Gutiérrez Rebollo recurrió al asesinato contra los Arellano Félix
Jorge Alberto Cornejo, corresponsal /I, Tijuana, BC, 10 de marzo Ť En la lucha antinarcóticos, y en particular contra el cártel de los hermanos Arellano Félix, el ex director del Instituto Nacional para el Combate a las Drogas (INCD), general Jesús Gutiérrez Rebollo, actuó no sólo con prácticas ``formales'' de combate, sino con detenciones ilegales, secuestros, chantajes y también asesinatos.
De acuerdo con el testimonio documentado de Alejandro Enrique Hodoyán Palacios, quien fue detenido por el general, en los últimos meses al frente del la Quinta Región Militar y después en el INCD, dentro de los campos militares se mantenía recluidos a presuntos narcotraficantes quienes fueron víctimas de actos de tortura.
Alejandro Enrique Hodoyán Palacios, de 35 años de edad, fue detenido por un comando castrense el 11 de septiembre de 1996 en un domicilio ubicado en la colonia Providencia, de Guadalajara, y recluido en prisiones militares de esa ciudad y el Distrito Federal hasta el 11 de febrero de este año, fecha en que fue entregado a la DEA en la embajada de Estados Unidos en México, por tratarse de un ciudadano estadunidense.
Hodoyán Palacios, a quien presuntamente se le vincula con el cártel de los hermanos Arellano Félix, está desaparecido desde el pasado 5 de marzo y, según versiones de sus familiares, se encuentra de nueva cuenta recluido ilegalmente en un campo militar de la ciudad de México. Incluso, sus padres han pedido al gobierno estadunidense apoyo para lograr su libertad, alegando que su detención es ilegal.
Mientras tanto, en la ciudad de México, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) aseguró que es falso que Alejandro Hodoyán haya sido detenido por autoridades mexicanas y sostiene que la embajada de Estados Unidos informó que éste se acogió voluntariamente al programa de testigos de aquel país.
El testimonio notariado --del cual obtuvo copia La Jornada-- será utilizado por la familia de Alejandro Hodoyán en una corte federal estadunidense para tratar de impedir la extradición del hermano de éste, Alfredo, quien se encuentra detenido en San Diego, California, acusado por las autoridades mexicanas de pertenecer a la organización criminal que encabeza Ramón Arellano Félix.
También se le acusa de ser el responsable de por lo menos cinco asesinatos incluido el del ex comandante de la Policía Judicial Federal (PJF) en Baja California, Ernesto Ibarra Santés, acribillado el viernes 14 de septiembre en el Distrito Federal cuando viajaba a bordo de un taxi del aeropuerto a la sede de la Procuraduría General de la República (PGR).
En el documento de 16 cuartillas Alejandro Hodoyán narra cómo fue apresado junto con una persona a la que sólo identifica con la clave R-10, por un grupo de hombres encapuchados y militares vestidos con el uniforme verde olivo, bajo las órdenes de Gutiérrez Rebollo, dentro del domicilio antes referido.
Tras su arresto, Hodoyán dice haber sido drogado con una sustancia que se le obligó a beber y luego fue sometido a un interrogatorio sobre una balacera ocurrida antes en Guadalajara, en la que murieron dos militares y un policía en un enfrentamiento contra presuntos narcotraficantes.
Alejandro Hodoyán asegura que quienes efectuaban las preguntas lo confundieron con su hermano Alfredo. ``Durante ese interrogatorio sólo me dieron patadas y golpes en todo el cuerpo, pero al final comenzaron a quemarme los dedos tanto de los pies como de las manos con varios encendedores'', señala.
Después el detenido fue trasladado a una base militar donde al arribar se le informó que ``había llegado al infierno''; allí fue encerrado en una celda donde continuaron los interrogatorios y la tortura.
``Me pusieron una funda de almohada sobre la cabeza, acostado yo en la cama una persona se sentó sobre mi cuerpo y otra sobre mis piernas teniendo yo las manos esposadas a la cabecera y los pies al pie de la cama y empezaron a echarme agua sobre la cara, sentía que me ahogaba'', indica.
