Las exigencias de las políticas de protección al ambiente sobre los procesos de extracción y refinación del petróleo están forzando, principalmente a las refinerías, a realizar cuantiosas inversiones que representan altos niveles de riesgo. Ante esos significativos gastos las ganancias tienden a reducirse, tanto por los precios del crudo, que se encuentran al alza, como por los altos costos de operación y mantenimiento, por lo que muchas de ellas han reducido su producción, otras han realizado alianzas estratégicas y otras han cerrado o han sido vendidas.
Este proceso está llevando también a cambios estructurales en la administración de las refinerías, como es el caso de los japoneses, que reducirán los costos por fuerza de trabajo en 13.5 millones de dólares en un solo año.
A pesar de esta situación, Corea del Sur y Tailandia elevarán su producción de refinados. De acuerdo con la Agencia Internacional de Energía, el consumo mundial de petróleo requerido por las refinerías se elevará a 78.6 millones de barriles diarios en cinco años. En este contexto, es importante destacar que las refinerías de Estados Unidos durante el periodo 1991-2000 gastarán 36.2 billones de dólares para cumplir con las reglas ambientales. De esta suma, 22.5 billones serán para la adquisición de controles de emisión de gases y 13.7 billones para generar productos con la calidad requerida y otros tipos de equipo anticontaminante.
Se estima que a largo plazo, Estados Unidos gastará 152 billones de dólares para cumplir con las reglas ambientales relativas al aire, agua, desechos y requerimientos de salubridad.
Comentario final
La inestabilidad del mercado del petróleo está ligada a los vertiginosos cambios de la economía mundial, a las políticas de producción y de precios, y a los avances en el uso de otras fuentes de energía, lo cual configura un panorama complejo de proyectar en el largo plazo. En esto es indudable el juego de intereses que existe tanto en el terreno económico como en el político.
Como hemos repasado, en el transcurso del tiempo la situación del mercado petrolero mundial, si acaso ha cambiado, es precisamente en el sentido de acentuar el valor estratégico de este recurso natural en el mundo. Para expresarlo en palabras del propio Lázaro Cárdenas, que fue el primer jefe de Estado en el mundo que percibió con toda precisión y con una larga visión histórica lo que el petróleo habría de significar: ``[es] la misma soberanía de la Nación, que quedaría expuesta a simples maniobras del capital extranjero''.
Esto nos obliga a los mexicanos de esta generación a recordar que los asuntos relativos al petróleo y sus derivados, sean petrolíferos o petroquímicos, no son solamente materia de las leyes de oferta y demanda ni de tratados comerciales entre países, sino que se distinguen como temas con mucha mayor complejidad.