El dinero no huele
El capital financiero impera en la economía, entremezclado con el dinero proveniente del tráfico de drogas, de la venta ilegal de armas, de la prostitución y el juego. El dinero es igual y, como decían los romanos, non olet (no tiene olor). Según las Naciones Unidas, las organizaciones criminales ganan un billón (un millón de millones) de dólares por año, o sea, el equivalente al Producto Nacional Bruto del grupo que incluye a todos los países con escasos ingresos, que tienen 3 mil millones de habitantes, nos informa el economista canadiense Michel Chossudovsky, del cual tomamos los datos para este artículo. Esa cifra incluye solamente las actividades ilegales, pero habría que sumarle las enormes ganancias obtenidas por las inversiones en prácticamente todos los rubros esenciales, desde la agricultura hasta los servicios, pasando por la inmobiliaria. El crimen organizado ha entendido perfectamente la mundialización, de modo que las tríadas chinas, los yakuzas japoneses y las mafias del resto del mundo cooperan entre sí, pesando enormente en el curso de la economía de los grandes países. Las tríadas chinas, por ejemplo, que controlan prácticamente la industria cinematográfica de Hong Kong y muchas joint-ventures en Guangdong, Fujian y Shenzhen, mueven 200 mil millones de dólares por año en todo el mundo, suma que equivale al 40 por ciento del PNB chino.
Por vía electrónica millones de dólares pasan de los principales bancos comerciales a filiales-pantallas en los paraísos fiscales europeos o caribeños (nada menos que 55), algunos de los cuales, como las islas Caimán, que son el quinto centro bancario mundial, tienen más bancos que habitantes. Según el banco Merril Lynch, esos paraísos administran 3 billones de dólares, o sea el 15 por ciento del PNB mundial.
Según la ONU, el crecimiento de los negocios criminales se debe a los resultados desastrosos de la política de ajuste estructural sobre las economías legales de los países dependientes. En Bolivia, por ejemplo, los despidos masivos de mineros hicieron que muchas indemnizaciones sólo pudiesen ser invertidas de un modo fructífero en las plantaciones de coca, mientras el ``fujichoque'' decidido en 1990 por Fujimori en el Perú destruyó el consumo (y la producción agrícola legal de café, maíz y tabaco) y desarrolló vertiginosamente los cultivos de coca en el Alto Huallaga. Igualmente en Africa, el derrumbe de la agricultura para el consumo interno en Africa provocó la extensión del cultivo de drogas, cuya exportación, en Marruecos, supera la totalidad de las exportaciones legales del país. Lo mismo ha sucedido en Ucrania, en Albania, en partes de la ex Yugoslavia, mientras en los países ex ``socialistas'' importantes bancos, como el húngaro CIB (Banco Internacional centroeuropeo), han sido comprados para lavar dinero, por ejemplo del cártel de Cali.
Pero donde se baten todos los récords mundiales es en Rusia. Según el Kommerzant, de Moscú (n¼20,1994) los mil 300 grupos criminales que existen en ese país controlan 800 bancos, mil 500 establecimientos públicos y 48 mil empresas. Según la Academia de Ciencias, en cambio, el crimen organizado controla el 40 por ciento de la economía rusa, la mitad del parque inmobiliario moscovita y dos tercios de las instituciones comerciales, o sea 35 mil empresas, 400 bancos y 150 sociedades estatales. Ambas fuentes no coinciden, pero la magnitud del fenómeno es tal que basta para arrojar luz sobre la política del gobierno ruso y de la propia Duma en la cual funcionan muchos diputados mafiosos. Además, la mafia vende material militar, inclusive nuclear y coheteril y plutonio para la fabricación de armamentos, lo cual demuestra su penetración en los ganglios vitales de las fuerzas armadas rusas.
Las conclusiones son pocas y simples: 1) según las Naciones Unidas, si no hay un desarrollo económico y social simultáneo en los países que sufren ese flagelo, el crimen organizado subsistirá. 2) La política neoliberal, presentada por sus ideólogos como promotora de libertad y de bienestar, no solamente condena irremediablemente a la pobreza a las mayorías sino que, además, al mismo tiempo que reduce la producción de alimentos, multiplica la de estupefacientes y refuerza el crimen. 3) El ingreso de los ex ``países socialistas'' al capitalismo no se ha hecho por la vía clásica sino por la puerta de la mafia. ¡Bella libertad! ¡Hermoso mercado libre! ¡Magnífica apertura a la creación y al progreso!.