Durante varios días los interrogatorios continuaron y los métodos de tortura pasaron de los golpes y los chorros de agua en la cara a descargas eléctricas en distintas partes del cuerpo. ``Los toques en las plantas de los pies y en los párpados de los ojos eran casi insoportables'', asienta en su testimonio Hodoyán Palacios.
Después de permanecer en ese lugar por varios días escuchó que finalmente se dieron cuenta que él no era Alfredo Hodoyán sino su hermano mayor, Alejandro, y que no tenía ninguna relación con los hermanos Arellano Félix. Aun así, no fue liberado y las torturas continuaron.
En su narración --efectuada el 4 de marzo en casa de sus padres en esta frontera y con testigos para notariar el documento-- Hodoyán Palacios asegura recordar que escuchaba los gritos de dolor de otros detenidos sometidos a torturas físicas, entre ellas reconoció la voz de Fausto Soto Miller alias El Chef, denominado así por ser el cocinero particular de Ramón Arellano Félix y añejo amigo de la familia Hodoyán dada su actividad ``fachada'' de elaboración de banquetes en el restaurante Boca del Río en esta frontera.
También entre las voces escuchó la de una persona a la que sólo identifica como R-10, a quien los militares acusaban de haberles mentido entregando a Hodoyán y Soto Miller en lugar de Ramón y Benjamín Arellano.
También se le acusaba de proteger a Fabián Martínez González alias El Tiburón, quien junto con Alfredo Hodoyán Palacios, Eduardo León, Fabián Partida, Gustavo Miranda Santacruz y Emilio Valdez Mainero forman el brazo armado más peligroso al servicio del llamado cártel de Tijuana.
Ese mismo día en el interior del cuartel militar Hodoyán Palacios fue esposado de los pies a un tubo en el techo de una habitación y nuevamente torturado. ``Me quemaron con encendedores y luego con toques eléctricos haciéndome siempre las mismas preguntas'', asienta.
``Me preguntaron si conocía a un comandante de apellido Granados, que era comandante del INCD en el aeropuerto de la ciudad de México, y al comandante Jorge García Vargas, a lo que respondí que sí pues tenía entre mis pertenencias sus números telefónicos''.
Fue en ese momento que los militares informaron al detenido que, mediante intervenciones telefónicas, habían detectado que el comandante Granados había sido quien proporcionó la información relacionada con el arribo del comandante Ibarra Santés a la ciudad de México, el 14 de septiembre de 1996.
Según esta información fue el comandante Granados quien desde un teléfono público en el aeropuerto capitalino llamó a Francisco Cabrera Castro alias El Piedra (actualmente preso) para informarle del arribo del comandante Ibarra Santés, quien el primero de marzo de 1996 encabezó el operativo Alacrán, durante el cual se catearon 22 domicilios ubicados en esta frontera de personas presuntamente vinculadas con los Arellano Félix.
Esta versión la confirmó en su declaración ante el Ministerio Público Federal Cabrera Castro el 29 de septiembre de 1996 y, según la misma, Cabrera retransmitió la información a Fabián Martínez González alias El Tiburón, quien estaba apoyado por un militar.
Hodoyán Palacios fue interrogado sobre la identidad de ese militar pero dijo desconocerla; no obstante aceptó conocer al comandante Cabrera y al comandante Jorge García Vargas, ambos del INCD.
Durante ese interrogatorio Hodoyán afirma que escuchó a un militar de alto rango ordenar ``vayan por ellos e investíguenlos a los hijos de su puta madre; nos traicionaron'', refiriéndose a los comandantes Granados y García Vargas, este último localizado ejecutado y con huellas de tortura una semana después. Al término del interrogatorio Hodoyán fue llevado al patio militar y allí atestiguó la ejecución del detenido identificado como R-10, por parte de los militares que lo custodiaban ``para que viera que con ellos no se jugaba''.