El cambio de nomenclatura de varias calles del fraccionamiento irregular San Francisco del Arenal, en la ciudad de Aguascalientes, a las que se rebautizó con los nombres del alcalde panista, Alfredo Reyes Velázquez; del fundador de Acción Nacional, Manuel Gómez Morín, e, incluso, de Aparicio Medina, oscuro militante del PAN que organizó a los colonos del citado fraccionamiento para solicitar ayuda del municipio, son muestra de una censurable utilización de los puestos de elección popular para redibujar entornos urbanos de acuerdo con criterios partidistas y efectuar promociones personales por completo ajenas al pudor y al decoro. Lo más grave es que no parece tratarse de un hecho aislado: situaciones similares se han registrado también en otros municipios gobernados por Acción Nacional, Naucalpan de Juárez entre ellos.
Aunque el edil hidrocálido dijo que el cambio de nombres de las calles fue una iniciativa de la propia comunidad no autorizada por el ayuntamiento, las afirmaciones de los propios colonos, las declaraciones del regidor de Desarrollo Social, Antonio García González --en el sentido de que los cambios de nombres no fueron aprobados por el cabildo-- y la existencia de credenciales para votar en las que aparece el nombre de la ``Avenida Alfredo Reyes Velázquez'', comprueban que tales modificaciones recibieron la anuencia de la presidencia municipal y desmienten las afirmaciones de que son los medios de información los que dolosamente han difundido noticias infundadas o verdades a medias.
Adicionalmente, a raíz de estos hechos han salido a la luz nuevas consideraciones relacionadas con la posible asignación indebida de recursos presupuestales y un manejo nada transparente de éstos, pues regidores de oposición han señalado el posible desvío de fondos para realizar obras de infraestructura en terrenos irregulares, como el fraccionamiento citado, pese a la prohibición expresa de la Secretaría de Desarrollo Social del estado. Por añadidura, estos hechos suscitan sospechas sobre la existencia de vínculos clientelares y electoreros entre la presidencia municipal panista y los colonos de San Francisco del Arenal.
Los sucesos del fraccionamiento aguascalentense, sumados a las recientes acciones censoras e intolerantes emprendidas por el edil mencionado, revelan, más allá de una pobreza de espíritu, un abusivo desempeño del poder público y una falta de elegancia deplorables, una actitud totalitaria que pretende imponerles a los ciudadanos conductas, criterios artísticos y hasta nombres de calles al gusto del gobernante. Por otra parte, el probable desacato a la normatividad en materia de nomenclatura de vías urbanas y de realización de obras públicas, debe ser investigado y cabalmente explicado, pues prefigura posibles acciones irregulares o, en lo que se refiere al manejo de fondos públicos, incluso, delictivas.