La Jornada 3 de abril de 1997

En San Lázaro, reclamos a una delegación de legisladores estadunidenses

Mireya Cuéllar Ť Sin mediar protocolo, los legisladores mexicanos encararon a sus homólogos estadunidenses: ``La Ley de Inmigración Ilegal y Responsabilidad de los Inmigrantes --que entró en vigor el primero de abril-- es una expresión xenofóbica y racista contra los mexicanos''.

El ambiente del, paradójicamente, salón de Protocolo del Palacio Legislativo de San Lázaro se volvió muy pesado. La delegación de siete congresistas estadunidenses, encabezada por el senador por Nueva Hampshire, Bob Smith, aprovechó su periodo vacional de la Pascua para venir a México y hablar de agricultura, ganadería, comercio y su situación en el Tratado de Libre Comercio (TLC). Pero los diputados mexicanos los recibieron con un baño de agua fría.

Juan José Osorio Palacios, presidente de la Gran Comisión, sorprendió a todos cuando, antes de darles a los visitantes una formal bienvenida, se soltó con una advertencia: ``La ley de inmigración le va a hacer mucho daño también a Estados Unidos si la siguen aplicando así.

``Les tenemos que decir, con toda sinceridad, que la Cámara de Diputados trató ayer el tema, y la repulsa a esa ley fue absoluta por parte de todos los partidos. No entendemos por qué esa actitud violatoria de los derechos humanos de tanta gente que sirve a Estados Unidos al trabajar allí... Mucho gusto y bienvenidos a esta cámara.''

Los rostros de los siete congresistas parecían congestionarse cuando la traducción (casi simultánea) llegaba a sus oídos.

Juan José Osorio terminó de darles la bienvenida y algunos respiraron tranquilos, porque creyeron que el sofocón había concluido. Pero no.

Augusto Gómez Villanueva, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores, no sólo les habló de que sus leyes no corresponden a la base de cooperación que debe regir la relación de convivencia entre dos naciones, sino que les dejó caer los términos ``xenofobia y racismo''.

Les entregó en propia mano una copia del punto de acuerdo que firmaron todos los partidos --y avaló el pleno en votación económica-- el martes pasado, seguido de la lectura del primero de los acuerdos: la delegación mexicana condicionará su participación en la reunión Interparlamentaria México-Estados Unidos, programada del 16 al 18 de mayo, a la inclusión, como tema prioritario, de la llamada ley antinmigrante.

De paso, les pidió que entreguen a sus compañeros congresistas el documento firmado por todos los partidos, les recordó la ley Helms-Burton, la certificación... y les dijo que sus leyes ``han sido violatorias de principios fundamentales de igualdad entre las naciones y respeto a la autodeterminación y libre comercio''.

Ya encarrerado, les dijo que su ley de inmigración ``es una expresión xenófobica y racista contra los mexicanos, quienes no sólo han aportado su mano de obra al desarrollo de Estados Unidos, sino que se han sujetado a sus leyes y aportado contribuciones e impuestos, y por lo tanto merecen los beneficios que la Constitución de ese país otorga''.

Gómez Villanueva, que improvisaba su discurso, intentó entrar en materia (la cuestión de la agricultura, la ganadería y el comercio), pero fue a caer nuevamente en los trabajadores agrícolas mexicanos. Y de despedida les pidió comprensión: ``Espero que entiendan que nosotros los mexicanos sí consideramos una ofensa a nuestra dignidad el trato y la agresividad que han recibido nuestros connacionales en Estados Unidos''.

Ofrecen reformar la ley

``No quiero ponerme a discutir estos asuntos con ustedes. Estamos aquí para hablar sobre cuestiones agrícolas''. Tal fue la primera frase que pronunció el senador demócrata Bob Smith cuando el micrófono llegó hasta sus manos.

En seguida trató de dar una explicación: ``Ha habido un gran número de ilegales que entran a Estados Unidos; esto ha generado preocupación entre nuestros conciudadanos. La ley de inmigración es simplemente tratar de cumplir en forma más cuidadosa con nuestras normas.

