Sociedad civil democracia y paz
Miguel Concha *

Pienso que las organizaciones civiles, sociales, políticas, populares, académicas y eclesiales, así como las personas organizadoras de este Primer Encuentro Nacional por la Paz, debemos en este momento sentirnos muy satisfechos por su realización. En primer lugar --cosa que no ha sido suficientemente destacada por la prensa--, por el número y la calidad de los y las representantes. Durante estos tres días aquí se han concentrado 564 compañeros y compañeras, venidos de cerca de 19 entidades de la república, a nombre de 90 organizaciones. Son una muestra significativa de la sociedad civil organizada en México a nivel nacional.

Enseguida porque no obstante nuestras legítimas diferencias ideológicas, a todos y todas nos ha unido y nos une nuestra voluntad de paz con justicia y dignidad en nuestro país, en estos momentos en que asuntos tan fundamentales como la paz, la soberanía, la democracia y el reconocimiento y respeto a los derechos humanos están gravemente comprometidos.

Con este encuentro, la sociedad civil organizada en México, haciéndose una vez más eco de los anhelos auténticos del pueblo mexicano, refrenda con fuerza su voluntad de paz, de democracia, de respeto a su soberanía, de justicia y de reconocimiento y respeto a todos sus derechos humanos.

Pienso que sobre todo tenemos que sentirnos satisfechos por los resolutivos tan ricos y tan importantes que han emanado de este Primer Encuentro Nacional y que una vez más expresan lo que realmente quiere el pueblo de México. No es verdad que solamente en las instancias gubernamentales o partidistas se expresa la voluntad ciudadana y se gestan las soluciones para resolver los graves problemas nacionales.

Siempre hemos sostenido que las organizaciones civiles, sociales, populares, eclesiales y académicas deben ser consideradas por todos como interlocutores calificados de lo que acontece en nuestro país y de la manera como tienen que ser resueltos nuestros problemas. Ahí están si no, los resolutivos de este Primer Encuentro, que además nos comprometen a seguir trabajando con lucidez por la paz, la justicia, la democracia, la dignidad y la soberanía de nuestro pueblo.

No debemos perder de vista que este Primer Encuentro es únicamente el primer eslabón nacional de una cadena de eventos de un amplio y fuerte movimiento nacional por la paz, que se han venido produciendo y se producen en muchas regiones y entidades del país, en aras de alcanzar en su momento oportuno un Congreso Nacional por la Paz con Justicia y Dignidad. Así nos lo propusimos todas las organizaciones y personas de la república, que desde un principio pensamos en la feliz realización de este Primer Encuentro. Y quisiera aprovechar esta oportunidad para llamar sobre ello la atención de las compañeras y compañeros de la prensa, que solidarias y solidarios con las mejores causas de México, que son las de todos nosotros, han seguido con atención este encuentro.

Muchas veces la urgencia de comunicar la noticia hace correr el riesgo de perder de vista lo que sólo es un momento de un vasto movimiento y de un proceso fuerte que se gesta y se encuentra a nivel nacional.

Por los cruciales momentos en que se encuentra nuestro país, en los que están en juego nuestra soberanía, dignidad, justicia, democracia y paz, y dada la calidad y trascendencia de los resolutivos que acaban de emanar de la realización de este Primer Encuentro, quiero aprovechar esta oportunidad para recoger expresamente el llamado que los organizadores hicimos a todos los partidos y asociaciones políticas, para que incorporen con claridad y vigor en sus principios ideológicos, en sus plataformas, y sobre todo en sus programas de acción, la búsqueda de la paz con justicia y dignidad, y el reconocimiento y respeto de los derechos individuales y colectivos de todas y todos los mexicanos, y especialmente los de los indígenas, en nuestro país.

Les pedimos que haciendo honor a su voluntad de representar al pueblo, recojan los presentes resolutivos, los valoren y aprecien, y los asuman como propios en su propósito de legitimación social. Para cualquier ciudadana y ciudadano es incomprensible, más aún, inadmisible, que la lucha concreta por la paz, la democracia y los derechos humanos, en las circunstancias actuales que vive México, no sea enarbolada también con claridad, vigor y patriotismo por las organizaciones políticas.

Dada la índole nacional, plural y ciudadana de este Primer Encuentro, y sobre todo tomando en consideración los graves momentos que vive nuestra patria, y de los que se ha hablado con tanta claridad y lucidez aquí, considero que el encuentro debe hacer en esta misma ocasión una petición especial a la Conai para que cuanto antes formule una alternativa concreta frente al estancamiento de la negociación política por una paz con justicia y dignidad.

Es inútil reiterar aquí la falta de voluntad de paz y de diálogo por parte del actual gobierno de México; es inútil insistir sobre la guerra de baja intensidad que se sigue llevando adelante en Chiapas, y que diariamente sangra con nuevos hechos de violencia las comunidades de los indígenas; no hace falta repetir la inmensa zozobra que causa en el país la presencia abrumadora del Ejército y las medidas que apuntan a su militarización; para nadie es un secreto que los índices de violaciones a los derechos humanos se han incrementado por todas partes de manera preocupante; no entendemos, por otra parte, cómo se pretende defender nuestra soberanía limitando y obstaculizando los caminos de la democracia.

Aquí mismo, en este encuentro, se han presentado múltiples y valiosos testimonios de primera mano sobre todo ello. Sin tremendismos, pensamos con angustia que hoy se está jugando todo en nuestro país. Por ello debemos seguir luchando juntos por reabrirle caminos a la paz, la justicia y la democracia en México. Y creo que la Conai, que dignamente preside el obispo de San Cristóbal de las Casas, don Samuel Ruiz García, tiene el respaldo de todas y todos nosotros y la obligación moral para desempantanar junto con todos nosotros y a nombre de todos esta situación.

* Palabras del vicepresidente de la Academia Mexicana de Derechos Humanos, durante la clausura del Primer Encuentro Nacional por la Paz