Ofrece el jefe de la Casa Blanca al Congreso participar en el trazo de la estrategia bilateral
David Brooks, corresponsal, Washington, 10 de marzo Ť Otro día, otro intercambio sobre la droga en México. Al parecer, esta será la norma durante por lo menos las próximas dos semanas.
El presidente Bill Clinton afirmó que su gobierno llevará a cabo un intenso esfuerzo para convencer al Congreso de que su decisión de certificar a México porque coopera plenamente con EU en la lucha antinarcóticos fue la correcta, y hacerle conocer la perspectiva de la administración antes de que se vote sobre cualquier iniciativa para descertificarlo.
``No creo que exista gran diferencia (entre el Congreso y la administración) sobre los hechos; la cuestión es cuál acción por Estados Unidos está, primero, requerida bajo la ley, y segundo, cuál tiene más probabilidad de reducir el problema de la droga'', dijo en respuesta a una pregunta durante una conferencia de prensa en la Casa Blanca.
Clinton señaló que el arresto del general Jesús Gutiérrez Rebollo, el mes pasado, y la depuración, durante el último año, de mil 200 funcionarios públicos implicados en actos de corrupción, es evidencia de la cooperación del gobierno mexicano.
Subrayó además la erradicación y confiscación de drogas en México, junto con arrestos y ``las primeras extradiciones en la historia'' de criminales a Estados Unidos y ``un acuerdo con el general Barry McCaffrey para diseñar una estrategia''.
Desea, agregó, trabajar con el Congreso ``para ver cuáles serán los próximos pasos'' en este esfuerzo de cooperación: ``Creo que ambos, el presidente Ernesto Zedillo y yo queremos demostrar -y espero que lo hagamos en mi viaje a México- que planeamos hacer esto (definir las siguientes medidas), porque es bueno para México, bueno para America y bueno para nuestra región entera''.
Pero en el Congreso había más señales de que se procede en sentido contrario. La senadora Dianne Feinstein aprovechó el debate abierto en el pleno del Senado para reafirmar su compromiso con promover una inciativa conjunta de la Cámara alta, conocida como la Resolución Conjunta del Senado 21, descertificando a México, con la opción de que Clinton otorgue un ``pase'' de ``interés nacional'', que suspendería las sanciones económicas. Aseveró que no haber descertificado a México convierte en una ``burla'' todo el proceso.
Al seeñalar que ``si existe un interés nacional vital en México'', insistió en que se requiere una ``evaluación honesta y precisa de su cooperación'', y según la senadora, no ha satisfecho la prueba de la certificación.
Enumeró de nuevo lo que México tiene que hacer para demostrar su compromiso: el desmantelamiento de cárteles, la legislación sobre lavado de dinero, la extradición de todos los individuos solicitados por Washington, la asistencia de las fuerzas de seguridad pública para resguardar la frontera, mejorar la cooperación con los agentes estadunidenses -incluyendo la autorización de portación de armas-, y la depuración de los funcionarios corruptos en el gobierno y fuerzas armadas.
Feinstein señaló que la certificación de México también pone en riesgo la vida de los agentes de la DEA y de otros que trabajan para detener el narco, subrayando que éstos tienen razón en sentirse ``traicionados'' por la decisión.
El senador Ernest Hollings declaró que se incorporaría a la lista de promotores de la resolución presentada por Feinstein y otros, para revertir la decisión de Clinton. Según una fuente legislativa cercana al senador, Hollings decidió apoyarla porque considera que no hacerlo es continuar una ficción.
Hollings rechazó que hubiera dicho algo la semana pasada señalando que desearía un cambio de gobierno en México. ``Yo no quiero derrocar al presidente Zedillo'', aseveró, y subrayó: ``creo que es honesto''.
Calificó de ``absurda'' la interpretación de que favorecía el derrocamiento del presidente mexicano, y consideró que si la descertificación provocara eso, entonces ``él (Zedillo) es muy débil''.
Dijo que la justificación de McCaffrey a favor de la certificación de México -para poder trabajar con ``nuestros amigos'', según el senador- está equivocada. ``Estos no son nuestros amigos'', afirmó una vez más.
Los argumentos fueron repetidos por otros colegas hoy. Pero las palabras de Hollings no son las que definirán este proceso, ya que no ocupan los puestos clave que determinan el destino de cualquier propuesta legislativa. Es detrás de las escenas donde continúan desarrollándose las estrategias políticas en torno a este debate.
La administración Clinton realizará en estos días un cabildeo constante en el Capitolio intentando defender la decisión de Clinton en público, y negociando cómo presionar a México en privado. Tal como lo detalló un documento confidencial obtenido la semana pasada por La Jornada, la Casa Blanca intentará convencer a legisladores clave de que la presión congresional sobre México ofrece una oportunidad para promover una cooperación más extensa con los objetivos estadunidenses.
Pero todo esto depende de una evaluación política de qué tan amplio es el apoyo entre los miembros del Congreso para insistir en que se tome una acción sobre la certificación. En parte, se podrá tomar la medida de estas aguas esta semana: el miércoles o jueves la Cámara debatirá, y quizá votará, sobre la resolución legislativa de descertificación, aprobada la semana pasada por el Comité de Relaciones Internacionales; en el Senado, está programada la primera audiencia sobre el asunto el miércoles ante el Comité de Relaciones Exteriores.