EL TONTO DEL PUEBLO ŤJaime Avilés
De eucaliptos y europeos
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Hoy se inicia el último periodo ordinario de sesiones que sostendrá el Congreso de la Unión antes de las elecciones federales previstas para el próximo seis de julio. La 56 Legislatura, que entró en vigor el primero de diciembre de 1994 y que se extinguirá el 31 de agosto de este año, afrontará la responsabilidad histórica de expedir la nueva Ley Forestal (reglamentaria del artículo 27 constitucional) que habrá de establecer el marco jurídico ``adecuado'' para que se extiendan y multipliquen las plantaciones comerciales de eucaliptos (sobre todo, pero no únicamente) en las selvas del sureste mexicano.
El tema, como ya se ha dicho en este espacio, no es ajeno a la guerra que libra el Ejército Zapatista de Liberación Nacional contra el proyecto político y económico de la administración de Ernesto Zedillo (un problema aislado, supues- tamente, del resto de los conflictos del país). Sin embargo, cuando el proyecto de nueva Ley Forestal sea discutido en la Cámara de Diputados, tendrá encima la sombra gigantesca de los acuerdos de San Andrés, firmados por los representantes del mismo ``gobierno'' que hoy los desconoce, para poder proteger así los intereses de los grandes inversionistas extranjeros.
El debate de la Ley Forestal nos permitirá conocer, públicamente, las posiciones, compromisos y pactos que los cuatro partidos políticos integrantes de la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa) dejaron de lado con tal de forjar un acuerdo de paz entre el ``gobierno'' y el EZLN. Por ello, la cuestión principal que sin duda estará sobre la mesa, será esta: ¿es compatible la autonomía de los pueblos indios con los megaproyectos del neoliberalismo?
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La semana pasada, una voz (al parecer procedente de la Secretaría de Gobernación) confió a varios miembros de la Cocopa que el ``gobierno'' retiraría muy pronto la contrapropuesta de reforma constitucional de Zedillo sobre derecho y cultura indígenas, para reanudar el diálogo con el EZLN. El domingo 9 de marzo, el periodista José Ureña presentó la noticia en su columna Espacio Abierto y lo hizo en estos términos:
``Chiapas: el gobierno se retracta... Funcionarios con alto nivel en la administración adelantaron a integrantes de la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa) que pronto será retirada oficialmente la contrapropuesta gubernamental sobre derechos y cultura indígenas, para desactivar el conflicto en Chiapas... De acuerdo con esa versión, recogida por los legisladores en la Secretaría de Gobernación (SG), la administración zedillista lo hará como expresión de buena voluntad para reactivar el proceso pacificador en aquella entidad. La voluntad detectada en el equipo del secretario Emilio Chuayffet Chemor -quien goza de cabal salud política y física, al grado de suspender temporalmente su dieta- indica que el anuncio será público en días'' (La Jornada, 9/03/97).
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Hace tres semanas, el tonto del pueblo preguntó desde aquí: ``¿Dónde está el secretario de Gobernación? Todos sabemos que prosigue despachando en sus oficinas de Bucareli, que asiste a los actos públicos del gabinete, que recibe a gobernadores en privado y que se niega a declarar. La última vez que externó algo, con todo el peso de su investidura, hablando como jefe de la política interior del país, fue a finales de diciembre del año pasado -hace dos meses ya-, cuando, de manera más bien sorpresiva, informó que `el gobierno no negocia con terroristas''' (La Jornada, 22/02/97).
Días después, en Reforma, Germán Dehesa recogió esta inquietud, pero desde los círculos concéntricos del poder nadie se tomó la molestia de ofrecer una respuesta.
La revelación de Pepe Ureña ha tranquilizado, en parte, a quienes temían por la salud física de uno de los pilares del gabinete. Empero, el desorden y la descoordinación que a lo largo de esta semana hemos visto y vivido desmienten que Chuayffet disfrute de buena salud política.
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El domingo pasado, en la misma edición de La Jornada que entregó a la opinión pública la primicia de Ureña sobre el retiro de la contrapropuesta de Zedillo, apareció en primera plana, y con gran despliegue, la noticia de la captura de los dos jesuitas y los dos dirigentes de Xi Nich, producida en Palenque.
Y al día siguiente, lunes de 10 de marzo, mientras el escándalo y la movilización se acrecentaban en Chiapas, en el resto del país y por supuesto en el extranjero, la Secretaría de Comercio celebró, en un lujoso hotel de la ciudad de México, un encuentro con empresarios europeos, destinado a promover la firma de un tratado de libre comercio entre México y los países desarrollados del autodenominado ``viejo continente'', pese a que tiene la misma edad que... (``¡No!'', me interrumpe el tonto del pueblo: ``¡No entremos en disquisiciones geológicas!'').
