En memoria de Heberto Castillo
Un buen abogado y amigo, egresado de la prestigiada Escuela Libre de Derecho, Bernardo Esquivel Pérez, me pidió que le diera argumentos para votar por Cuauhtémoc Cárdenas en las elecciones para gobernador del Distrito Federal; doy algunos, que comparto con mis lectores de La Jornada.
1. Tiene un programa; no va a improvisar. Su programa es crítico pero también propositivo, y en él toca los principales problemas de la urbe más grande del mundo: seguridad, desempleo, comercio ambulante, contaminación y otros.
2. Tiene un partido que lo respalda y se ha ido consolidando, que ha madurado y que ha resistido del gobierno, primero una campaña negativa que pretendió presentarlo como proclive a la violencia, y después las tentaciones de los arreglos cupulares.
Su partido es, además, entre los que tienen registro, el único que se opone abiertamente y con propuestas alternativas, al liberalismo económico del actual gobierno.
3. Tiene una familia integrada que lo apoya, que le proporciona la estabilidad emocional que requiere un gobernante, y que es además muestra de su sentido de responsabilidad y su respeto a la sociedad de la que forma parte.
4. Tiene de su lado a una parte importante de lo que se ha llamado la sociedad civil; grupos que han ido surgiendo por necesidades urgentes que hay que resolver y que no han encontrado en los órganos de gobierno las respuestas que fueran de esperarse; ahí están los solicitantes de viviendas, los barzonistas, los comerciantes ambulantes, los defensores de derechos humanos y otros muchos que ven en la candidatura del ingeniero Cárdenas la esperanza de un cambio de fondo en la manera de gobernar, un cambio que los incluya en las soluciones.
5. Tiene consistencia; no ``actúa'', no se disfraza para ser candidato. Lo mismo en reuniones con intelectuales y académicos que en mítines populares en los barrios de la urbe, es él mismo, sin dobleces, sin desplantes, con la sencillez que le es característica.
6. Tiene experiencia, la que adquirió en cargos públicos, especialmente en el gobierno de Michoacán, pero también la que ha adquirido en los ya largos años que lleva en la oposición y que lo han puesto en contacto, de este lado de la mesa, con los que debieran ser siempre los destinatarios de los actos de gobierno: los pobres, los marginados, el pueblo en general.
Durante su gobierno en Michoacán fue reconocido como un político competente, identificado con la gente, honrado y respetuoso de la ley. Prueba de ello es que aun sus rivales políticos de entonces, como el presidente municipal panista de Uruapan y otros dirigentes de ese partido, expresaron sus buenas opiniones públicamente.
Una prueba más, diría yo que irrebatible, fue que algunos meses después de terminado su gobierno, fuera ya del partido oficial, lanzó su candidatura a la Presidencia de México, y uno de los estados en los que ganó con mayor margen fue precisamente Michoacán; si su gobierno no hubiera sido popular, los michoacanos hubieran votado en sentido diverso.
7. Tiene valor civil; rompió con el sistema, se enfrentó a los poderosos, se expuso y remontó la campaña de linchamiento político en su contra; a pesar de los tropiezos, cuando otros políticos están pensando en el retiro para disfrutar de los bienes acumulados, Cárdenas está pensando de qué manera continúa su labor, cómo darle cumplimiento a la meta que se ha propuesto alcanzar, que es doble: por un lado la democratización de México, y por otro lograr para los mexicanos la justicia social.