``Por favor: no voy a aceptar que se trata de xenofobia ni de racismo... nosotros dependemos muchísimo de los ciudadanos mexicanos para ayudarnos en nuestros cultivos, y si no fuera por su ayuda, la mayoría de la agricultura en Estados Unidos sería no productiva y no competitiva.''

Fue entonces cuando ofreció que los congresistas presentes en la reunión (tres democrátas, con él incluido, y cuatro republicanos) estarían de acuerdo en reformar las leyes migratorias de Estados Unidos ``para permitir que lleguen allí trabajadores temporales, trabajadores invitados de México y el resto del mundo.

``Todos estamos muy interesados en reformar la ley migratoria. Nos gustaría poder hacer eso y queremos hacerlo lo más rápidamente posible; así que no queremos, ni es nuestra intención, violar los derechos humanos...

``Entiendo la frustración que ustedes sienten por la ley Helms-Burton y la certificación: son cuestiones bastante irritantes. A veces el Congreso de Estados Unidos también se va al borde, digamos al extremo; pero estas cosas se van a resolver'', les dijo el visitante a los legisladores mexicanos con un tono a veces conciliador y otros muy molesto.

Y retomó el tema de la visita: los asuntos agrícolas. Habló del intercambio en la materia, que asciende a 8 mil millones de dólares, y de que en el futuro cercano México va a sustituir a Japón en los mercados de su país, porque será el segundo socio comercial más importante de Estados Unidos, después de Canadá.

Pero nadie podía olvidar el tema del momento, así que después de las cifras apostilló: ``Así que nosotros le damos mucha importancia a México. No piensen por un momento que los consideramos como nuestro pequeño hermano del sur. En realidad creemos que somos socios y amigos, y queremos continuar con esa relación''.

Al final, sólo le quedó agradecer ``la oportunidad que nos dieron de venir a visitarlos''.

Otros legisladores participantes en la reunión --entre ellos César González Quiroga y Carlota Botey-- abordaron la problemática agrícola y ganadera a partir del Tratado de Libre Comercio. Hablaron de algunas desventajas, y los congresistas estadunidenses les respondieron que también allá hay sectores que están molestos con los resultados del acuerdo comercial.

Sin embargo, nadie pudo concentrarse en el tema; el ambiente de la reunión --programada originalmente para desarrollarse sin prensa, pero abierta por una decisión de última hora-- fue siempre ríspido y Bob Smith, Earl Hilliard, Sanford Bishop (democrátas), Nick Smith, Frank Lucas, Saxby Chambliss y Helen Chenoweth (republicanos) abandonaron San Lázaro sin poder ocultar su desconcierto.

En los pasillos, Bob Smith repitió a los reporteros que les gustaría (hablando por los siete congresistas) ``enmendar la ley para introducir cambios que permitan el ingreso a Estados Unidos de ciudadanos mexicanos que vayan a trabajar en sus campos agrícolas, sobre una base temporal''.


Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 2 abril Ť Las medidas de la nueva ley de inmigración, que entró en vigor el martes, ya han permitido que las autoridades estadunidenses nieguen el ingreso a más personas en los cruces fronterizos, y aparentemente han intimidado a un número significativo de personas a que no intenten usar documentos falsos para entrar a este país, informó hoy el Servicio de Inmigración y Naturalización (SIN).

Aunque el vocero del SIN, Brian Jordan, advirtió que los informes de los dos primeros días no deberían ser usados para llegar a conclusiones generalizadas sobre los efectos de la nueva ley, sí confirmó que el gobierno del presidente Bill Clinton está bastante complacido con la operación de estas medidas en estos dos últimos días.

``Estamos observando un incremento en remociones expeditadas en cada punto de entrada'', declaró Jordan a La Jornada, en referencia a un procedimiento bajo la nueva ley, por la cual agentes de bajo rango del SIN en la frontera tienen la autoridad para devolver de inmediato a personas a su país de origen, si se les niega autorización para ingresar a Estados Unidos.

Bajo las antiguas medidas, aquéllos a quienes se les negaba autorización para ingresar a Estados Unidos podían solicitar una audiencia ante un juez de inmigración, pero este proceso de revisión judicial ha sido eliminado en casi todos los casos.

