Suponer que el Instituto Federal Electoral (IFE), un organismo autónomo, tiene ya el respeto y apoyo de todas las parcelas del gobierno sólo porque así está en la ley, sería una percepción candorosa. Para ese fin aún hay tramos de camino por recorrer.
No se puede dudar razonablemente de que los actuales consejeros y funcionarios del IFE trabajan esforzadamente por fortalecer esa autonomía, dándole concreción en los hechos, y por obtener respeto y apoyo de todas las parcelas del gobierno. Continúan así, ahora con más facultades, la tarea iniciada por Santiago Creel, Miguel Angel Granados Chapa, José Agustín Ortiz Pinchetti y los otros consejeros que integraron el anterior organismo electoral ciudadanizado. Sin embargo, para lograr esos propósitos todavía deberán vencer inercias, resistencias del Poder Ejecutivo, insuficiencias económicas y otros obstáculos, algunos derivados del todavía vigente (aunque en retirada) régimen de partido de Estado.
En ese marco debe ser situado el reciente diferendo entre siete consejeros (la mayoría) del Consejo General del IFE y el secretario de Relaciones Exteriores, José Angel Gurría, en torno a las vetadas aportaciones económicas de la Unión Europea (UE) a la Academia Mexicana de Derechos Humanos, para la observación de los comicios del próximo 6 de julio. Como se sabe, la SRE sostiene que el acuerdo marco entre México y la UE no incluye acciones de cooperación en el terreno político y, por tanto, no es procedente tal dación.
El debate ocurrido durante la sesión del Consejo General del IFE celebrada el martes 25 de marzo generó diversas posturas, desde la del perredista Leonel Godoy que se solidarizó con la posición de los siete consejeros (excepto en el envío de una carta a Gurría por considerar que no era necesaria porque el Consejo del IFE tiene facultades suficientes para decidir sobre el tema), hasta la pretendida defensa de la soberanía que el representante del Partido Popular Socialista formuló, junto con su rechazo a la participación de extranjeros en asuntos políticos nacionales (aunque la única participación fuera de aportaciones monetarias a mexicanos, no de personas), pasando por una interesante discusión entre el consejero José Barragán y el senador panista Juan de Dios Castro.
Sin embargo, muchos de los argumentos vertidos durante el debate se apartaron de lo más sustancial del diferendo, que no es la pertinencia o no de un suministro de recursos económicos a una asociación mexicana, sino la intromisión que, de facto, hizo la SRE en la esfera de competencia del IFE al vetar unilateralmente, sin consultar siquiera al órgano electoral, una aportación destinada a la observación comicial. Esto es lo central y, evidentemente, se relaciona con la mencionada concreción de la autonomía del IFE y con los esfuerzos por obtener el respeto de todas las instancias de gobierno.
Sería deseable que en esos esfuerzos el Consejo General del IFE -es decir los consejeros electorales, los consejeros legislativos y los representantes de los partidos- actuaran de consuno y recibieran el apoyo solidario de la sociedad. En el seno del Consejo pueden y deben discutirse todos los temas del ámbito electoral y es normal la presencia de posturas divergentes, pero lo que no puede -o no debe- ser motivo de discusión es que precisamente ese ámbito es donde deben tratarse los asuntos electorales y, en consecuencia, debe ser rechazada con unanimidad y energía cualquier intromisión, sea deliberada o no.
La semántica también fue motivo de debate en la sesión del martes 25 en el IFE por el uso de la palabra exhorto que, como señaló el representante del Partido Demócrata Mexicano, es una comunicación judicial. A lo que se refería José Woldenberg, en uno de los puntos del (mejor que de la) orden del día, era a una plausible exhortación o llamado a que las autoridades de los diferentes niveles de gobierno suspendan la propaganda de sus obras sociales 30 días antes de la elección.
Y para concluir, una nota importante de alerta para cuanto ciudadano tenga pendiente la obtención de su credencial de elector, sobre todo quienes formen parte de la marabunta que acaba de regresar de vacaciones: Hoy, lunes 31 de marzo, es el último día para recoger la credencial. Así que deje en este instante lo que esté haciendo y córrale por su plástico. Y si no, bueno, nomás no se queje luego.