Entre los documentos ratificados por la XI Asamblea General del Icomos, realizada en Sofía en octubre de 1996, se encuentra el texto ``Principios para el establecimiento de archivos documentales de monumentos, conjuntos arquitectónicos y sitios'', en el que se considera la constitución de archivos documentales como uno de los principales medios para la comprensión, identificación y reconocimiento de los valores del patrimonio cultural. Así pues, siguiendo los preceptos de la Carta de Venecia (1964) --principalmente su artículo 16--, el organismo internacional nuevamente ha recomendado a los países miembros considerar prioritario el permanente registro documental del patrimonio arquitectónico.
Conforme a lo señalado por el Icomos, con la creación de centros documentales a nivel nacional y regional se podrán lograr diversos objetivos, entre los que se cuentan: asegurar la gestión y control de proyectos que involucren edificaciones monumentales; lograr la preservación de los inmuebles conforme a sus características físicas originales, sus materiales, modos constructivos y significación histórico-cultural; promover la participación de la sociedad en su conservación; contar con un listado permanente y actualizado de los sitios y monumentos que estén en riesgo de destrucción, ya sea por causas naturales o humanas; el tener acceso a la información necesaria para determinar usos apropiados y durables; y desde luego, el establecimiento de políticas adecuadas de planificación, desarrollo y salvaguarda de los bienes inmuebles.
Al respecto, parte fundamental en la política cultural de las instituciones mexicanas ha sido la elaboración de registros completos y actualizados del patrimonio nacional para su mejor difusión y preservación. Así se ha efectuado un amplio catálogo nacional de bienes inmuebles, trabajado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia y la Dirección General de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural, que incluye más de 100 mil monumentos históricos. Del mismo ha derivado la publicación de diversos inventarios sobre edificios aislados (la Catedral de Puebla), delegaciones capitalinas (Tláhuac, Azcapotzalco...), zonas (Centro Histórico de México) y ciudades (Querétaro).
Más recientemente, como lo anunció La Jornada el 15 de febrero, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes dio a conocer el Catálogo de monumentos históricos inmuebles del estado de Guanajuato, que incluye fichas de 6 mil obras arquitectónicas del Bajío, que van del siglo XVI al XX. Dicho trabajo cuenta con dignos antecedentes: el Catálogo de bienes inmuebles de propiedad federal del municipio de Guanajuato, publicado en 1976 por la Secretaría de Patrimonio Nacional (en el que participaron Vicente Medel, Jaime Ortiz Lajous, Juan Benito Artigas, Víctor Manuel Villegas y Manuel Sánchez Santoveña y la fotógrafa Lourdes Grobet), así como la monografía y el catálogo de Cuatro monumentos del patrimonio cultural, editado por la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología en 1985 (trabajado por Alberto González Pozo, Renato González Mello, Rogelio Ruiz Gomar, Gustavo Curiel y Carmen Saucedo, además de la fotografía de Israel Katzman y Agustín Estrada).
En el ámbito latinoamericano es invaluable el esfuerzo que viene realizando el Centro de Documentación de Arquitectura Latinoamericana (Cedodal), creado en Buenos Aires en 1995, con el objetivo de ``contribuir al desarrollo de la investigación histórica, la formación teórica, la capacitación de recursos humanos y la difusión de la arquitectura iberoamericana''. Sus colecciones documentales se han formado a lo largo de 20 años e incluyen diversos fondos: biblioteca (más de 12 mil volúmenes), hemeroteca (cerca de 10 mil revistas), colecciones de planos y dibujos de los siglos XVIII al XX, iconografía y grabados, manuscritos, fotografías (más de 15 mil), y microfilmes con documentación de diversos archivos europeos y americanos. Asimismo cuenta con áreas especializadas en la preservación del patrimonio y el estudio de tecnologías alternativas. Sus fundadores son Ramón Gutiérrez y Graciela María Viñuales autores, entre innumerables investigaciones, del volumen Iberoamérica. Tradiciones, utopías y novedad cristiana (Encuentro Ediciones, 1992).
Es ambiciosa e interminable la labor, pero bueno sería que los comités nacionales del Icomos en el área hispanoamericana, con los organismos oficiales de cada país, impulsaran nuevos centros documentales a nivel local y regional que permitan un mayor conocimiento y una mejor custodia de nuestra común herencia patrimonial.