Funcionarios de la Casa Blanca intentan disuadir a tres senadores duros de descertificar a México Los líderes republicano y demócrata, en favor de ``algo más'' que un sentir del Senado
Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 17 de marzo Ť Los senadores Dianne Feinstein, Paul Coverdell y Kay Bailey Hutchison se reunieron esta noche con funcionarios claves del gobierno del presidente Bill Clinton, en lo que fuentes congresionales caracterizaron como un intento más para negociar un consenso sobre una iniciativa legislativa que evitaría la descertificación de México, pero que permitiría expresar la insatisfacción del Capitolio sobre la cooperación antinarcóticos del país vecino.
Al concluir la reunión de esta noche, los senadores informaron sólo que los funcionarios de la administración Clinton presentaron una propuesta, y explicaron que los legisladores se dedicarían a trabajar durante esta noche para intentar diseñar un ``vehículo'' legislativo para mañana. La senadora Feinstein, quien hasta ahora ha insistido en su posición a favor de una descertificación, comentó esta noche: ``Estamos cautelosamente optimistas''. Sin embargo, todos rehusaron ofrecer más detalles sobre lo conversado.
El asesor de Seguridad Nacional, Sandy Berger; el zar antinarcóticos, Barry McCaffrey, y el secretario del Tesoro, Robert Rubin, se reunieron con los principales promotores de diversas propuestas de legislación en el Senado sobre este asunto. Aunque hubo pocos detalles al concluir esta sesión, fuentes cercanas a las negociaciones afirmaron que con el Senado a punto de suspender sus sesiones por sus vacaciones de Pascuas, a fines de esta semana, el liderazgo republicano presionaba a sus colegas a llegar a algún tipo de resolución no obligatoria, que impondría algunas condiciones sobre México.
El líder de la mayoría del Senado, Trent Lott, dijo esta mañana que esperaba que la Cámara alta pueda votar una resolución legislativa el miércoles o jueves de esta semana, y agregó que ya se acordó limitar el debate a no más de 10 horas ante el pleno. ``Lo que está ocurriendo en México con las drogas y como están trabajando con nosotros es insatisfactorio'', dijo Lott.
Señaló en particular el arresto del general Jesús Gutiérrez Rebollo, el dinero de Mario Ruiz Massieu en Texas y el constante flujo de droga de México a Estados Unidos. Interrogado sobre una resolución legislativa que sólo sería un ``sentir del Congreso'' no obligatoria sobre la certificación, Lott respondió: ``Yo creo que tendrá que ser algo mas fuerte que eso''.
El líder de la minoría demócrata, Tom Daschle, indicó que también prefiere algo más fuerte que una resolución no obligatoria, y sugirió que tal vez algún tipo de cumbre sobre drogas podría ser útil. Al mismo tiempo, Daschle señaló que no apoyaba la resolución conjunta aprobada por la Cámara la semana pasada, la cual posterga la descertificación por un plazo de 90 días, a fin de evaluar si México logra avanzar sobre una serie de condiciones planteadas.
El líder demócrata señaló que tal vez el Congreso podría solicitar que Clinton intente concretar resultados sobre la cooperación antinarcóticos bilateral durante su visita a México, en abril.
Aparentemente, el liderazgo del Senado ha sido persuadido por los argumentos de la administración Clinton de que cualquier descertificación de México podría tener consecuencias severas sobre el peso mexicano y la habilidad de Estados Unidos de invertir en más rubros de la economía mexicana.
Los funcionarios de la Casa Blanca rehusaron especular sobre las negociaciones con el Senado, aunque una fuente informó a La Jornada que la administración Clinton permanece tajantemente opuesta a cualquier medida de descertificación de México. El gobierno de Bill Clinton también se ha opuesto a cualquier legislación que imponga condiciones obligatorias a su vecino del sur.
Pero fuentes legislativas señalaron que si la administración no acepta una posición más fuerte que la propuesta por la senadora Kay Bailey Hutchison (una crítica de México sin descertificación, a través de una resolución del ``sentir del Congreso''), algunos senadores del liderazgo podrían ser convencidos de presentar una de las versiones más duras como la de Feinstein, a favor de la descertificación, ante el pleno. Pero después de la reunión de esta noche, resaltó una fuente legislativa, esto tiene ahora menos posibilidades de prosperar que antes.
Un factor decisivo, según varias fuentes congresionales, es el propio calendario del Senado. Cualquier resolución para descertificar a México tiene que ser aprobada por ambas cámaras en el plazo de los 30 días posteriores a la decisión de certificación adoptada por el presidente Clinton, la cual fue anunciada el 28 de febrero. Con el Congreso en receso a partir del próximo viernes y hasta principios de abril, sólo queda esta semana para promover una medida o perder la oportunidad.
¿Existe o no existe?
Un documento de la Casa Blanca que ha circulado entre el Congreso, preparado por la oficina del zar antidrogas, Barry McCaffrey, y que contiene una serie de argumentos contra la descertificación de México, fue declarado hoy ``no existente'' por sus autores.
El documento, primero obtenido y publicado por La Jornada hace dos semanas, y una semana después por The Washington Post, no está escrito sobre papel membretado y sólo se autoidentifica como un ``no documento''. La Casa Blanca aseguró hoy a la agencia Ap que el documento ``no existe'', y el vocero del Departamento de Estado, Nicholas Burns, dijo a la misma agencia que no podía comentar sobre un documento cuya existencia se desconoce oficialmente.
En el documento se alega, como una de las razones por las cuales no se debe criticar al país vecino, que ``las actitudes políticas en México son inmaduras'' y un desdén por el poder al norte podría provocar una ``oleada nacionalista''. El documento, en poder de este diario, formó parte de una serie de textos circulados a legisladores claves. La Jornada confirmó con fuentes independientes el origen del documento: la Casa Blanca.
Pero un ``no documento'' se usa precisamente cuando el gobierno no desea dejar una ``huella'' oficial con un texto, y en cualquier momento se puede ``desconocer''. Estos ``no documentos'' se han usado frecuentemente en negociaciones con otros gobiernos o grupos antes de ser ``limpiados'' para ser integrados como documentos ``oficiales'', los únicos cuya ``existencia'' es reconocida.