Insta Zedillo a no impugnar derrotas electorales ni enterrar al vencido
Rosa Elvira Vargas Ť Es tiempo de que al avance democrático del país corresponda otro muy claro en la cultura política, para dejar atrás la práctica de que el que pierde impugna y quien gana esgrime su victoria para tratar de enterrar a sus adversarios, antes que reconocer la legalidad y transparencia del proceso electoral, planteó el presidente Ernesto Zedillo ante empresarios de la Concamin. Allí, estableció también que la soberanía popular es el origen de la nacional, y que sólo a los mexicanos corresponde decidir libremente su futuro.
La cultura política, apuntó, implica reconocer y asumir con civilidad y madurez tanto los triunfos como los reveses, y admitir como hecho indiscutible, inamovible e irreversible la legalidad electoral.
Debe reconocerse, con independencia de los resultados, que el desarrollo de cada elección será el mejor aliciente para seguir fortaleciendo la lucha democrática, dijo.
Ante los empresarios, que eligieron a Jorge Marín como su nuevo dirigente, Zedillo anunció que la inversión en infraestructura pública y privada crecerá para este año 27 por ciento en términos reales y 4 por ciento del PIB, lo que equivaldrá al mayor nivel alcanzado en los últimos diez años.
Sin embargo, el Presidente abordó medularmente en su mensaje lo relativo a las contiendas electorales de este año y, en clara alusión a los comicios del domingo en Morelos, dijo que todos estos procesos -24 en lo que va de su gobierno- han culminado en campañas intensamente rebatidas, respetuosas del pluralismo y realizadas con la convicción y la certeza de que quien obtenga más votos será el triunfador.
Cada una de esas elecciones, continúo, ha sido reconocida como pacífica, legal y limpia. Con resultados que obedecen a la voluntad ciudadana y en las que se ha comprobado la vitalidad de la vida política nacional. Además que ésta, se ha demostrado, ofrece el cauce para contender abierta, gallardamente y con civilidad por la representación popular y al servicio de la ciudadanía.
También afirmó que si en distintos momentos de la historia los mexicanos se han unido para defender la soberanía de la patria, hoy ésta se fortalece con el desarrollo de la democracia.
Por la mañana, durante la presentación del programa de trabajo del sector energético de 1997, el presidente Zedillo afirmó que el nacionalismo mexicano no se erige contra nadie, es incluyente y coloca, por encima de todo, la defensa de la soberanía y de la dignidad del país. Se trata, dijo, de un valor y un sentimiento que unen a todos, sin importar diferencias culturales, regionales y políticas.
A continuación se reproduce el mensaje del Presidente:
Me da mucho gusto reunirme nuevamente con los industriales de México, precisamente ahora, al término de su 79 Asamblea General Ordinaria.
En primer lugar, quiero reconocer ampliamente la labor de Víctor Manuel Díaz Romero al frente de Concamin, pues en los tiempos difíciles en que le tocó presidir esta organización supo, en todo momento, defender los intereses de sus agremiados, sin perder de vista el interés nacional y las perspectivas de largo plazo. Supo también -como aquí ha quedado claro- mantener la unidad para superar las dificultades coyunturales.
Felicito a Jorge Marín por la confianza que ustedes, los industriales, han depositado en él. Desde luego, con el nuevo presidente de Concamin mantendremos, como siempre, un diálogo de altura con la representación institucional de los industriales de México.
En respuesta a los desafíos que nuestra economía ha enfrentado desde hace varios años, Concamin ha impulsado decididamente la modernización de la industria, lo que ha contribuido a la recuperación iniciada en el último año.
A la luz de los resultados obtenidos hasta ahora, con el esfuerzo perseverante de todos los sectores productivos, podemos ver que los mexicanos seguimos el rumbo correcto y aplicamos la estrategia económica adecuada.
En 1996 la economía mexicana creció más del doble que el incremento anual de nuestra población. El nivel del producto interno bruto en el cuarto trimestre de 1996 rebasó el nivel alcanzado en el mismo trimestre de 1994.
