Riesgoso, militarizar a la policía: asambleístas
Miriam Posada y Alonso Urrutia Ť Mientras el PRI señaló que la seguridad pública es un problema que requiere de soluciones integrales en materia tecnológica, armamento y estrategia, la oposición criticó que no se ataquen las causas sociales que causan la criminalidad ni se enfrente con eficiencia la delincuencia organizada que genera una crisis de seguridad.
Al fijar la postura del PRI durante la comparecencia del secretario de Seguridad Pública, Enrique Salgado, el priísta Fernando Castro alertó sobre el crecimiento del consumo de droga en la ciudad, misma que ha desatado una delincuencia cada vez más violenta.
Aseveró que en México como en el mundo, existe un desbordamiento histórico de la delincuencia organizada que en el país se ataca con la capacitación de policías que ha implicado la colaboración de los militares en materia de seguridad.
Para el panista José Espina, hay incapacidad manifiesta del gobierno capitalino para controlar la expansión de la criminalidad; en los datos oficiales, se desprende ``que hay condiciones de inestabilidad, ingobernabilidad y desestabilización''.
Sostuvo que el gobierno de la ciudad --``aun impuesto''-- no ha podido frenar los efectos de la crisis económica por su política en materia social y económica. ``Para el PAN, la seguridad pública no es la consecuencia de una intervención represiva, sino una condición de desarrollo a la que se acude con medidas preventivas'', señaló.
Espina subrayó que la inseguridad adquiere una connotación de problema político que debilita al Estado. Destacó que la ciudad requiere una política de seguridad pública que contenga una visión integral de largo alcance, que ahora se pretende suplantar con una intervención militar temporal con visos de genialidad estratégica.
Por su parte, el perredista Pedro Peñaloza aseveró que la ciudad enfrenta una crisis de seguridad pública reflejada en el ritmo ascendente de la delincuencia y en el creciente temor ciudadano de ser asaltado.
Agregó que la política económica es la principal fábrica de hampones comunes, pero alertó sobre la peligrosidad que ha alcanzado la delincuencia organizada y el narcopoder cuyo armamento sofisticado supera por mucho a la capacidad de las corporaciones policiacas.
Tras señalar que la delincuencia organizada corrompe las instituciones, Peñaloza planteó la necesidad de impulsar medidas de profesionalización policiaca y mejoramiento de sus condiciones laborales y económicas, así como la creación de un consejo consultivo de seguridad.
Por su parte, el ecologista Arturo Sáenz, manifestó que las medidas de militarización en la policía reflejan el fracaso de las instituciones civiles para contener la ola de criminalidad en esta capital. Sin embargo, aun cuando entren los militares, mientras las causas sociales y económicas persistan el problema de inseguridad se mantendrá.
Finalmente, el coordinador del PT, Francisco González, alertó sobre la grave incompetencia de los mandos policiacos, situación agravada por la corrupción institucional y la visión militarizada que se pretende imponer.