Con escasa militancia, AN apela a la clase media
Con las encuestas como único respaldo --que en los últimos 18 meses lo ubican como la primera fuerza electoral--, el Partido Acción Nacional considera que obtendrá la victoria en la jefatura del gobierno por un estrecho margen no mayor a cinco por ciento. Las posibilidades de ganar están sustentadas más en la inercia del voto urbano, que han sido la base de su crecimiento electoral a nivel nacional, así como en el reciente proceso electoral en el estado de México.
Falta de gestión urbana, poca identificación de ese partido con las demandas sociales y escasa vinculación del panismo con las organizaciones sociales, son factores que han dificultado su eficacia electoral en esas zonas.
Por ello, la eventual victoria panista implicaría el cumplimiento de dos variables: incrementar en 10 por ciento su votación histórica que alcanzaron en 1994 con la candidatura presidencial de Diego Fernández de Cevallos, es decir, llegar a 1.3 millones de votos y consolidar los distritos de la clase media altamente urbanizados capaz de revertir la ventaja que sacaría el PRI en las zonas populares.
Sin embargo, las estimaciones panistas de ganar la jefatura de gobierno no es la misma para las diputaciones locales. Ahí, el PAN prevé una fuerte disputa por la mayoría en la Asamblea de Representantes del Distrito Federal, donde sus proyecciones le dan la ventaja en 12 distritos, ocho más para el PRI y uno para el PRD. En los restantes 15 distritos locales, los márgenes estimados son tan cerrados que los ubican aún como indefinidos, incluso podrían conquistarlos el PRI.
Para la elección de diputados federales, la situación es aún más cerrada: PRI y PAN tienen mayoría en 13 distritos cada uno, mientras que el PRD adelanta en cuatro, si bien en seis distritos la ventaja es muy estrecha.
De cualquier forma, para el PAN serán las elecciones más disputadas, ya que existe un real tripartidismo y en un contexto político muy difícil de descomposición del sistema, expresado ya en el discurso priísta antes de comenzar la campaña electoral, y a esta situación le apuesta el blanquiazul.
Prácticamente si cuadros en las zonas periféricas de la ciudad, el PAN confía en el eventual éxito de su denominado Plan Básico de Organización, con el que pueda revertir la desventaja que tiene en su carencia de estructura partidista. Es un partido de cuadros, no de masas, definen los panistas.
Esto representa un handicap en contra en las delegaciones con mayor potencial de votantes y que podrían ser decisivas en una elección tan disputada: Iztapalapa y una parte de Gustavo A Madero. Ambas demarcaciones representan alrededor de 35 por ciento del padrón electoral y en ellas se ubican la tercera parte de los distritos federales electorales, en donde no hay estructuras electorales blanquiazules, en cambio sí una fuerte penetración priísta. Para una población cercana a los 3 millones de personas, la militancia activa del PAN tiene a 781 activistas, si bien la presencia electoral panista en Gustavo A Madero se ve fortalecida por las zonas medias.
El ejemplo más crítico: 16 militantes registrados en el distrito 26, con cabecera en Iztapalapa; ahí, el PAN enfrentará una elección local con casi 200 mil votos en juego. Esa es una constante en las zonas populares.
Un análisis comparativo de las tendencias de votación que ha obtenido el PAN, y particularmente de los registros de 1994, da cuenta de la difícil penetración que ha tenido en áreas de alta marginación.
La radiografía de la pobreza urbana van ligadas con los escasos sufragios de Acción Nacional, cuya votación no ha podido trasponer la franja de votantes que representan los sectores medios de la población, ubicados en un rango de entre 20 y 30 por ciento del padrón.
Sin descuidar que se debe reforzar la presencia del PAN en esas zonas --dicen fuentes panistas--, un punto central en su estrategia es consolidar la ventaja en el corredor central de la ciudad, el más urbanizado y donde se concentra el grueso de la votación de la clase media.
``Independientemente de que el PRI pueda obtener una ventaja importante en zonas densamente pobladas como Iztapalapa o Gustavo A Madero, ganar el voto de las clases medias puede garantizar el triunfo en la elección de jefe de gobierno'', señala el análisis.
Los escenarios del PAN
Las proyecciones de AN parten de una estimación conservadora de que el PRI va a tener un retroceso superior a 10 por ciento de su votación; estos sufragios se dividirán entre el PAN y el PRD.
La caída electoral del PRI sería conservadora, si se toman en cuenta las experiencias electorales recientes y en el contexto político y económico actual.
El ``desastre electoral'' que tuvo el PRI en el estado de México y particularmente en el área metropolitana de la ciudad, donde perdió prácticamente toda la zona conurbada, excepto Ecatepec y algunos otros municipios de menor importancia, es un indicador más cercano --tanto político como en las condiciones del electorado de la capital-- que dan cuenta de la situación de ese partido en esta zona.
Las estimaciones panistas en la capital están por debajo del retroceso electoral registrado por el PRI en el área conurbada y consideran incluso que el PRD sería el partido que proporcionalmente crecería más en el próximo proceso electoral, pero no lo suficiente para alcanzar el triunfo en la contienda por la jefatura de gobierno.
La escasa militancia panista obligará a su dirigencia a buscar candidatos ajenos a ese partido, pues no alcanzan el mínimo requerido para decidir entre su base candidatos en por lo menos cuatro distritos capitalinos: uno federal y tres locales.
En promedio, la militancia panista es de 100 personas por distrito, es el 0.04 por ciento con respecto al partido oficial, que tiene más de 25 mil afiliados por cada uno.
En la disputa por la mayoría en la ARDF, el PAN prevé en el mejor de los casos, alcanzar la victoria en 12 distritos ubicados en algunas zonas medias de Gustavo A Madero, Azcapotzalco, Venustiano Carranza, Alvaro Obregón, Iztacalco, Benito Juárez, Coyoacán, Cuauhtémoc, entre otras.