Entre los diversos actos celebrados en la semana con motivo del Día de la Tierra, uno de los que pasaron casi inadvertidos fue organizado por la Asociación de Amigos de los Parques México y España y vecinos de la colonia Condesa. El acto tuvo el propósito de dar a conocer la iniciativa de un Programa de Restauración Ambiental, sin duda un valioso esfuerzo de algunos vecinos por recuperar y preservar el medio ambiente de una de las colonias mejor diseñadas del siglo XX.
El esfuerzo inicial es digno de apoyarse, no sólo por tratarse de una iniciativa vecinal y colectiva, sino porque, de tener éxito, podría ser un buen ejemplo para otras colonias de la ciudad y del país.
La colonia Condesa tiene su historia. Cronistas como Manuel Romero de Terreros y Manuel Payno, nos remontan al siglo XVIII con la antigua hacienda de la Condesa, al parecer, construida en la actual glorieta de la Cibeles; ahí vivieron sus propietarios, la condesa Magdalena Dávalos, esposa del conde de Miravalle. De la antigua hacienda desapareció hasta el nombre de la plaza llamada Miravalle hasta l980, cuando los tiempos modernos inauguraron la fuente actual. Don Edgar Tavares, historiador de las colonias Roma y Condesa, nos refiere también en el periódico l900, el origen de ambas a principio del siglo, cuando el l1 de diciembre de l902 se venden para su fraccionamiento.
Después de la revolución, efectivamente, el proyecto de la colonia Condesa fue presentado como un modelo urbanístico de la ciudad. En pleno auge inicial del automóvil, por los años 20, el arquitecto José Luis Cuevas logra plasmar su idea de ciudad-jardín. Construye una colonia cuyo corazón son los parques y donde el 40 por ciento de sus áreas no habitacionales son verdes. Es decir, una colonia planificada con el predominio de la naturaleza.
Cuna de la arquitectura Art Decó, en los últimos años la colonia ha sufrido, como otras en la ciudad, los embates de la modernidad destructora. Decenas de edificios de la época han sido demolidos y las áreas verdes, el mejor de sus patrimonios, se han deteriorado en forma preocupante. Esto explica porqué una parte de la organización de los vecinos se iniciara precisamente en torno a los parques México y España.
La propuesta inicial sobre el Programa tiene como objetivos incentivar una cultura de conservación de la naturaleza y de participación ciudadana, alrededor de los servicios públicos, los residuos sólidos y los recursos naturales de los parques. Destacan, entre todas, cuatro propuestas: mejorar la recolección de la basura en la colonia, creando centros locales de acopio; erradicar los excrementos orgánicos de 3 mil perros en las zonas jardinadas --convertidas paradójicamente en verdaderos focos contra la salud pública--, mediante la construcción de compostas y biodigestores; convertir las azoteas en jardines, y por último, construir sistemas de recolección de agua de lluvia.
Nos permitimos agregar otras de un servidor, como un vecino más. Son referentes a la restauración del carácter barrial de la colonia, limitando el dominio del automóvil para devolverle al peatón y al ciudadano su primacía sobre la ciudad. Podríamos experimentar con la construcción de ciclopistas en algunas calles, o bien el cierre los domingos de algunas otras para volverlas peatonales, deportivas y recreativas. Los niños, los jóvenes y los ciudadanos de la tercera edad necesitan ahí, cada vez más, espacios públicos. Muchas otras propuestas podrían sumarse, pero ahora falta lo importante. La iniciativa deberá convertirse en una propuesta más amplia y plural; enriquecida con las ideas de muchos más vecinos, conocida y discutida por otras organizaciones sociales de la colonia, de tal manera que se convierta en un programa viable.
El esfuerzo colectivo vale la pena. Pero sólo será posible si se suman los aportes de todos, con tolerancia y respeto, organizando las coincidencias y no las diferencias, sin exclusiones y sin protagonismos innecesarios. Hay avances en el aprendizaje de la participación vecinal; la presencia de algunos restaurantes de la Condesa , antes motivo de división, y el apoyo logístico de la delegación Cuauhtémoc en el acto, muestran que es posible encontrar caminos de convivencia entre vecinos, usuarios y autoridades. Se trata de un programa vecinal para mejorar la colonia y la vida de sus habitantes; y aunque no es motivo de las luchas partidarias, sería conveniente saber qué opinan sobre la iniciativa los candidatos al gobierno de la ciudad.
Restaurar la Condesa es una forma de restaurar a la ciudad. Es una forma de afianzar nuestra esperanza de que la ciudad sí puede mejorarse, en beneficio de todos sus habitantes; ahí radica la importancia de la propuesta vecinal. Ojalá la unión, la fe y las tolerancias vecinales permitan convertir la utopía en realidad.