Ninguna ejecución: Fujimori; AI: si la hubo, se denunciará a Naciones Unidas
Reuter, Ansa, Ap, Dpa, Afp y Efe, Lima, 25 de abril Ť El Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA) amenazó con lanzar una serie de ataques en todo el país como represalia por la muerte de sus 14 combatientes, abatidos por las fuerzas militares durante el asalto a la residencia japonesa para poner fin a la crisis de los rehenes.
Por su parte, el presidente Alberto Fujimori negó que sus tropas hayan ejecutado a algunos de los emerretistas durante la acción militar del martes último. No obstante, dijo que la única manera de pacificar al país es ``erradicar'' por completo a los grupos armados emerretistas y senderistas.
La amenaza del grupo armado fue lanzada a través de Internet, tras denunciar que varios de los rebeldes en la residencia del embajador japonés ``fueron asesinados después de que la casa había sido tomada'', e insistió en que ``es muy probable que que también hayan sido torturados. Sus cadáveres aún no han sido mostrados al público''.
Señaló que el pueblo peruano no había podido protestar por la acción castrense debido a la ``fuerte militarización'' del país, ``pero en los próximos días se llevarán a cabo acciones en todo Perú. El MRTA está preparado para esto'', apuntó a través de la red Norma Velazco, esposa del vocero del grupo, Isaac Velazco.
El mensaje dice que Fujimori puede celebrar su victoria, pero los problemas de los peruanos no han sido resueltos con esta acción. En todo caso, el final de la crisis mostró que el gobernante depende ``exclusivamente de los militares'', aunque sostuvo que esa acción no fue sorpresiva pues desde el principio el propio Fujimori estuvo presionando para una solución militar.
Documento secreto de la inteligencia
En Buenos Aires, el diario Clarín también refirió que el MRTA prepara represalia por la muerte de sus camaradas, al citar un documento secreto del gobierno peruano. Según esto, habría ya presencia en Lima de integrantes del llamado Frente Guerrillero de la Selva Central, de la OT-TA.
OT-TA es la clave que la inteligencia peruana utiliza para el MRTA, y añade que se trataría de cuatro comandos listos para perpetrar atentados contra miembros del gobierno e inclusive la toma de otra embajada. Por ello, la totalidad de las fuerzas de seguridad peruanas estarían en alerta rojo.
Los informes indican que las columnas rebeldes estarían en Lima desde principios de marzo y pertenecerían al mismo comando aniquilado de Néstor Cerpa Cartolini. Ahora sus líderes, se menciona, son Hugo Avellaneda Valdez y Rodolfo Klein Samanez. De este último, se afirma que participó en la guerrilla salvadoreña.
Desde la prisión de La Paz, Bolivia, la guerrillera emerretista Aída Elizabeth Ochoa Mamani aseveró que Fujimori ``debe pagar una deuda de sangre al MRTA''. Expresó también su convencimiento de que la Comisión de Garantes, que medió en las negociaciones, ``era cómplice de Fujimori'' porque permitió el ingreso de equipos de comunicación moderno que ayudaron a cumplir el objetivo militar-policial.
Tras señalar que el presidente boliviano fue informado de que se llevaría a cabo el operativo durante el último viaje de Fujimori a La Paz, expuso que sus compañeros no tenían como objetivo matar a los rehenes y que sólo se les usó como instrumento de negociación para lograr que el gobierno liberara a varios guerrilleros presos.
Las autoridades bolivianas adoptaron en las últimas horas medidas de seguridad de ministros, empresarios y de diplomáticos peruanos y japoneses, y también en las zonas fronterizas. Incluso, se informó que el juez que atiende el proceso de los cuatro emerretistas presos en La Paz fue ya amenazado de muerte por desconocidos.
En Ginebra, las autoridades suizas negaron permiso al vocero emerretista en Europa, Isaac Velazco, para hablar en las celebraciones del primero de mayo, pues se le había invitado a participar en Zurich. Se informó que la negativa se debe a que Velazco profirió amenazas de represalia por la recaptura de la residencia japonesa.
Desmentido de Fujimori
Alberto Fujimori dijo no saber de dónde surgieron las versiones de que los rebeldes fueron ejecutados por las tropas de élite y afirmó que eso ``es absolutamente falso''. Mencionó que cinco murieron en la planta baja a causa de las primeras explosiones, otros cinco en las escaleras y los restantes cuatro cayeron combatiendo.
