Desgaste del salario obrero, fenómeno mundial
Andrea Becerril /I Ť El movimiento obrero está en riesgo, toda vez que el neoliberalismo, ``ese nuevo fantasma que recorre el mundo'', se ha traducido en un esquema que empobreció aún más a los pobres, acrecentó la riqueza de las corporaciones multinacionales y sus ejecutivos de Wall Street y ha lanzado una ofensiva contra los sindicatos y sus trabajadores.
Y ni Estados Unidos escapa a su propia política globalizadora, considera Dave Jessup, director de la Oficina de Derechos Humanos y Sindicales del Instituto Estadunidense para el Desarrollo del Sindicalismo Libre, dependiente de la poderosa central obrera AFL-CIO.
La concentración de la riqueza y la desigualdad es tan alarmante en Estados Unidos como en México, ya que más de 50 por ciento del ingreso va al 20 por ciento de las familias más ricas, según datos y cifras de la AFL-CIO --la principal central sindical estadunidense--, estudios realizados por la Oficina del Acuerdo Paralelo del Tratado de Libre Comercio y por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Los sueldos de los trabajadores estadunidenses cayeron 12 por ciento en los últimos 20 años, mientras los ingresos de los ejecutivos de mayor nivel se elevaron 320 por ciento. A tal grado llega la problemática que el lema de la nueva dirigencia de la AFL-CIO es precisamente ``América necesita salario''.
El sueño americano se desvanece, al igual que la clase media, que prácticamente ha desaparecido para ser remplazada por dos polos: los ricos, que son una minoría, y todos los demás, resalta la AFL-CIO.
Y si se trata de México, el abismo salarial es aún peor. Lawrence Bossidy, ejecutivo de la empresa Allied Signal, obtuvo ingresos por 12.4 millones de dólares en 1994, mientras los 800 trabajadores mexicanos de la transnacional obtuvieron en conjunto 7.8 millones de dólares.
Alex Trotman, ejecutivo de la Ford de México, ganó ese mismo año un sueldo global de 8.1 millones de dólares, que significa más de 2 mil veces el pago anual de un obrero de la categoría más alta en las tres plantas ensambladoras que la automotriz tiene instaladas en nuestro país.
En toda América, Asia, Africa, e incluso en Europa, el movimiento laboral está en grave riesgo y las expectativas optimistas que los impulsores del Tratado de Libre Comercio (TLC) habían propalado, sólo quedaron en eso, en meras expectativas.
Las nuevas relaciones laborales se rigen por una lógica impuesta por los intereses de las 37 mil transnacionales, estadunidenses y japonesas en su mayoría, que controlan a unas 200 mil subsidiarias en el mundo.
Corporaciones multinacionales que en tan sólo un segundo, con oprimir una tecla de la computadora, pueden decidir construir fábricas en el extranjero, subcontratar, buscar nuevos socios o trasladar operaciones y con ello empresas de un país a otro, enfrentando entre sí a los trabajadores de cada nación, advierte Dave Jessup.
Resalta que últimamente algunas de las transnacionales están fundando lo que se conoce como la ``compañía virtual'', caracterizada por emplear sólo un puñado de personas y obtener millones en ganancias.
Ningún país puede ser gobernado sin tomar en cuenta esta realidad que es la nueva economía global, advierte Jessup, en un amplio estudio titulado ``El comercio y los derechos de los trabajadores''. En el mismo, cita unas declaraciones del primer Ministro de Singapur, Lee Kuan Yew:
``La globalización aumentará la diferencia salarial dentro de cada sociedad. En América, el 10 por ciento de la clase alta continuará disfrutando el nivel de vida más alto en el mundo, pero los sueldos de los ciudadanos menos capacitados y educados bajarán al nivel de los trabajadores de los países en desarrollo que tienen la misma educación o un nivel superior''.
Jessup agrega que la ``triste profecía se cumplió'' e incluso sorprendió a los economistas de Estados Unidos detectar que pese a la recuperación económica estadunidense el ingreso salarial por familia disminuyó y la pobreza y la desigualdad aumentaron.
Quien se desempeñó como secretario de Trabajo de Estados Unidos hasta enero de este año, Robert Reich, expresó siempre preocupación porque su país tuviera la distribución del ingreso salarial más dispareja entre las naciones industrializadas.
Un análisis reciente, elaborado por la nueva dirigencia de la AFL-CIO, que encabeza John Sweeney, detalla cómo el avance del neoliberalismo ha tenido un impacto avasallador para los asalariados, sobre todo de la clase media, que ha sido el pilar de la sociedad estadunidense.
Los trabajadores de Estados Unidos se están enfrentando a una declinación de sus salarios reales. En las últimas dos décadas las percepciones reales de los obreros y empleados cayeron 12 por ciento, aunque en ese mismo periodo la productividad se elevó 24 por ciento.
``No hubo mejora sustancial en su poder de compra y la productividad fue convertida en incremento de 64 por ciento en las ganancias de las corporaciones --entre 1989 y 1995-- y en 360 por ciento a los ingresos de los ejecutivos''.
Los más de 12 millones de trabajadores que se rigen por la estructura de salario mínimo en la Unión Americana son los más perjudicados, pues su ingreso ha disminuido en más de 30 por ciento. En general, la estructura del empleo se ha modificado en todo el continente americano. En su informe correspondiente a 1996, la OIT precisa que el sector informal concentra al 56 por ciento de los trabajadores ocupados de la región. Y la característica fundamental de quienes laboran en lo que en México se llama ``economía subterránea'' es ganar menos y trabajar más.
De acuerdo con estimaciones de la AFL-CIO, de 30 a 37 millones de estadunidenses son trabajadores eventuales, a tiempo parcial, y 47 por ciento de ellos no recibieron seguro médico en 1993. The Board Conference, una organización empresarial, informó que 21 por ciento de sus compañías afiliadas contrataron a más del 10 por ciento como eventuales.
Estudios de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y del Banco Mundial (BM) advierten que en lugar de disminuir, es muy probable que haya un alza de la pobreza en el continente americano. En 1986, 37 por ciento de las familias de la región vivían en la pobreza, para el año 2000, la cifra, según proyecciones de economistas de ambos organismos, será de 38 por ciento, unos 192 millones de personas.
El futuro del movimiento laboral, fundamentalmente en Estados Unidos, ``es negro'', advierte Mel Kates, un reconocido abogado de Detroit, Michigan. En amplia charla en la que participa asimismo la también litigante laboral Mary Ellen Gurewitz, precisa que el derecho de huelga en realidad no existe en Estados Unidos, toda vez que los paristas pueden ser remplazados por esquiroles.