecto definido''.

Sobre el templete, Francisco Hernández Juárez, líder de los Telefonistas y quien hace 25 años enarboló la bandera de la no reelección para llegar a la secretaría general de su sindicato, arguyó que hay diferencias con la coordinadora intersindical: ``El propósito de la lucha que nos anima es básicamente de carácter sindical. En el ámbito de ellos (la intersindical) hay movimientos populares, partidistas. Nosotros no queremos entrar en un terreno donde se politice la lucha porque estamos saliendo de eso; rechazamos el corporativismo, el clientelismo, la obligatoriedad de la participación en los partidos, los votos cautivos. Eso es lo que nos anima a impulsar esta lucha sindical y ellos tendrán que definirlo''.