La trascendencia de los experimentos de clonación animal no es exclusivamente de orden metodológico. El paso que se ha dado con el nacimiento de Dolly a partir del material genético de una célula adulta, apoya ahora de una manera más clara cambios de primera magnitud en un plano conceptual. Son desde luego muy diversos los territorios en los que tienen un gran impacto las experiencias de clonación --desde el nivel bacteriano hasta el reporte reciente de Ian Wilmut y sus colaboradores. Uno de sus efectos más sobresalientes se da en las concepciones actuales sobre sexo y reproducción. Hay dos escalas en las que estos efectos pueden considerarse, por un lado, la de los hechos y por otra parte la de las interrogantes.
1. Las células somáticas son capaces de participar en la reproducción pues bajo condiciones especiales pueden comportarse como células sexuales fusionadas. Esto fue lo que ocurrió en el caso de Dolly, en el que se emplearon células de la glándula mamaria de la oveja donante. Esto acaba con la idea de que en el proceso reproductivo se requieren células especializadas en la función sexual, por tanto:
2. No es indispensable la fecundación, entendida como un proceso de intercambio de material genético, pues para el nacimiento de nuevos sujetos una célula diploide (con el número total de cromosomas de la especie) puede realizar las funciones que antes estaban limitadas a la unión de dos células sexuales haploides (con la mitad de cromosomas de la especie). Además:
3. Las células sexuales masculinas, conocidas por todos como espermatozoides, no son necesarias para la reproducción, lo que no necesita de mayores explicaciones, pues en el nacimiento de Dolly no intervino nunca un espermatozoide. Si los espermatozoides no son indispensables para la reproducción, se elimina al elemento ``masculino''. Es factible entonces la reproducción sin ``machos'' --En el caso de Dolly participan cuatro hembras y ningún macho: la donadora del núcleo, la donadora del óvulo, la donadora de útero y Dolly que es una ``hembra''.
4. La capacidad reproductiva del óvulo no radica en su propio núcleo, pues a esta célula puede extirpársele el material genético original y trasplantarle un núcleo exógeno, y:
5. Ni los espermatozoides, ni el núcleo del óvulo son determinantes en el sexo biológico de nuevos sujetos.
Los conceptos que se modifican a partir de estos hechos, son de la mayor importancia. Hay una ruptura respecto a creencias anteriores --entre las que quedan incluidas las ideas derivadas de la propia investigación científica-- como el papel de los óvulos y espermatozoides en la reproducción, la naturaleza de la fecundación, así como los determinates biológicos del sexo. Pero no sólo eso.
También se abren caminos antes insospechados para el conocimiento, al resolverse disputas ancestrales y sentarse las bases para la formulación de nuevas preguntas experimentales:
1. Si, como hasta ahora se cree, los cromosomas sexuales son los que determinan el sexo de los nuevos sujetos ¿qué pasará si en lugar de trasplantarse el núcleo de una célula de una hembra (como en el caso de Dolly) se transfieren los cromosomas de un macho? ¿Nacerá ahora un macho? o ¿será nuevamente una hembra? Esta sería, sin duda, una de las pruebas más contundentes de que la determinación del sexo está concentrada en una parte muy circunscrita del material genético, los cromosomas sexuales, o por el contrario, sería es necesario buscar nuevas explicaciones. Otro experimento en la misma dirección podría consistir en explorar los transplantes de núcleo de animales con un tipo especial de mosaicismo, esto es, auqellos sujetos que poseen simultáneamente células con cromosomas sexuales ``masculinos'' y otras con cromosomas sexuales ``femeninos''. Si como hasta ahora se piensa los cromosomas sexuales son los responsables del sexo de los sujetos recien nacidos, entonces el núcleo de células con cromosomas masculinos daría lugar a ``machos'' y las células con cromosomas sexuales femeninos obtenidas del mismo sujeto darían lugar a ``hembras''. Si no ocurre así, habría que buscar nuevas explicaciones, lo que daría un vuelco a las creencias actuales sobre la determinación del sexo de base genética.
2. Por otra parte, cabe preguntarse: si en los experimentos que dieron como resultado el nacimiento de Dolly participaron, como ya vimos, además de ella tres hembras, ¿es posible reducir el número a un sólo sujeto? En otras palabras ¿es posible que la donadora del núcleo sea la misma que la donadora del óvulo e incluso que la donadora del útero? Teóricamente lo es. Si ésto es así, entonces estaremos ante la prueba de que es posible que la reproducción se realice a partir de un sólo sujeto. En otras palabras, estaríamos ante la evidencia del hetrmafroditismo como una condición innata y potencial los mamíferos.