Apuntó que la única orden fue liberar a los 72 rehenes y que la operación fue sumamente riesgosa. En otras declaraciones a la CNN, afirmó que todos los rebeldes murieron en combate y que el objetivo era controlar la situación en seis minutos y se demoró 16, por lo que eso muestra ``lo duro que ha sido el combate''.
El presidente minimizó las víctimas en la operación al manifestar que sólo murió un rehén, y en un hospital. Comparó que en cambio en Colombia, en 1985 durante la captura del Palacio de Justicia por el M-19 y tras su recaptura por el ejército, hubo más de cien muertos.
Sin embargo, se abstuvo de contestar una pregunta de si su gobierno aceptaría una investigación, y señaló que no hubo esos problemas porque se diseñó una buena estrategia. En forma jocosa, negó que haya habi- do asesoría estadunidense, británica, israelí o japonesa, y dijo que más bien, en el futuro, Perú podría asesorar a otros países.
El mandatario, quien este día entregó al canciller japonés, Yukihiko Ikeda, la destruida mansión del embajador de Tokio, se explayó luego en nuevos detalles sobre el asalto a la residencia japonesa por sus fuerzas y dijo sentirse orgulloso de que se haya realizado por peruanos y con ``tecnología criolla''. Citó un telescopio fabricado para este caso por la marina peruana.
Si bien dijo que no podía revelar los detalles de los artefactos electrónicos usados para vigilar a los rebeldes emerretistas, citó que se utilizaron cuatro periscopios que eran ultralivianos. Con esto, dijo, se podía ver hasta lo que sucedía en el piso inferior de la residencia.
Explicó que se cavaron casi dos kilómetros de cinco túneles, que fue la base del ataque, en el que participaron 60 hombres que durante tres meses trabajaron 24 horas al día, y de forma sigilosa sacaron del área 200 camiones llenos de escombros. Los túneles tenían dos metros de ancho por 1.80 de alto, y en la mayor profundidad de siete metros se usaron técnicas de escalación.
Los noticieros de televisión mostraron esta noche imágenes televisadas de Fujimori mientras recorría los túneles, que tenían ventilación e iluminación, e incluso una especie de alfombra. Fujimori se veía recibiendo informes, y se dijo que las fuerzas de élite estuvieron nueve horas dentro de los túneles antes de lanzar el ataque.
Otros reportes de la prensa limeña señalaron que las excavaciones fueron llevadas a cabo por 25 mineros de Centromin-Perú, seleccionados por los servicios de inteligencia por su capacidad profesional y laboral, y empezaron los trabajos a fines de enero. Al cabo de un mes hubo protestas de sus esposas porque no tenían conocimiento de las obras, y entonces se les permitió reunirse con sus cónyuges y se les devolvió más tarde a Lima. Trascendió que dos de los mineros habrían muerto en un derrumbe de las obras.
A los desmentidos de Fujimori de que hubo ejecuciones, se sumó otro del ex rehén y capitán de policía Luis Giampetri, de quien se dice que fue el contacto interno para avisar a los demás del operativo 10 minutos antes de su realización. Giampetri se preguntó si puede haber algún respeto en un combate, al asegurar que los rebeldes murieron combatiendo.
El ministro de Agricultura, Rodolfo Muñante, desmintió declaraciones suyas vertidas anteriormente de que uno de los rebeldes se había rendido y luego fue ejecutado. El funcionario dijo que un rebelde se abstuvo de matar a unos 20 rehenes, a pesar de que pudo hacerlo.
En tanto que el canciller Francisco Tudela expresó su público reconocimiento a Fujimori y a las fuerzas armadas por la operación de rescate, la policía detectó en Aya- cucho pintas con amenazas contra el arzobispo Juan Luis Cipriani, quien fue uno de los garantes. Las pintas lo tachan de ``traidor'', ``asesino'' y de estar ligado a los servicios de inteligencia.
Entierros clandestinos
Los restos del líder del comando rebelde, Néstor Cerpa Cartolini, y de otros 12 de sus camaradas caídos en el asalto militar de la residencia del embajador japonés, fueron enterrados la víspera sin señales de identificación y en forma clandestina. De hecho sólo Roly Rojas, el segundo del comando, fue sepultado acompañado de familiares y amigos en un humilde panteón de San Juan Lurigancho.
