La Jornada 12 de marzo de 1997

Por la certificación se genera en México un resentimiento contra Washington: McCaffrey

David Brooks, corresponsal, Washington, 11 de marzo Ť El zar antidrogas de la Casa Blanca, Barry McCaffrey, ha participado --en persona, por teléfono y mediante cartas-- en un intenso cabildeo del Congreso para tratar de evitar que prospere el intento de revertir la decisión del presidente Bill Clinton de certificar la cooperación antinarcóticos de México.

Entre los argumentos que está utilizando en sus comunicaciones privadas con legisladores, está el que un revés en este rubro arriesga el nivel sin precedente de cooperación bilateral ante elementos ``ultranacionalistas'', y podría alimentar el poder de los que se oponen a las reformas del presidente Ernesto Zedillo.

En una carta que circula en el Congreso, firmada por McCaffrey, con el membrete de ``Oficina Ejecutiva del Presidente, Oficina del Política Nacional de Control de Drogas'' y sellada con una notificación ``sensitivo'' y el termino close hold, indicando su distribución controlada, y obtenida por La Jornada, el director de esa oficina ofrece una evaluación política de México y subraya el urgente reto de mantener la cooperación con el gobierno mexicano.

Después de resaltar la importancia de México como socio económico de Estados Unidos y de señalar los logros de la lucha antinarcóticos llevada a cabo en México durante 1996, McCaffrey caracteriza su visión de la problemática central de la relación de Estados Unidos con México en la coyuntura actual.

``Un resentimiento popular, casi reflexivo, de una percibida hegemonía estadunidense y las inseguridades políticas actúan en contra de la tendencia para una cooperación bilateral más cercana'', escribe el general. ``Históricas expediciones militares estadunidenses están al frente de la mentalidad mexicana y contribuyen a una preocupación con respecto de la soberanía. Como resultado, las relaciones institucionales entre nuestras dos naciones no son lo que podrían ser. Las relaciones de militar a militar apenas ahora están empezando a apoyar plenamente nuestro propósito antidroga común''.

McCaffrey afirma, en tanto, que ``nuestro reto colectivo es buscar formas en que los esfuerzos antidrogas cooperativos puedan mejorar sin causar que el liderazgo mexicano'' sea afectado por las presiones políticas domésticas.

Añade: ``hemos concluido que el presidente Zedillo y otras personas de los niveles más altos del gobierno mexicano están decididos a enfrentar el comercio de drogas y desenraizar la corrupción. Eso será difícil aun con nuestro apoyo. Será imposible sin él. Los intereses nacionales de Estados Unidos no servirán si los mexicanos comprometidos fallan en enfrentar la narcocorrupción''.


David Brooks, corresponsal, Washington, 11 de marzo Ť Un grupo de senadores estadunidenses está desarrollando una fórmula que permitirá mantener la certificación de México por su cooperación con Estados Unidos en la lucha antinarcóticos, con la advertencia de que si ese país no demuestra un avance en una serie de metas será descertificado en 1998, iniciativa que podría ser el vehículo legislativo preferido por la Casa Blanca para resolver su debate con el Congreso sobre este tema.

Sin embargo, en la Cámara de Representantes algunos intentos parecidos parecen estar perdidos y se espera un abrumador voto a favor de la descertificación esta semana.

Por lo anterior, la Casa Blanca ha hecho menos en la Cámara que en el Senado para tratar de descarrilar esta iniciativa. Empero hoy, según informaron fuentes legislativas a La Jornada, el zar antidrogas, Barry McCaffrey; el subsecretario para América Latina del Departamento de Estado, Jeffrey Davidow; el subadministrador de la DEA, James Milford, y el subsecretario del Tesoro, Lawrence Summers, mantuvieron una sesión a puerta cerrada con varios representantes y advirtieron que la descertificación de México podría alimentar los vientos del nacionalismo mexicano y arriesgaría las reformas del presidente Ernesto Zedillo ante un resurgimiento de la vieja guardia política.

Según fuentes legislativas, el presidente de la Cámara, el republicano Newt Gingrich, ha estado trabajando con la Casa Blanca para intentar detener el apoyo a favor de la descertificación, aunque el poderoso líder republicano parece no tener gran éxito en convencer a sus colegas (además, el liderazgo de la minoría demócrata está unido con una amplia gama de republicanos a favor de la descertificación) y muchos esperan que la medida, si se presenta al pleno, será aprobada esta semana.

La propuesta que empezó a circular en el Senado fue diseñada por el republicano Charles Grassley, quien encabeza el caucus senatorial para el Control Internacional de Narcóticos. La Jornada se ha enterado que esta noche Grassley comenzó a circular una carta entre sus colegas solicitando apoyo para una resolución no obligatoria que declararía un ``sentir del Congreso'' permitiendo que la certificación de México se mantenga con la advertencia de que el vecino país tendrá que demostrar avances en su lucha antinarcóticos en ocho o nueve rubros.

De acuerdo con fuentes legislativas, la propuesta ya ha recibido apoyo de miembros moderados del Senado de ambos partidos políticos.

Algunas de las condiciones que seguramente figuran en esta propuesta fueron señaladas por el propio Grassley el 27 de febrero y entre otras se incluyen: el despliegue de radares en el sur de México para monitorear el aerotransporte de drogas; el arresto y extradición de capos mayores; medidas para erradicar la corrupción gubernamental, y la puesta en práctica de una legislación contra el lavado de dinero y el crimen organizado.

También hay versiones de que otros senadores están promoviendo este tipo de iniciativa, entre ellos la senadora Kay Bailey Hutchinson, Richard Lugar, Pete Domenici y Christopher Dodd. Todos han expresado sus dudas sobre la utilidad de un revés de la decisión del presidente Clinton de certificar que México está cooperando en la lucha antidrogas y algunos han señalado su preocupación por las consecuencias negativas de una descertificación.

Anoche, el mandatario estadunidense invitó a unos 30 senadores (sólo se presentaron nueve) a la Casa Blanca para platicar sobre la certificación de México. Los legisladores forman parte del grupo que busca lo que podría ser un acuerdo negociado entre las dos ramas del gobierno en este debate.

El vocero de la Casa Blanca, Mike McCurry, rehusó detallar hoy el contenido de la discusión anoche, y sólo la calificó de buena y amplia, pero no negó que se hubieran comentado alternativas a la propuesta de descertificación. Pero afirmó indirectamente que la estrategia de la Casa Blanca se está centrando en el Senado. ``Mi impresión es que nos hemos concentrado más en el Senado en este momento pero también hemos mantenido contacto por otros conductos con miembros de la Cámara'', dijo en conferencia de prensa.

Sin embargo, los senadores que han impulsado la resolución para revertir la certificación realizarán mañana (hoy miércoles) la primera audiencia sobre el tema ante el Comité de Relaciones Exteriores, donde se presentarán a testificar el zar antinarcóticos, Barry McCaffrey; el encargado de Asuntos Narcóticos del Departamento de Estado, Robert Gelbard; el administrador de la DEA, Thomas Constantine, y el subsecretario del Tesoro, Lawrence Summers, informaron hoy fuentes legislativas.

Estos senadores afirman que tienen buenas posibilidades de aprobar la medida, pero todos parecen reconocer que no tienen los suficientes votos para superar un veto presidencial. La Cámara es territorio más hostil y ahí se votará esta semana una resolución conjunta que revierte la decisión presidencial sobre la certificación. Todo indica que existe un apoyo abrumador en favor de la medida. El debate y subsecuente voto de la iniciativa probablemente se producirá el jueves próximo, aunque existe una posibilidad de que pudiera ser mañana (hoy miércoles).