Para Ernesto Meneses, sj
¡Ya no les peguen a los jesuitas, gobernantes! ¡Ya no le peguen a los jesuitas, gobernantes¡
No los lastimen
inhumana y traicioneramente
y se cubran de baldón
al pegarles a traición,
Mediten como lo hacen
estos luchadores sociales. Miren
que la superioridad no está
en la ira, ni en la venganza,
máscaras de su envidia rabiosa.
Menos en la saña y la crueldad.
El hombre lo ha de ser
por pensar y por hacer
de la palabra, relación.
¡Ya párenle gobernantes!, los
jesuitas desmayados están
después de hacer culebrinas en
el aire, sangrando al desgaire,
azuzados por el hambre de los indios
¡Ya no le peguen a los jesuitas,
gobernantes¡
Tengan piedad de ellos y los indios
que defienden
rendidos ya no toleran
el que inclementes los obliguen
y castiguen
a someterse empanicados,
por las cuestas abajo
y las cuestas arriba,
de la selva chiapaneca
si el trabajo
nunca esquivan.
Maltrechos y jodidos
en su heroica rebeldía
sólo las piedras del camino
saben su pesadumbre y dolor
¿Cómo tú, gobernante,
a la iracundia te entregas
y eres tan loco y sádico
que te ciegas,
y le rompes la madre a esos jesuitas
tan cruelmente por defender a los
indígenas
a los que ven caer
por el hambre y la rabia atropellados
en la tierra patalear,
doloridos y humillados?
¿Cómo los pueden ver en ese estado,
tan tranquilos?
¿Cómo les pueden infringir dolor
tan malditamente
sólo por luchar por los indios?
No les mueven a clemencia
lo estoico de su paciencia
en la cárcel prisioneros
ni su triste indefensión
cuando de modo tan fiero
los apalean
¡Ya no le peguen a los jesuitas,
gobernantes! ¡No, por favor