Mientras los otros 12 emerretistas fueron enterrados en distintos panteones con la inscripción de N.N (desconocidos), en el caso de Cerpa Cartolini los informes eran contradictorios y las autoridades afirmaron que éste fue sepultado a las 18 horas del jueves, con la presencia únicamente de su tía Rosa Cartolini, pues el resto eran militares y policías que cuidaban que no se supiera el sitio donde era enterrado.
En Nantes, Francia, la madre de Cerpa Cartolini, de nombre Felicitas Cartolini, declaró que el cuerpo de su hijo no le fue entregado a la familia, a pesar de que se presentaron en la morgue del hospital militar donde estaba. Finalmente, se supo que fue sepultado en un pequeño cementerio de Villa María y no en Chorrillos, donde inicialmente informó la familia.
Pero la madre dijo que pedirá apoyo para saber si realmente se trata de su hijo. A su vez, el alcalde de Villa María, Rafael Chacón, confirmó el sitio donde fue sepultado el líder rebelde, pero se insistió en que nadie de su familia estuvo presente.
La tía Rosa Cartolini y otros familiares esperaron infructuosamente una hora en Chorrillos, donde los fiscales militares habían dicho que sería llevado. Otros reportes señalan que un militar dijo con sarcasmo, al bajar el ataúd: ``Ven, que este ataúd está pesado por el plomo que carga''.
El sitio del entierro está en un cerro polvoriento de un barrio obrero. Periodistas que pudieron identificar el lugar comprobaron también contradicciones en el certificado de defunción. Según esto, Cerpa murió a las 15:30 horas del martes 22 de abril, desangrado en un hospital militar.
Se lee que se le practicó una autopsia para saber las causas de su muerte y el parte asienta como su domicilio el exclusivo distrito limeño de San Isidro, donde está la residencia japonesa. El líder rebelde vivió en la clandestinidad en los últimos 10 años.
Efe, Afp, Ap, Dpa, Pl, Ansa y Reuter, Valencia, 25 de abril Ť Amnistía Internacional (AI) anunció hoy que presentará una denuncia ante la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas (ONU) si se comprueba que los guerrilleros peruanos fueron asesinados a sangre fría por las fuerzas de élite, que el martes rescataron a 71 rehenes en Lima.
Si las investigaciones demuestran que los miembros del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA) fueron fusilados por las tropas de asalto, el gobierno de Alberto Fujimori habrá incumplido la Cuarta Convención de Ginebra y sería un atentado contra los derechos humanos, indicó el presidente de la Sección España de AI, Andrs Krakenberger.
El funcionario condenó el sorpresivo asalto a la residencia japonesa ocurrido el martes último, donde murieron 14 rebeldes, un rehén y dos militares, y estimó que hay bastantes elementos para creer que se han incumplido claramente las normas y el tratamiento de los prisioneros por parte del ejército.
Criticó también la actitud de Fujimori de dirigir la operación militar e inspeccionar personalmente la residencia recapturada. Indicó que para AI no merece ningún comentario la actitud de Fujimori cuando contempla el cadáver de Néstor Cerpa Cartolini, el líder del comando emerretista que cayó acribillado en la operación de rescate.
Por lo demás, dijo el representante español del organismo humanitario, la operación se efectuó interrumpiendo los intentos que estaban en marcha para llegar a una solución pacífica de la crisis de los rehenes, y en momentos en que en Perú se estaba produciendo una oleada de denuncias de violaciones a los derechos humanos.
Krakenberger lamentó todas las muertes ocurridas en la acción, que calificó de ``innecesarias''. Si bien el representante español no informó sobre algún tipo de investigación por el organismo, previamente la sede de AI en Londres había dicho que pugnaría por la realización de una investigación para esclarecer las muertes.
En Ginebra, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) se declaró ``preocupado'' por las informaciones de prensa según las cuales varios de los guerrilleros desarmados fueron materialmente ejecutados por las fuerzas combinadas de élite. ``El CIRC sigue con gran atención estas declaraciones y está preocupado'', dijo el portavoz Rubén Ortega.
