La Jornada 9 de abril de 1997

Renunció el titular de Reclusorios; se fugaron 33 reos durante su gestión

José Raúl Gutiérrez Serrano renunció ayer --con carácter de irrevocable-- a su cargo de director general de Reclusorios y Centros de Readaptación Social, horas después de que el ombudsman capitalino denunciara públicamente en la Asamblea de Representantes que en los reclusorios (todos) existe un elefante de corrupción, privilegios para unos cuantos y carencias de la gran mayoría.

No obstante, apenas el jueves pasado el mismo Gutiérrez Serrano dijo en su comparecencia en la ARDF que no tenía tiempo de pensar en su renuncia, pues tenía mucho trabajo en la Dirección General de Reclusorios.

Permaneció en el cargo casi 18 meses, y en ese lapso ocurrieron nueve fugas de reclusos y huyó un total de 33 detenidos. Asimismo, en su gestión no se cumplieron a cabalidad las recomendaciones de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF).

Como ejemplo de ello, ayer en este diario se publicaron las fotos que la CDHDF hizo públicas de ``privilegios inaceptables de unos cuantos, y condiciones miserables de la gran mayoría''.

El DDF informó a través de un comunicado de prensa que el regente Oscar Espinosa Villarreal aceptó la renuncia. Se van ya tres titulares de la Dirección General de Reclusorios: María de Los Angeles Navarro, Víctor Manuel Avila Ceniceros y ahora Gutiérrez Serrano. No obstante las denuncias de corrupción , en su renuncia Gutiérrez Serrano destaca que deja sentadas las bases para una reforma integral del sistema penitenciario capitalino, mismos que obran en los archivos de la ARDF, instancia a la que fueron oficilamente presentadas durante las comparecencias que tuvo desde que fue designado en el cargo, en septiembre de 1995.

Agrega que durante su gestión se aplicó la ley sin distinción. Se consignaron ante los ministerios Público Federal y Común a tantos servidores públicos como fue necesario por haber incurrido en actos ilícitos, y otros están sujetos a investigación por la Contraloría.

Señala Gutiérrez que en su gestión se instaló el servicio telefónico Reclustel para el uso de visitantes o familiares, para atender quejas y denuncias; se puso nuevamente en funcionamiento el Centro Médico de Reclusorios, y se destinó un lugar exclusivo para los inimputables.


Alonso Urrutia Ť Tras la renuncia del director de Reclusorios, Raúl Gutiérrez Serrano, el pleno de la Asamblea de Representantes del Distrito Federal podría aprobar hoy un punto de acuerdo que aliente la regeneración de la vida de los penales, según lo consensaban ayer las diversas fracciones partidistas.

``No basta con la renuncia del director para enfrentar los graves problemas de los penales de la capital'', señaló el presidente de la Comisión de Procuración y Administración de Justicia de la ARDF, Víctor Orduña; se requiere promover reformas al sistema penitenciario de la capital, precisó.

El panista planteó la posibilidad de que Miguel Sarre --responsable del área de Reclusorios de la Comisión Nacional de Derechos Humanos-- podría ser una opción para sustituir al renunciante, porque sería inadmisible que personal de la propia dirección asumiera el cargo.

Para el presidente de la Comisión de Seguridad Pública, Pedro Peñaloza, la renuncia de Gutiérrez Serrano era un elemento central para poder iniciar la transformación de los reclusorios, tanto por la ineptitud del funcionario como por las probadas prácticas de corrupción que se solaparon al interior de los penales.

Algunas denuncias llegadas al órgano legislativo de la capital demandan su intervención para evitar un motín en el Reclusorio Oriente, en virtud de los excesos de las autoridades del penal, quienes recientemente ``vendieron a 60 internos unas zonas del dormitorio 2 a razón de 3 mil pesos cada una, haciendo un total de 180 mil pesos''.

Asimismo, otras denuncias presentadas señalan a los responsables de la venta de alcohol, cobros ilegales por permitir la visita conyugal y la venta de espacios de privilegio, alentando la corrupción.

