La Jornada 14 de marzo de 1997

Pruebas insuficientes: el juez; estricta justicia: Vera López

Elio Henríquez, corresponsal, San Cristóbal de las Casas, Chis., 13 de marzo Ť La liberación de los sacerdotes jesuitas Jerónimo Hernández y Gonzalo Rosas, así como de los indígenas Francisco González y Ramón Parcero es un acto estrictamente de justicia, ``sin arreglo o componenda'' de por medio, afirmó el obispo Raúl Vera López y anunció que sus abogados analizarán la posibilidad de contrademandar a algunas autoridades estatales para que se les restituya la fama y honorabilidad a los excarcelados y ``hasta por el bien y la salud de nuestro sistema judicial''.

Por su parte, el provincial de los jesuitas en México, Mario López Barrio, dijo que la aprehensión de los presbíteros ``causó tensión en la supuesta buena relación entre la Iglesia y el Estado, pero sobre todo entre el Estado y la sociedad civil'' por lo que habría que discutir esa relación en su estado actual.

En conferencia de prensa celebrada en la capilla del seminario de San Cristóbal, junto a los curas y los campesinos de Xi Nich liberados, el religioso señaló que ``no se trata solamente de cuidar la relación con la Iglesia sino de cuidar la relación y la atención a toda la sociedad''.

La situación de Chiapas está haciendo que el país vuelva los ojos a este estado, que por siglos ha sufrido ``una tremenda injusticia y no se le hacía caso; se está destapando una verdadera cloaca'', manifestó el provincial de los jesuitas. Por ello, aseveró, ``ya es hora de que hagamos en México algo más'' y aunque la detención fue ``dura y triste, también es esperanzadora y retante; ya es hora de hablar y presionar''.

Jerónimo Hernández, uno de los jesuitas excarcelados, reiteró que la detención ``fue un acto injusto, ilegal, y no sabemos si fue premeditado o en ese momento quisieron hacerlo porque se les ocurrió''. Consideró que en el fondo es una manera ``de hostigar a la diócesis de San Cristóbal y al trabajo que realizamos organizaciones y asociaciones que promovemos la defensa de los derechos de los indígenas''.

A muchos intereses, agregó, ``les resulta incómoda nuestra presencia'' y en este caso eso dio lugar ``a la orquestación e invención de delitos; ha quedado completamente en evidencia que los delitos fueron fabricados, que no hay ninguna culpa, que somos inocentes y eso demuestra que hubo un interés anterior a la detención''.

En la conferencia de prensa --ofrecida al término de una oración religiosa-- estuvieron presentes casi todos los sacerdotes, religiosas y agentes de pastoral de esta diócesis. Desde muy temprano, incluso antes de la excarcelación de sus compañeros y los dos indígenas, comenzaron una asamblea extraordinaria para analizar la situación actual.

--¿La liberación es un acto de justicia? --se le preguntó al obispo coadjutor Raúl Vera López.

--¡Por supuesto! Mínimo. Mínimo. Es lo que venimos diciendo desde el principio: su detención es del todo injusta y no se sostuvieron.

Enseguida y para despejar dudas, aseveró: ``Y aquí también queremos decir que el hecho de que estén libres no se debe a arreglos por el hecho de que sean padrecitos; es un sencillo deber de justicia, esto es clarísimo, y aquí la Iglesia conserva su libertad, no entramos en ninguna componenda, se llevó el juicio como debería ser de parte nuestra, no de la otra parte que, como no tenían bases reales, estuvieron haciendo invenciones y fabricando, pero aquí fue un simple camino; que no se vayan a presentar las cosas de otra forma, fue un deber de justicia. Eso que quede claro''.

Vera López destacó además que la solidaridad nacional e internacional, que se experimentó como Iglesia unida, contribuyó a la liberación. ``Podemos decir que otros sectores se solidarizaron con los sacerdotes por este atropello y sabemos que hay muchos casos en donde desgraciadamente no hay respuestas como las que estamos viendo'', indicó.

Luego hizo un llamado a las autoridades estatales y federales para que solucionen el problema agrario, causa de éste y de muchos otros conflictos sangrientos en la entidad. ``El problema de fondo, que es el agrario, debe enfrentarse y ser arreglado de una vez'', enfatizó.

Después de la conferencia de prensa, obispo, sacerdotes e indígenas liberados, así como los agentes de pastoral de la diócesis, participaron en una misa concelebrada en la catedral de San Cristóbal para ``dar gracias a Dios por la liberación''.