La Cruz Roja, que sirvió de intermediaria en relación con los asuntos humanitarios, dijo que espera tener más datos para juzgar si el ejército peruano violó o no las convenciones de Ginebra durante su asalto a la residencia del embajador japonés, que estuvo 126 días en manos de un comando rebelde con 72 rehenes en su poder.
Testimonios de varios ex rehenes y de algunas fuentes militares peruanas, citadas por medios de prensa en Lima, Tokio y Buenos Aires, aseguran que no todos los emerretistas murieron en las explosiones del ataque a la residencia, sino que varios de ellos fueron ametrallados, aun las mujeres del comando que se habían rendido.
Ortega explicó que el derecho humanitario internacional condena las tomas de rehenes y no se pronuncia sobre el recurso de la fuerza para ponerle fin. Pero, subrayó, en caso de recurrirse a la fuerza, esa legislación pide a las partes que se respete a ``los civiles y a las personas fuera de combate''.
Aunque en declaraciones anteriores Ortega había negado que hubo violaciones porque al CICR no se le informó del ataque, lo cierto es que la semana pasada las relaciones entre ese organismo y Perú entraron en crisis. La razón fue que el régimen de Fujimori expulsó a uno de sus delegados porque se ``extralimitaba'' en sus funciones.
Cautela de Estados Unidos
El gobierno estadunidense se mostró cauteloso ante las denuncias de ejecuciones de los emerretistas. El vocero del Departamento de Estado, Nicholas Burns, se concretó a señalar que ``si este asunto necesita ser investigado, eso corresponde al gobierno peruano''. Más aún, sostuvo no disponer de información sobre el desempeño de las tropas peruanas en el operativo.
Sin embargo, las condiciones en que algunos de los cuerpos de los guerrilleros fueron inhumados, casi clandestinamente por disposición y bajo control del gobierno peruano, parecían dar crédito a tales versiones. Sobre todo, las fuerzas armadas peruanas se cuidaron de que Cerpa Cartolini fuera sepultado en privado por su familia.
Al término de una reunión en Washington, el presidente estadunidense, Bill Clinton, y el primer ministro japonés, Ryutaro Hashimoto, reafirmaron ``su determinación de condenar y luchar contra el terrorismo, conjuntamente con el resto de la comunidad internacional''.
La Comisión para la Defensa de los Derechos Humanos en Centroamérica calificó de ``repudiable'' el desenlace en que 17 personas murieron. Acotó que no compartía la euforia de algunas entidades que minimizan el uso de la violencia oficial y el resultado de la misma, y que esto se hubiera evitado de persistir en las pláticas hasta sus últimas consecuencias.
El escritor y ex diplomático chileno Jorge Edwards afirmó que Alberto Fujimori mostró ``tendencias fascistoides'' al celebrar la derrota del comando guerrillero. Dijo que algunos celebran el asalto en Lima como celebraron con champaña el golpe militar de Augusto Pinochet. Pero, dijo que los gritos de Fujimori y sus tropas no presagian nada bueno para América Latina.
``Si la alternativa es responder a violencia con violencia, sin analizar las causas, entonces estamos rindiendo culto a una Tercera Guerra Mundial silenciosa, olvidándonos del drama de la pobreza y la injusticia social en nuestra región'', declaró a su vez Rosemberg Pabón, ex líder guerrillero colombiano del M-19.
La prensa en Vietnam también calificó de ``lamentable'' y ``brutal'' el sangriento asalto militar que puso fin a la crisis de los rehenes en Perú, mientras que la revista británica The Economist consideró que detrás de la exitosa operación militar persisten grandes problemas sociales irresueltos en la nación sudamericana.
Mientras en Uruguay, Paraguay y Chile hubo nuevas protestas contra los sucesos del martes en Lima, el partido salvadoreño Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional expresó su preocupación por el ``trato inhumano'' que reciben los presos políticos en Perú, y que los ``aires triunfalistas'' de Fujimori no vayan a desencadenar un mayor atropello contra ellos.
En tanto que los países de la Conferencia Iberoamericana expresaban su solidaridad con el gobierno peruano y rechazaban el terrorismo, el presidente boliviano Gonzalo Sánchez de Lozada recibió al liberado embajador Jorge Gumucio. A su vez, Gumucio afirmó que la vida truncada de un emerretista implicaba la supervivencia de los cautivos.