Además -y esto es muy importante-, la reactivación económica nos ha permitido generar más empleos, y la perspectiva del año es que esta tendencia en la recuperación del empleo se mantenga firmemente.
También es de decir que la inflación ha mostrado una tendencia descendente, y esto es muy claro. Se han, además, estabilizado los mercados financieros y, en promedio, se han reducido de manera significativa las tasas de interés.
La inversión privada ha aumentado satisfactoriamente desde el año pasado, y hace apenas dos semanas conocimos importantes proyectos de inversión, tanto nacional como extranjera, para este año.
La inversión en infraestructura pública y privada crecerá este año 27 por ciento en términos reales, y será equivalente a 4 por ciento del producto interno bruto, el mayor nivel alcanzado en los últimos 10 años.
Por fortuna, el motor de la recuperación ha sido precisamente el sector industrial, que el año pasado contribuyó con más de la mitad del crecimiento del producto interno bruto, y es importante señalar que con este impulso todos los sectores de la economía experimentan hoy la recuperación.
El dinamismo de nuestra industria es en buena medida resultado del vigoroso y sostenido crecimiento en nuestras exportaciones. Además, en un tiempo relativamente breve, México ha recuperado el acceso a los mercados voluntarios de capital del exterior. De este modo, logramos pagar por adelantado el crédito de apoyo que nos proporcionó el gobierno de Estados Unidos en 1995, y hemos además saldado parte de nuestros compromisos con el Fondo Monetario Internacional.
Nuestras reservas internacionales se han incrementado significativamente y su nivel actual es el más alto desde mediados de 1994. Estos resultados son producto, en primer lugar, del esfuerzo perseverante de los sectores productivos del país.
Nos falta todavía mucho para llegar a las metas que nos hemos propuesto, pero hoy tenemos la certeza de que somos capaces de lograrlo.
El crecimiento que se inició el año pasado se sustenta en bases muy sólidas, en el esfuerzo iniciado hace poco más de 10 años para abrir nuestra economía a las corrientes del comercio mundial, se sustenta en el esfuerzo de desregulación y simplificación que continuaremos este año con toda fuerza.
En los últimos años hemos profundizado el cambio estructural, y hoy la inversión privada cuenta con nuevas oportunidades en puertos, telecomunicaciones, ferrocarriles, generación de energía eléctrica, transporte y distribución de gas natural, aeropuertos y petroquímica no básica.
Para lograr un crecimiento elevado y sostenido, debemos contar con fuentes seguras y suficientes de ahorro interno. A ello contribuirá de manera esencial la reforma del Sistema Nacional de Pensiones y el Fondo para la Vivienda.
Como lo he señalado desde los primeros días de mi mandato, por su efecto en el ahorro interno esta reforma es clave para evitar la recurrencia de crisis como las que han afectado la economía nacional desde hace más de 20 años. En esta perspectiva, el ahorro externo será sólo un complemento. Lograremos que el crecimiento de nuestra economía sea estable y sostenido a partir de nuestras propias capacidades.
Con los programas de Apoyo a Deudores y de Capitalización de la Banca, que se han puesto en marcha, se preservó el patrimonio de los ahorradores, se evitó el colapso de los propios bancos y, sobre todo, se evitaron daños mucho mayores a la planta productiva del país.
Estoy seguro de que en este entorno más favorable las instituciones bancarias comenzarán a ofrecer una mayor disponibilidad de créditos para nuestra industria.
Para apoyar a las micro, pequeñas y medianas empresas en la elevación de su productividad, estamos consolidando en toda la república la red de centros regionales para la competitividad empresarial. Con este esfuerzo conjunto, con este trabajo de todos estamos sentando bases firmes para consolidar este año la recuperación.
Nuestro compromiso es que la recuperación nos conduzca a un crecimiento sostenido de la economía, que se refleje en más empleos, en mejores ingresos y en mejores niveles de vida para la población.
