René Drucker Colín
Y quién certifica a EU

Hace unos días el gobierno de Estados Unidos certificó que nuestro país ha llevado a cabo los esfuerzos necesarios para combatir el narcotráfico. Sin embargo, en Washington, hay un intento legislativo por revertir esa decisión. El problema aparente es que la no certificación conlleva actos ``punitivos'' por parte del gobierno de Estados Unidos, la discusión al respecto ha incrementado el dramatismo de esta telenarconovela que padece el país.

A pesar de ser un ciudadano totalmente alejado del marco del narcotráfico y su combate, sí me llama la atención, además de que me indigna, el hecho de que Estados Unidos se haya autonombrado una especie de policía del mundo, en donde considera que tiene no sólo el derecho, sino obviamente también el valor moral, para certificar sobre quién hace bien las cosas relacionadas con las formas con que se combate al narcotráfico. Yo me pregunto, y él, cómo se evalúa o cómo se certifica, si en realidad el problema lo genera él, pues Estados Unidos es el mayor consumidor de drogas en el mundo. Hace poco los institutos de Salud en Washington sugirieron que en ese país hay cerca de 100 millones de consumidores de drogas (llámese esta cocaína, heroína, mariguana o los diversos psicotrópicos existentes en el mercado). ¿Alguna vez oído que las agencias antidrogas, que Hollywood ha representado como maravillosas, hayan alguna vez atrapado, encarcelado o castigado a algún gran capo de la droga en Estados Unidos? Pues yo que veo, escucho y pongo atención a las noticias cotidianamente, jamás me he percatado de algún sonado caso. No puedo creer que el manejo y la distribución de la droga en Estados Unidos sea tipo hormiga. El dinero que se mueve y la forma en que llega, ciertamente señala que hay organizaciones internas muy poderosas y éstas deben también tener sus capos o familias o cárteles. No han metido a la cárcel a ninguno. Por lo tanto, debería de ser nuestro país el que descertificara a Estados Unidos por ineficiente o corrupto, adivine cuál.

Lo que realmente molesta de toda esta historia es esta arrogancia estúpida y racista que caracteriza las relaciones ``bilaterales'' con los gringos. Todo lo bueno, bien hecho, puro y libre de corruptelas se encuentra al norte de la frontera. Todo lo malo, mal hecho, podrido y corrupto está al sur de la frontera, por lo tanto los del norte son los jueces y los del sur los acusados.

Que Estados Unidos reduzca o elimine su consumo interno, eso es lo que se debería exigir y mientras no lo haga, el único descertificado debería ser él. Que se busquen a los grandes capos de la droga allá, que los desarticulen y los metan a la cárcel. Seguro que no se hace porque se resquebrajaría su sistema político, pues me atrevo a suponer que también allá hay corrupción en los más altos niveles. El gobierno de Estados Unidos junto con algunos de sus deleznables diputados y senadores siempre quieren ver la paja en el ojo ajeno y nunca la viga en el propio.

El narcotráfico y la corrupción que éste genera es el gran reto al que se enfrentará el próximo siglo pero presumir, como lo hace el gobierno de Estados Unidos, que eso es responsabilidad y culpa sólo de los demás y que él es simple víctima, es no sólo una gran mentira, sino que muestra cómo el poder económico es capaz de glorificar la hipocresía.