José Barberán
Cosoleacaque y Woldenberg

Las nuevas autoridades electorales prometen elecciones transparentes con un padrón sin impugnaciones. En noviembre de 1995, el INEGI contó 35 mil ciudadanos en el municipio de Cosoleacaque, Veracruz (Conteo de Población, 1995). Para la misma fecha el padrón electoral del IFE tenía registrados 46 mil ciudadanos. Un sobreempadronamiento de 30 por ciento.

Y no se trata de una inconsistencia inocua. Ya tuvo consecuencias electorales: en las elecciones federales de 1994 en Cosoleacaque se contaron 36 mil votos. Una cifra razonable según el padrón (80 por ciento de éste), pero absurda si se compara con el número de ciudadanos realmente existentes (más de 103 por ciento de ellos).

Varios de los nuevos funcionarios electorales han declarado que el padrón electoral ya no es motivo de dudas o impugnaciones. Que ha quedado fuera de la guerra de las desconfianzas. Esas declaraciones son, por lo menos, irresponsables. Woldenberg, Jusidman, Molinar y Pershard, flamantes funcionarios electorales, han hecho importantes declaraciones en ese sentido. Junto con el paquete de funcionarios del viejo IFE, heredaron el padrón salinista. Un padrón construido por un miembro notable de la familia feliz y hoy alto funcionario de la presidencia, Almada. Pero no han hecho su tarea: analizar a fondo el padrón antes de avalarlo o considerarlo libre de dudas.

Cosoleacaque no es un caso aislado. Diez millones de ciudadanos viven en municipios en los que, en noviembre de 95, el nivel de empadronamiento estaba por encima de un increíble 96 por ciento en relación al conteo de población. En la mitad de esos municipios (con 5 millones de ciudadanos) el nivel de empadronamiento superaba el 100 por ciento. Esto ocurre tanto en municipios cuya población ha crecido, como en aquéllos que se están despoblando. Analizar y estudiar éste, y muchos otros indicadores de problemas del padrón, debió ser una condición necesaria previa para hacer declaraciones sobre las herencias de un sexenio cuyos productos son hoy universalmente cuestionados.

Pero los problemas siguen: tras la ``Campaña Anual Intensa'' de actualización del padrón, hecha ya bajo la dirección del nuevo IFE, el padrón de Cosoleacaque contiene 51 mil supuestos ciudadanos. ¿De dónde salieron esos 16 mil nuevos ciudadanos en un municipio que hace un año sólo tenía 35 mil? En todo el país se agravó un problema del sobreempadronamiento que tiene que ser revisado.

En 1994, el PRD ganó las elecciones en Cosoleacaque con 18 mil votos. A todos sorprendió que el PRI obtuviera 12 mil votos. Con el padrón actualizado, y bien actualizado, podremos ver nuevas y falsas demostraciones de que los trabajadores petroleros siempre sí están con el PRI.

Según el conteo de noviembre de 95, en Cosoleacaque había, en promedio, 2.5 ciudadanos por vivienda. Si le creyéramos al padrón electoral, hoy debería haber 3.6 ciudadanos por vivienda o 6 mil nuevas viviendas, adicionales a las 14 mil que ya existían para alojar a esos transparentes votantes, ansiosos de demostrar, con votos virtuales en este próximo 6 de julio.