La Jornada 17 de marzo de 1997

Supo a triunfo al Tri el empate sin anotaciones con Costa Rica

Marlene Santos A., enviada, San José, Costa Rica, 16 de marzo Ť La selección costarricense sometió a su dinámico ritmo de juego al tri, que la mayor parte del partido se ocupó en labores defensivas y donde en principio fue víctima de un arbitraje localista. Pese a todo, los ticos no supieron capitalizar la mayor posesión del esférico; y el esperado cotejo, al que la prensa de este país bautizó como el clásico de la Concacaf, culminó con un empate a ceros, que a México le supo a triunfo.

Enmedio del desbordado ambiente festivo que enmarcó el debut --en la última fase eliminatoria de la región-- de los costarricenses, México desperdició las más claras oportunidades de gol, dos por conducto de Zague y otra más por Ricardo Peláez, mientras Wilmer López y Paulo César Wanchope, por Costa Rica, tampoco pudieron vestirse de héroes.

De acuerdo con los pronósticos, el partido resultó muy disputado, especialmente por parte del ambicioso conjunto tico, cuya velocidad descontroló a los pupilos de Velibor Milutinovic, que sólo por algunos momentos lograron imponer su toque pausado. Sin embargo, dio la impresión de que no fue ni la rapidez del rival, ni la presión de la afición, y mucho menos el temido viento, el factor que inhibió al tricolor, sino la actuación del árbitro peruano Alberto Tejeda.

El silbante pecó de rigorista contra los visitantes, y al minuto 32 ya había amonestado a Claudio Suárez, Zague y Alberto García Aspe. A Luis Roberto Alves le mostró el cartón amarillo por dar un manotazo al aire en ademán de reclamo, hecho que le retribuyó con ovaciones la entusiasta afición; en adelante el Tri tuvo que ser más cauteloso en su marcaje.

Los morenos, espigados y veloces ticos, fueron un difícil rival, redujeron cualquier espacio para impedir que México desplegara su futbol, y fue hasta el minuto 8, cuando por fin un pelotazo de Coyote amenazó el marco defendido por Erick Lonnis. Los ánimos se calentaron, hubo pequeños empujones que no trascendieron. Y mientras los disparos de los atacantes locales o eran cachados tranquilamente por Adolfo Ríos, o pasaban lejanos a su marco. Al 36' Zague llegó franco al área rival y Ronald González lo jaloneó, el mexicano cayó al suelo reclamando lo que parecía un penal; Tejeda no lo marcó.

También había acción en las bancas, al minuto 39 Bora tuvo un malestar, preso de las emociones, y abandonó la cancha para retornar en la parte complementaria, donde ya no apareció Enrique Alfaro; su lugar lo ocupó Luis Hernández, quien muy poco pudo hacer ofensivamente. Ricardo Peláez relevó a Carlos Hermosillo (59') y Nicolás Ramírez a Benjamín Galindo (71'); Horacio Cordero, técnico de los ticos, sustituyó a Roy Myers por Jafet Soto (58'), a Medford por Alan Oviedo (78').

Al 52 Wilmer sacó un potente disparo de media distancia, Ríos voló espectacularmente para desviar a tiro de esquina y salvar su meta. La respuesta se produjo por conducto de Peláez, quien al 80' remató con la cabeza el esférico que pasó rasante, fuera del poste derecho de Lonnis.

El desánimo invadía a los ticos por ahí del minuto 75, el ritmo decayó y México acabó presionando al rival. Al 89', Luis Hernández también estuvo cerca de la anotación, entró libremente ante la estática defensa local, pero, una vez más, lo máximo que se logró fue un tiro de esquina.

Lo mejor del Tri fue su defensa, a pesar de los titubeos de Claudio Suárez, con Davino en excelente aplicación al igual que Pavel Pardo y Ramón Ramírez. Y si los ticos exaltaron la entrega y coraje de El Indio, Benjamín Mayorga, y se inconformaron por el mal tino de sus delanteros, también fueron capaces de reconocer la gran labor del portero Adolfo Ríos.


Marlene Santos A., enviada, San José, Costa Rica, 16 de marzo Ť ``Vi que venía el centro, traté de descifrar la trayectoria de la pelota a través del viento terrible. Primero pensé en adelantarme al defensa, pero luego vi que el balón iba más atrás, como frenado; intenté corregir mi postura, logré conectar bien, pero no alcancé darle dirección''.

Ricardo Peláez relata la acción que erizó los pelos a casi tres millones y medio de costarricenses. Su remate pasó apenas a un lado del marco defendido por el portero Erick Lonnis. Con buen ánimo, el delantero necaxista contó las peripecias del ``difícil'' partido eliminatorio rumbo al Mundial de Francia 98, ante los ticos. Y promete: ``En condición de local no vamos a dejar ningún punto en el camino, y como visitantes rescataremos los más posibles''.

Ramón Ramírez admitió que los ticos los mantuvieron mucho tiempo dentro de su propia área y señaló que al tri le faltó un poquito de mayor agresividad y tranquilidad para conseguir un gol. ``Las condiciones de la cancha y el viento no permitieron hacer un futbol muy preciso. También el rival fue muy impetuoso. Desde un día antes, cuando fuimos a pisar la cancha, sabíamos que el partido no iba a ser bonito, sino ríspido, de mucho choque y pelotazo''.

A su vez, Luis Hernández señaló que el pelotazo no siempre significa mal futbol, ``a veces es un buen recurso, como cuando la cancha no favorece los pases por abajo y tienes que saltar las líneas de alguna manera'', y al igual que Adolfo Ríos, Duilio Davino, Claudio Suárez y el resto de los jugadores, aseveró que el empate fue un buen resultado, porque se sumó un punto, ``pero no excelente, porque veníamos a ganar''.

Luis García apenas disimulaba su malestar porque Milutinovic no lo ingresó al partido, ``son sus decisiones; ya hablé lo que tenía que hablar y él es el entrenador, se hará lo que él decida. Desde luego que no estoy contento, siento impotencia, desesperación y molestia. Me estoy armando de paciencia''.

El entrenador de Costa Rica, Horacio Cordero, afirmó que su equipo ``tuvo personalidad y fue el protagonista durante 60 o 70 minutos... Hoy podemos decir que perdimos dos puntos como locales, pero tal vez el día de mañana este punto sea el que nos dé la calificación''. Bora Milutinovic se declaró feliz por que México sigue sumando puntos, ``por el comportamiento de la gente y porque a Ronald González, en Italia 90, era un niño y ahora es un gran capitán'' y efusivo fue a darle un abrazo a González y salió casi huyendo de la conferencia de prensa.