Acción Nacional ha sido el más fiel aliado de la política económica neoliberal de los gobiernos de Salinas y Zedillo, en lo nacional y en el Distrito Federal. Los votos del PAN en el Congreso y la Asamblea Legislativa del DF se sumaron a los del PRI para aprobar las reformas legales para desmantelar la participación estatal en la economía, privatizar las empresas industriales y la infraestructura y servicios sociales, liberar indiscriminadamente el comercio exterior y dar facultades privatizadoras omnímodas al jefe de gobierno en la recién aprobada Ley de Fomento Económico para el Distrito Federal, de la que fueron coautores.
Por ello, no nos extraña que la Plataforma Política del Distrito Federal 1997-2000 propuesta por el PAN, no haga un análisis serio y crítico de la crisis económica y la política gubernamental que destruyen la estructura productiva del país y la capital, degradan las condiciones de vida de mexicanos y defeños, empobreciéndolos constantemente desde hace 15 años. Sólo podemos explicar las limitadas propuestas económicas del PAN en la medida que si gana las elecciones en el DF, continuará aplicando la política neoliberal del PRI-gobierno, apoyada por sus legisladores en el Congreso y la Asamblea Legislativa del DF, y asumida en los estados y municipios que gobierna.
Lo que propone el PAN son simples medidas administrativas o reglamentarias sin ninguna capacidad para superar la crisis, reconstruir la base productiva agraria e industrial local, salvar a los deudores de la usura bancaria, recuperar el mercado interno capitalino, aumentar notoriamente el empleo, mejorar los salarios e ingresos reales de los trabajadores; son medidas ineficaces para superar los efectos más perversos del neoliberalismo y causas fundamentales de muchos otros problemas urbanos como la inseguridad, la pobreza extrema, la desnutrición, la enfermedad, la informalización, la crisis fiscal y los déficits crecientes de vivienda, infraestructura y servicios.
Las medidas de ``fomento económico'' en la capital se reducen a ofertas de desregulación, clarificación de reglamentos y simplificación administrativa, para ``liberar'' las fuerzas del mercado. No hay una sola acción que tienda a revertir las enormes desigualdades entre los productores, que hacen que los más débiles estén condenados a desaparecer. En el sector agrario, las acciones e inversiones buscan apoyar sobre todo a los grandes productores de alta productividad y no a la base campesina mayoritaria. En el sector industrial, no hay medidas viables para impulsar la recuperación de la micro, pequeña y mediana empresa orientada al mercado interno, creadora de la mayor parte del empleo y el ingreso populares. Para el sector comercial no hay una sola acción, a pesar de reconocer su importancia crucial en la capital. Para el sector ``informal'', que absorbe la mayor parte del desempleo estructural del DF, el PAN esconde su tradicional y agresiva política contraria a toda forma de actividad callejera, sin ofrecer ninguna alternativa de solución de fondo. Sólo mantiene la política fiscalista de cobros de derechos de piso, que aprobó en la ARDF, y repite el buen deseo de su ``regularización''.
En lo fiscal, no hay una propuesta de reforma a los impuestos y tarifas locales que introduzca la equidad tributaria entre sectores sociales según los ingresos, las dimensiones de lo poseído, la cantidad consumida, el lucro obtenido, etcétera. El PAN sólo se preocupa por la participación del DF en los ingresos tributarios federales, lo que siendo un tema de gran importancia, no resuelve el problema fundamental y que más interesa a los ciudadanos: su magnitud, equidad, uso racional y honesto y su asignación a los diferentes sectores sociales y territoriales. No hay una palabra sobre la corrupción en el manejo del gasto público y la forma de erradicarla, ni sobre las prioridades de su distribución. Se reitera la conocida política panista y priísta, elitista y excluyente de las mayorías, de fijar tarifas ``reales'' de infraestructura y servicios públicos y eliminar subsidios, aunque se señala, poco convincentemente, que no se aplicará cabalmente debido a la actual crisis económica y social. Se niega por tanto el derecho de los contribuyentes a recibir algo a cambio por los impuestos que pagan.
En síntesis, la plataforma del PAN es la continuación de la política económica general y de gasto público que ha venido impulsando y aplicando con el PRI-gobierno. De ganar el PAN las elecciones en el DF, no habrá cambio y, por tanto, seguirán la crisis, el desempleo, la pobreza y la exclusión para los sectores mayoritarios.