La Jornada miércoles 26 de marzo de 1997

Bernardo Bátiz V.
Punta Diamante, un ejemplo

En la pública discusión entre el Presidente de la República y el ex candidato Diego Fernández de Cevallos, al igual que en la defensa que hizo el ex procurador Antonio Lozano Gracia, se ha puesto en evidencia que tanto funcionarios del gobierno como de la oposición panista o de derecha, se encuentran en posiciones o actitudes similares, con alguna diferencia, a lo sumo de grado.

En efecto, en el asunto de los terrenos de Acapulco, ambos contendientes en el debate son propietarios de inmuebles costosos, que no están al alcance de las economías de la gran mayoría de los demás mexicanos, si bien es cierto que como lo aseguró el doctor Zedillo, su departamento no se puede comparar con el precio exorbitante de los terrenos de Fernández de Cevallos. Ambos propietarios también han sido señalados como morosos en el pago del impuesto predial, lo que sí los pone en una situación similar a la de muchos compatriotas que se las ven difíciles para estar al corriente en sus pagos.

El caso de la defensa de Lozano Gracia se basó en pedir que se investigue a los procuradores anteriores a él porque, según su dicho, hacían lo mismo de lo que a él se le acusa. Esto es, de la misma manera que en el otro asunto, lo que dicen los panistas es que su situación es similar o igual que la de sus rivales priístas; no niegan las acusaciones que se les formulan, se concretan a decir que también los de enfrente pueden ser señalados con las mismas tachas.

Esta actitud nos debe hacer pensar que la larga convivencia entre rivales, o quizás los arreglos cupulares de los años recientes, mimetizan al PAN con el PRI, en lugar de que, como era de esperarse, el PRI se reformara para mejorar.

Pero hay otro punto que se ha hecho a un lado, que se ha olvidado en la discusión sobre los impuestos territoriales de las propiedades de los políticos: es el tema relativo a la manera como las tierras que eran de los ejidatarios de Acapulco o de Puerto Marqués, pasaron a ser ahora de los nuevos y conspicuos propietarios, que son no sólo los políticos del debate sino otros cuyos nombres ya se han empezado a mencionar, y seguramente también personajes del mundo de los grandes negocios.

El asunto de fondo es saber si, tal y como se ha dicho, el lujoso fraccionamiento tiene como antecedente una expropiación; los antiguos propietarios estarán seguramente interesados en saber si los fines de la expropiación se han cumplido o no, porque no se puede expropiar sin algún objeto o fin de interés social, y seguramente una zona de lujo para propietarios privados no puede ser lo que motive una expropiación.

El senador Félix Salgado Macedonio, recientemente accidentado en la carretera de Acapulco, estaba ya cerca del busilis del asunto; si el accidente fue provocado, afortunadamente los interesados en causarle mal fueron burlados por la buena suerte del legislador, quien seguramente en cuanto se restablezca continuará con sus pesquisas y con la defensa de los propietarios originales de los terrenos.