Es altamente probable que, en las altas esferas del régimen, alguien haya intentado sorprender la buena fe de un columnista con el cuento del retiro de la contrapropuesta de Zedillo, para engañar a los empresarios europeos que se reunieron con los empleados de la Secretaría de Comercio. Y la razón es bien simple.
En el Parlamento Europeo, como nadie lo ignora, existe una férrea oposición a establecer un TLC con México mientras la administración de Zedillo continúe violando los derechos humanos en el todavía llamado ``territorio nacional'' y no resuelva, de manera pacífica, las demandas del EZLN y de los pueblos indios del país.
¿Cuál no habrá sido, entonces, la perplejidad de los empresarios europeos, al leer, en el mismo periódico, el augurio de la pronta reanudación del diálogo en Chiapas y el reporte sobre el secuestro, la tortura, la fabricación de pruebas y las acusaciones absurdas que el ``gobierno'' de Chiapas endilgó a los dirigentes de Xi Nich y a los jesuitas?
La televisión -escribió una vez Raymundo Riva Palacio en algún ensayo- es utilizada por el poder para crear opinión pública, pero los diarios, y en particular las columnas especializadas, sirven para crear opinión política. A la luz de esta reflexión, queda en evidencia que, si un sector del ``gobierno'' federal filtró una mentira para promover un acuerdo de libre comercio, lo hizo sin coordinarse con los hombres del ``gobierno'' de Chiapas, y esto no sólo descubre un abismo entre el México real y el México imaginario que el régimen promueve en el exterior, sino que revela la ausencia de una batuta maestra para acompasar los propósitos publicitarios del primer círculo de Zedillo con el rencor y las venganzas de los caciques en la periferia del poder.
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La reunión, organizada por la Secretaría de Comercio, quedó salpicada de sangre y de otras excrecencias humanas debido a la torpeza del ``gobernador'' de Chiapas. Pero, ¿qué estaba ocurriendo en Chiapas, alrededor de este nuevo atropello, mientras Jerónimo Hernández, Gonzalo Rosas, Ramón Parcero y Francisco González sufrían una lluvia de golpes y amenazas, incomunicados en algún sótano de Tuxtla Gutiérrez? Hermann Bellinghausen lo cuenta así:
``Se mueven demasiados hilos en esta historia. Y muchas coincidencias: en Tapachula aparece el ex gobernador Patrocinio González Garrido, de vuelta de su destierro. Viejo enemigo de Xi Nich y de Jerónimo Hernández, de acuerdo con el diario Cuarto Poder, el ex mandatario consideró que el alzamiento del EZLN `es un problema que debe encontrar ya una solución terminal', y anuncia su regreso para `iniciar negocios agrícolas; concretamente, quiero iniciar algunas plantaciones forestales, además de desear pasar mis últimos años siendo productivo en mi tierra y con mi gente''' (La Jornada, 11/03/97).
-¿Patrocinio quiere ser productivo? -me dice con alarma el tonto del pueblo-. Mientras ``gobernó'' a Chiapas, sólo produjo sangre, ríos de sangre, y de bilis nacida de la rabia, y de lágrimas de luto, porque sólo fue productivo en crímenes, en saña, en cárceles y en tumbas. ¡Y ahora viene a plantar eucaliptos!
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No deja de ser deprimente que, cuando se habla de graves fallas de coordinación en el primer círculo de Zedillo, y se señala a Chuayffet por incompetente, en el fondo lo que se esté pidiendo sea un buen político para llevar adelante, con eficacia, la peor política posible: la de la simulación y la del abuso, que sirve lo mismo para engañar a los pueblos indios con un diálogo ocioso, que para embaucar a los empresarios europeos vendiendo un país que no existe, o que para recibir los favores de Estados Unidos en la supuesta lucha contra el narcotráfico.
La triste lección que se desprende es que, para todos los fines, el ``sistema'' político encabezado por los tecnócratas y apoyado sobre las ruinas del PRI está lejos de servir, tanto para desarrollar los proyectos globalizadores del neoliberalismo, como para establecer un nuevo contrato social interno, que evite la destrucción de México. Aunque, bien mirado, para quienes desean que el país se convierta simplemente en un territorio con la menor población posible, nada es más conveniente que la guerra a la que todas las torpezas continúan empujándonos.
La gran pregunta que no deberán olvidar los miembros del Poder Legislativo que hoy regresan a las Cámaras parece más nítida que al principio de esta plana: ¿aprobarán una nueva Ley Forestal, dictada por las grandes transnacionales madereras, como International Paper, para que uno de los principales causantes de la rebelión zapatista en Chiapas viva sus últimos años plantando eucaliptos en las montañas del sureste mexicano?