La Jornada 10 de marzo de 1997

Gresca de panistas en el registro de su candidato al gobierno de Sonora

Emilse Valencia, corresponsal, Hermosillo, Son., 9 de marzo Ť El panista Enrique Salgado Bojórquez registró su candidatura a la gubernatura en medio de golpes, gritos, injurias y amenazas que se produjeron entre unos cien militantes inconformes con su designación y el grupo que lo apoya. Resultaron golpeados cinco panistas y una reportera.

El presidente nacional del PAN, Felipe Calderón; el candidato a la gubernatura del Distrito Federal, Carlos Castillo Peraza; el delegado estatal, Manuel Espino Barrientos, y el propio Salgado Bojórquez, tuvieron que soportar empujones y jalones de cabello para poder entrar a las instalaciones del Consejo Estatal Electoral (CEE).

En el jaloneo resultaron golpeados José Salcido, Enrique Cobos, Alvaro Miranda, Santiago Delgado y la reportera del diario Reforma, Nora Alicia Estrada, a quien el presidente del comité municipal de Hermosillo, Jorge Santos Flores, le lanzó una bocina en la cabeza, accidentalmente, pues su objetivo era Gildardo Salcido.

Gildardo Salcido repartió a todos los presentes copias de dos órdenes de aprehensión en contra de Santos Flores, una del 24 de agosto de 1972 por abusar sexualmente de una niña de 15 años de edad, quien era trabajadora doméstica en su casa. Eso provocó que el dirigente municipal panista amenazara de muerte a Salcido, mientras la gente le gritaba: ``sátiro''.

Por fuera del auditorio, los disidentes, a los que se les prohibió la entrada, repartían volantes con leyendas en contra de la ``cínica antidemocracia'' de la delegación estatal y del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) de su partido: ``se nos degrada con mucho amor, se nos injuria con mucha fe, se nos veja con mucha devoción, se nos infama con mucha tolerancia y se nos extermina con bondadosas bendición y paciencia'', decían.

Calderón Hinojosa admitió que el panismo sonorense estuvo a punto de perder la dimensión ética y espiritual, al ser objeto del ``acoso de un gobierno que no conoce escrúpulos para tocar, corromper y dominar''.

Castillo Peraza cuchicheó con sus acompañantes que tenía miedo de que le sacaran la cartera, porque ``donde manda Manlio (Fabio Beltrones, el gobernador), todo anda malo''. Al dar su versión de los hechos, en Televisión Azteca, rechazó que haya sido golpeado físicamente. Manifestó que la situación se originó por la actitud de ``un grupo de inconformes'' con el registro del candidato postulado por Acción Nacional, pero ``creo que fue un acto frustrado''.

Espino Barrientos culpó a los miembros del CEE de complicidad con el gobierno del estado por no tomar las medidas para prevenir el escándalo, en tanto que Salgado Bojórquez prefirió comprometerse en ``hacer todo lo posible por volver a unir al panismo sonorense'' que se dividió a raíz de su nominación, hecha directamente por el CEN panista, luego de que éste suspendió la convención en la que se elegiría al candidato.

En ese entonces, uno de los cinco precandidatos que más punteaba era Adalberto El Pelón Rosas López, por lo que muchos panistas que lo apoyaban decidieron impugnar el método para elegir candidato.

Los disidentes adujeron que, con esa medida, la dirigencia nacional ``negoció'' el casi seguro triunfo de El Pelón en Sonora, por la gubernatura de Nuevo León.