``También estamos observando una reducción en los casos de personas que intentan ingresar con documentos falsos'', añadió Jordan. En el cruce de El Paso, informó a La Jornada un vocero del SIN, durante el primer día de la nueva ley sólo cinco o seis personas intentaron ingresar con documentos falsos, mientras la semana pasada un promedio de 50 hicieron lo mismo. ``No esperamos eso, pero es un alivio bienvenido'', dijo Jordan.

Los nuevos procedimientos de inmigración han provocado temores y protestas en las principales ciudades a lo largo de Estados Unidos. ``Alarma entre inmigrantes'', dice el encabezado en la primera plana del Washington Post de hoy, y decenas de otros rotativos a lo largo del país informan de los numerosos casos de individuos que han residido en este país por años y ahora temen la deportación bajo la nueva ley.

El SIN insiste en que ``no habrá deportaciones masivas'', pero los promotores de esta ley en el Congreso resaltaron que éste es precisamente el efecto que deseaban ver.

``La gente que se encuentra en Estados Unidos de forma ilegal está perturbada porque podría tener que irse de aquí'', comentó Allan Kay, vocero del el representante Lamar Smith, uno de los principales autores de la nueva ley de inmigración.

En entrevista con La Jornada, Kay aseveró hoy que el representante cree que la ley debería forzar la salida de muchos más de este país. Añadió que ``cuando el SIN anunció de que habían deportado a 68 mil personas el año pasado, el señor Smith rápidamente señaló que eso no era suficiente. El número que tiene en mente son los 5 millones de residentes ilegales en este país''.

Medidas extremas

Según el experto sobre políticas de inmigración Demetrios Papademetriou, la creciente atención sobre los temas de inmigración generados por la amplia cobertura en en los medios sobre la nueva ley podría ayudar en cambiar las percepciones populares sobre este asunto.

El analista del Carnegie Endowment, quien también fue un experto sobre inmigración para el presidente George Bush, comentó en entrevista con La Jornada que en su opinión casi todas las secciones de la nueva ley son demasiadas extremas.

Aunque concedió que varias partes de la nueva ley contienen ideas que podrían agilizar varios procedimientos del SIN, consideró que el Congreso escribió la ley de una forma tan exagerada que la convirtió en algo ``absurdo''.

Papademetriou dijo que no habían señales de que los legisladores buscarán rectificar los problemas que presenta esta ley y fue particularmente crítico de las acciones del gobierno de Clinton. ``Esta administración no tiene una columna vertebral y aunque hay suficiente cobardía para todos, el monto más grande de cobardía sobre este tema reside con la Casa Blanca'', afirmó.

Sin embargo, para Papademetriou ofrecen algo de esperanza las protestas públicas, los recursos legales que se han llevado a cabo y la cobertura dada por los medios sobre los afectados por la ley. ``Periódicos de todo el país, desde aquí, Miami, de pequeños lugares en Michigan y Minnesotta, están publicando amplios reportajes humanos sobre los individuos que podrían ser amenazados por esta legislación'', explicó. Añadió que si varios de los recursos legales que desafían aspectos de la ley empiezan a proceder, podría generarse una amplia respuesta popular contra la ley. ``Si ese momentum no se rompe podríamos llegar a un punto donde los políticos tendrán que buscar forma de empezar tomando pequeños pasos para cambiar esta legislación''.

Varios grupos legales han enfrentado la nueva ley con recursos legales, y la analista Alyson Collins, de la organización Human Rights Watch/Americas, indicó hoy que su grupo está preocupado por una medida de la ley que incrementa el número de agentes de la patrulla fronteriza, sin incrementar el número y la capacitación de personal de supervisión. ``Hay más agentes reclutados y entrenados con prisa'', dijo a La Jornada. ``Cuando se hace eso frecuentemente causa problemas con la supervisión de estos agentes. Si uno no incrementa la supervisión de forma proporcional, es nuestra experiencia de que se da lugar a más abusos''.

Collins también criticó que los procedimientos de ``remociones expeditadas'' no incluyen sesiones de información adecuadas para los individuos que son devueltos a su país de origen, y afirmó que su grupo también estaba detectando más evidencias de que algunos de los centros de detención del SIN estaban cometiendo abusos con los indocumentados.