Campesinos, víctimas eternas de la guerra sucia: el ex jesuita
Blanche Petrich /I Ť La visión del gobierno frente a Chiapas, influida por los sectores más duros del estado, simplifica al extremo el complejísimo tejido del conflicto y por eso --analiza el ex jesuita Jan de Vos-- se repiten los ataques contra los agentes de la Iglesia y contra las comunidades, donde la pastoral de la diócesis de Samuel Ruiz ha sido más profunda.
Paradójicamente la reciente agresión contra Jerónimo Hernández, Gonzalo Rosas y los dos campesinos que los acompañaban lastimó justo a quienes, en el momento del estallido zapatista en 1994, predicaban con más fuerza en contra de la vía armada, Xi Nich y el grupo de párrocos jesuitas allegados al padre Mardonio.
De Vos conoce los entretelones del trabajo de la congregación jesuita en Chiapas. Treinta años perteneció a la orden de Ignacio de Loyola. Hace 11 años vivió una experiencia parecida a la de los dos sacerdotes de la misión de Arenal, Palenque, cuando era párroco en Chilón, norte de Chiapas, hoy uno de los nudos críticos del conflicto.
Delitos fabricados entonces como ahora: que De Vos, de nacionalidad belga, había transportado una pipa de Pemex cargada de armas. A su parroquia llegó la orden de aprehensión y el hostigamiento. Una mano amiga se levantó en ese momento para defender al jesuita: Laco Zepeda, el escritor, a quien ya pocos reconocen como el actual funcionario estatal Eraclio Zepeda. Pero es una historia vieja que Jan de Vos prefiere no remover demasiado. Muchas cosas pasaron desde entonces, entre otras su salida de la Compañía de Jesús.
Pero analiza para La Jornada: ``La coyuntura chiapaneca se resume en dos términos que se refieren a la misma realidad, guerra sucia o guerra de baja intensidad. Una es premoderna y otra posmoderna. El resultado es el mismo: las víctimas son siempre los campesinos.''
Para él, actualmente investigador y antropólogo, el arresto de los dos jesuitas y los dos líderes campesinos es una jugada más de la misma coyuntura y ocurre en circunstancias similares a otros hechos que han provocado crisis en el proceso de diálogo chiapaneco, justo cuando el presidente Ernesto Zedillo y el obispo Samuel Ruiz se encuentran fuera del país. En momentos como esos, señala, es cuando aparece el grupo ``duro'' a nivel estatal.
``Pero ahora se añade otro ingrediente: el retorno de Patrocinio González. Hace algunos días dijo en Tapachula que había regresado para dedicar los años que le restan a hacer algo productivo para su estado. Y se refirió concretamente a impulsar plantaciones forestales, lo que yo conecto inmediatamente con el análisis que hace el columnista Jaime Avilés sobre los proyectos de eucalipto. Ese proyecto existe y podría extenderse desde Playas de Catazajá, de donde es Patrocinio, por 300 mil hectáreas al norte de Chiapas, el suroriente de Tabasco y el suroccidente de Campeche''.
Para De Vos, el de Patrocinio no es el único grupo que empuja soluciones represivas. Está el de otro ex gobernador, Domínguez de la Vega. Son grupos en pugna. Y uno tercero, ``podríamos decir grupo sin cabeza'', al que pertenece el gobernador César Ruiz Ferro.
Una sociedad eclesiástica
Jan de Vos cuestiona que el protagonismo de los agentes eclesiales siempre se imponga y eclipse la historia de los indios, verdaderos actores de los acontecimientos. ``No deja de sorprenderme: cada semana, cada día ocurre una injusticia contra algún campesino en Chiapas, pero prácticamente nadie se mueve. Tuvieron que ser víctimas dos sacerdotes para suscitar la movilización. Creo que estamos frente a una sociedad eclesiástica más que ante una sociedad civil. Esto nos habla de la inusitada fuerza que tiene en México esta institución llamada Iglesia.''
No cabe una explicación simplista para analizar estos resortes de los mexicanos: ``Hay aquí una tremenda contradicción del México profundo: los dos fundadores de México independiente son dos curas revoltosos que tienen incluso estados con su apellido en la República, Morelos e Hidalgo. Además la nación entera se moviliza en torno a la Virgen de Guadalupe, María Guadalupe. En el Evangelio, María habla muy poco, pero cuando habla --en el Magnificat según San Lucas-- su discurso resulta más subversivo y revolucionario que todos los demás''. De Vos tiene a la mano su Biblia y cita un parlamento de la Virgen. Fustiga a los poderosos. Durísimo, efectivamente.
``La protesta por el arresto de dos curas no se puede explicar sin ese radicalismo que evoca el Magnificat. Porque de radicalismo cristiano tenemos que hablar cuando tenemos que explicar el trabajo de la diócesis de San Cristóbal de las Casas a partir de la llegada de Samuel Ruiz. Y de la forma como los indios recibieron y reinterpretaron el mensaje de ese radicalismo cristiano''.
El recuento de la influencia religiosa en Chiapas de De Vos se remonta 10 años antes de la llegada de Samuel Ruiz, en sus tiempos el obispo más joven de México, a la sede de Fray Batolomé de las Casas, en los años 50, cuando arribaron los credos protestantes, considerando a Chiapas ``tierra de misión'' ya que no tomaban como cristianos a los indígenas.
La Iglesia católica reaccionó con un movimiento de ``volver a la raíz'', de ser, a su vez, misionera. Y la Compañía de Jesús despliega entonces sus primeras misiones en la región. Empezaron en Bachajón. Los domingos ubicaron su misión en Ocosingo y San Cristóbal. Los maristas en Comitán. No fueron las únicas pero sí las más visibles. De religiosas llegaron las dominicas, las del Divino Pastor. Las congregaciones se reparten el territorio y empieza la nueva labor evangelizadora.