El sector popular de PRI ofreció a Del Mazo un millón de votos
Víctor Ballinas Ť Las matracas volvieron a resonar... Alfredo del Mazo, candidato del partido oficial al gobierno de la ciudad, se rencontró de nuevo... con él estaba su gente: Griselda Alvarez, Hilda Anderson, Beatriz Paredes, Enriqueta Basilio y Juan José Castillo Mota.
Día de encuentros el de ayer. Con los militantes de siempre, y con aquellos estilos que se niegan a desaparecer. Día tranquilo y de regocijo para el candidato oficial... con sonrisa a flor de labios concluyó su día.
Del Mazo se rencontró con las bases priístas, esas que hacía días no se le presentaban. Ayer, en la Plaza Santo Domingo, vivió gustoso el acarreo, las pelusas, los mechones, los banderines.
Y se dejó llevar entre las porras, la banda de guerra, los organilleros, los boleros, los ambulantes, los comerciantes especializados y los mariachis . Se entregó de lleno al priísmo defeño, ese que le ofreció llenar el ex Estadio Azteca, para que se vea que sí cuenta con apoyo popular.
La Plaza de Santo Domingo fue ayer su plaza. Dio vuelta al ruedo y salió vitoreado. Ahí lo reconocieron los priístas de ayer, esos con los que recorrió el estado de México... quién se lo iba a decir, ahí se encontró también con su gente, esa que lo siguió en el estado de México.
``Anduve con usted, allá en Satélite. Ya no se acuerda'', le dijo Martha Islas, titular del local de imprentas número siete, denominada La Económica, ubicada ahí, en la Plaza de Santo Domingo, donde las bases del 14 distrito dieron la bienvenida al candidato.
``Usted no tiene cara de gángster, por eso estamos con usted'', le suelta gustosa y Del Mazo la saludo sonriendo. Islas le confió: ``Llevó aquí 48 años, en Santo Domingo, pero bien me acuerdo de aquellos tiempos, cuando anduvimos por allá, por Satélite. Yo iba de metiche por aquellos lugares'', dice la titular de la imprenta... ``Lo que pasa es que la política es de corazón, no es de dinero; yo no ando en esto por dinero, para eso tengo mi trabajo''.
Explica la señora Islas: ``Si un padre no puede controlar a 10 hijos, ahora imagínese un gobernante con tantos empleados. El PRI es un buen partido, pero se le ha metido mucha gente mala''.
Del Mazo continuó saludando, a diestra y siniestra, a los linotipistas... Mientras decenas de aseadores de calzado hacían valla para su abanderado. El candidato sintió calor... con su gente, con sus bases, con las huestes priístas, ésas que sirven para llenar plazas, para aplaudir, para lucirse.
Decenas de aseadores de calzado --los llamados boleros--, uniformados con su overol azul, cargando su estandarte y haciendo presencia para poder trabajar, lo vitoreaban y aplaudían .``Si no venimos no nos dan la contraseña, y sin ella no podemos trabajar'', afirman los aseadores de calzado.
Las mantas de adhesión tampoco faltaron. Justo al medio de la plaza sobresalía: ``María del Carmen Vargas Sánchez, de la Unión de Comerciantes Establecidos en el Exterior del Hospital General y Zonas en Vía Pública apoyan al candidato Alfredo del Mazo''.
Otras mantas: ``Apoyamos al licenciado Del Mazo por el derecho al trabajo'', Unión de Comerciantes, Mecanógrafos, Tipógrafos, Aseadores de Calzado.
Eran varios cientos entre ambulantes, aseadores de calzado, organilleros, vendedores de Tepito, todos aglutinados en la nueva CNOP del Distrito Federal, esa que dirige Castillo Mota.
Los dirigentes Hipólito Ortiz, David Betancurt y Roberto Sánchez hablaron por esos miles de votos... entre 750 mil y un millón que le ofreció la Confederación Nacional de Organizaciones Populares a su candidato.
Recordaron al patrón de Santa Domingo, Manuel Rivera Combas, conocido como El Evangelista... hasta un monumento le pidieron para poder recordar sus aniversarios.
Demandaron que se les apoye para que permanezcan en ese lugar; que se reforme el reglamento que les permite la venta, porque es ya obsoleto.
También le pidieron una ciudad limpia de basura y de corrupción; ``que los buenos estén libres y los malos en la cárcel''. Estaban ahí y le dijeron: porque necesitamos trabajar... y a los aseadores de calzado, y vendedores se les repartió la contraseña: un boleto amarillo, que pueden canjear para poder trabajar. Y se reunió antes con mujeres priístas; ahí encontró a Hilda Anderson, a Beatriz Paredes Rangel , a Griselda Alvarez, a Enriqueta Basilio...
Después, en la calle de Colima, colonia Roma, se reunió con campesinos de la ciudad, taxistas y vecinos.