A su vez, otra queja presentada a la ARDF con copia a la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal señala que el pasado 28 de marzo dos custodios del Reclusorio Norte violaron a la interna Greta Vázquez López, procesada en el juzgado 35 de lo penal por robo con violencia.

La queja presentada por Patricia Velázquez López revela que su hermana ha recibido amenazas de los custodios si los denuncia públicamente. Miembros de la ARDF señalaron que de las indagaciones que han realizado se desprende la intención de la autoridad para ocultar este delito.

Tanto Orduña como Peñaloza coincidieron por separado que la situación de Gutiérrez Serrano era ya insostenible, tanto por las recomendaciones de la Comisión de Derechos Humanos del DF, las denuncias de The Washington Post, las fotografías que revelan privilegios y las fugas.

En este sentido, el punto de acuerdo que podría aprobarse hoy considera que los reclusorios enfrentan un problema estructural que requiere de medidas administrativas firmes que permitan corregir el sistema penitenciario.

Asimismo, el cumplimiento del reglamento de reclusorios, la obligatoriedad del trabajo y educación; hacer cumplir la disciplina interna y evitar privilegios, además de que se podría incluir medidas de seguridad como el establecimiento de un circuito cerrado de televisión para reforzar la vigilancia; instalación de cuarteles policiacos en las afueras de los penales; rotación de mandos y custodios; aplicación de exámenes antidopaje, según informó Orduña, quien precisó que este es un punto que se consensaba entre los partidos.


Ricardo Olayo Ť El sistema penitenciario de la ciudad de México paga las consecuencias de años de abandono y de falta de recursos, pues el dinero se ha entregado a otras áreas como la seguridad pública y la procuración de justicia, dejando de lado la reclusión y la readaptación social, indicó el jurista René González de la Vega.

En entrevista, uno de los personajes que a mediados de los setenta participó en el boom para mejorar el sistema carcelario, y que dio buena reputación a México, dijo que son inaceptables las desigualdades que ha documentado el ombudsman capitalino en los centros de reclusión. Subrayó que la prisión ``no debe ser ni un hotel de lujo ni la vida en el arrabal'' y que no es correcto adjudicar los desequilibrios a una sola persona, pues son resultado de las políticas aplicadas.

González de la Vega aseveró que no hay nada de malo en destinar dinero a la construcción de reclusorios o a la capacitación y profesionalización de los custodios y mandos penitenciarios. ``Los internos son la parte equivocada de la sociedad, el lado oscuro que no debemos dejar de ver'', subrayó.

Se dedican recursos para construir escuelas y carreteras, pero se ignora el tema de la reclusión y con ello se crean ``bombas de tiempo'', indicó González de la Vega, actual director del Instituto de Formación Profesional de la PGJDF, pero que habló a título personal durante la entrevista.

Además de la readaptación social, González de la Vega propone dar atención en la fase pospenitenciaria para dar seguimiento a las condiciones de vida del ex interno. Esta supervisión se aplicaría en todos los casos, sin importar cuál fue el tipo de beneficio preliberacional que alcanzó el reo.

El jurista indicó que México tiene una historia negra en materia de penitenciarismo y que gracias al esfuerzo encabezado por Sergio García Ramírez, entonces subsecretario de Gobernación, se logró la construcción de los reclusorios Norte y Oriente, y cerrar el palacio de Lecumberri.

A mediados de los setenta subsistía una cárcel en la Mesa de Otay, en Tijuana, en condiciones infrahumanas, mientras en Guerrero había una prisión parecida a una cueva, donde bajaban con un mecate la comida a los reos. La intención del grupo que se integró a García Ramírez era abolir las prácticas de maltrato, el autogobierno y evitar la saturación de los reclusorios.

Años más tarde se construyó el penal Sur y aumentaron los juzgados, pero se canceló el plan de crear el cuarto reclusorio en el poniente y se dejaron de destinar recursos. Se pensó que con evitar las fugas era suficiente sin dar atención psicológica o especializada.