Fernando Benítez
Nuestros árboles
Para Fernando Canales, gran protector del árbol
Nada se ha previsto bien en México. Pensábamos estar a las puertas del Primer Mundo y hoy nos afecta la peor crisis que hemos padecido en la historia reciente.
Muchos de los desempleados nacionales para no morir de hambre se han hecho bandidos que roban automóviles en las ciudades y trailers en las carreteras, asaltan a casas y en general padecemos una gran inseguridad.
Nuestra ecología tampoco anda nada bien. Los colorines, las bugambilias, los tabachines, los pirules, árboles que le dieron su color y su fragancia a la ciudad, hoy están gravemente enfermos y necesitamos con urgencia que los botánicos los curen, si aún tienen remedio.
Asimismo, leemos con indignación que los comuneros del Ajusco quemaron cien mil árboles que los soldados habían sembrado entre mayo y junio de 1996, para proseguir con actividad de pastoreo, según información recogida por La Jornada.
Nuestros bosques de la sierra Tarahumara o de los tepehuanes y otras tribus, propiedad legítima de los indios, otorgadas por el Rey de España durante la época de la Colonia, hoy son víctimas de los talamontes, mientras los huicholes y otras etnias del país se mueren de hambre.
El problema es difícil. Necesitamos enseñarles a los indios cómo cortar sus árboles y sobre todo a vender su madera. De seguir la tendencia de tala inmoderada, pronto quedaremos sin árboles.
Este es un reto para el gobierno que debe proteger los bosques. De no ser así, no tardará en asfixiarnos el smog.