El crecimiento económico nos permitirá contar con mayores recursos para las políticas de apoyo social, las políticas de educación, las políticas de salud, las políticas para cerrar la brecha entre riqueza y pobreza.
Señoras y señores:
Quiero reiterar ante ustedes que 1997 será el año de la consolidación de la recuperación económica, pero también será el año de la democracia. Así será porque tenemos ya las bases económicas para lograr un crecimiento sostenido y las bases políticas para lograr un pleno desarrollo democrático.
Gracias a la participación de las distintas fuerzas políticas nacionales hoy tenemos una legislación electoral moderna que asegura la independencia de las autoridades electorales, asegura condiciones justas para la competencia entre partidos, y que garantiza que las elecciones reflejen estrictamente la voluntad ciudadana.
Tenemos, sobre todo, esa voluntad de los ciudadanos de participar en los procesos electorales para la conformación de los órganos de gobiernos federales, estatales, municipales y del Distrito Federal.
Hoy, la contienda política en México tiene lugar en condiciones de normalidad democrática; desde el inicio de mi administración se han efectuado elecciones locales en 24 estados. Cada una de ellas ha culminado campañas intensamente debatidas, respetuosas de nuestro pluralismo y, sobre todo, realizadas con la convicción y la certeza de que quien obtenga más votos será el triunfador.
Cada una de esas elecciones ha sido reconocida como pacífica, legal, limpia, cuyos resultados obedecen a la voluntad ciudadana; cada una de esas elecciones ha comprobado que nuestra vida política tiene vitalidad y que ofrece los cauces para contender abierta, gallardamente y con civilidad por la representación popular y al servicio de la ciudadanía.
Por eso, es tiempo de que al avance democrático, sustentado en mejores normas y mejores procesos electorales, corresponda un avance muy claro en la cultura política; esa cultura entraña dejar atrás la práctica de que quien pierde impugna y quien gana esgrime su victoria para tratar de enterrar a sus adversarios antes que para reconocer la legalidad y transparencia del proceso electoral.
La cultura política de la democracia implica reconocer y asumir con civilidad y madurez tanto los triunfos como los reveses; implica reconocer y asumir, como un hecho indiscutible, inamovible, irreversible, la legalidad electoral; implica también que, con independencia de los resultados, el desarrollo de cada elección será el mejor aliciente para seguir fortaleciendo la lucha democrática.
Hoy reitero que a la vocación democrática de los mexicanos y a la voluntad de participación de la ciudadanía, mi gobierno corresponderá invariablemente con la más firme voluntad política para consolidar una plena democracia.
En un compromiso fundido en mi más profunda convicción; es un compromiso avalado por los hechos; es un compromiso para hacer de este 1997 el año de la democracia en México.
Si en distintos momentos de nuestra historia los mexicanos nos hemos unido para defender la soberanía de nuestra patria, hoy esa soberanía se fortalece con el desarrollo de nuestra democracia.
Con esa voluntad, corresponde sólo a los mexicanos decidir libre y soberanamente nuestro futuro; corresponde sólo al pueblo de México y a sus instituciones decidir los caminos y las acciones para enfrentar los retos que se nos presentan al terminar el siglo XX.
Los retos de la seguridad, de la vigencia del estado de derecho, del buen gobierno y de la justicia social serán superados únicamente por la voluntad del pueblo en la democracia y por la fortaleza y capacidad de cambio de nuestras instituciones. En esta tarea será fundamental la participación de los industriales mexicanos que, estoy seguro, hoy como siempre sabrán cumplirle a México.
Con esa convicción me es muy grato, hoy lunes 17 de marzo de 1997, declarar formalmente clausurados los trabajos de la LXXIX Asamblea General Ordinaria de la Confederación de Cámaras Industriales de los Estados Unidos Mexicanos.
Mi reconocimiento a los industriales de México. Muchas gracias.