En su discurso del pasado mes de febrero, el director general de Pemex, Adrián Lajous, expone su visión sobre las condiciones en que el mercado nacional es abastecido de gas LP (licuado de petróleo), combustible usado habitualmente en los hogares para cocinar y calentar agua. Formularé algunos comentarios sobre el tema, especialmente sobre deficiencias y errores, de cuya existencia y consecuencias las autoridades no informan a la sociedad.
Casi 80% de la producción de gas LP se genera en el sureste del país, lejos de los grandes centros de consumo. La zonas centro y occidente del país son abastecidas mediante el ducto que va de Cactus a Guadalajara. Para abastecer otras áreas, Pemex utiliza seis barcos de su propiedad, transportando el gas LP desde la terminal marítima de Pajaritos (cercana a Coatzacoalcos, Ver.) hacia otras, ubicadas en el Golfo (Madero) y en el Pacífico (Topolobampo y Rosarito, a través del canal de Panamá). Graves deficiencias se observan en la operación de la flota gasera de Pemex.
1. Por diversas causas (falta de mantenimiento a los barcos, errores de programación, deficiencias en las instalaciones portuarias, insuficiente capacidad de almacenamiento en las terminales marítimas, etc.), esas embarcaciones se mantienen inmovilizadas por largo tiempo, muy por encima de los 15 días que conforme a la práctica internacional se requieren para su mantenimiento adecuado. Durante 1993, ese tiempo de inmovilización excedente fue de más de tres meses en el caso de los cuatro barcos más grandes (de 33 mil toneladas). Considerando los precios de arrendamiento que rigen en el mercado naviero internacional para barcos similares, esa inmovilización excedente representó por Pemex sobrecostos de operación por 15 millones de dólares en ese año.
2. Por otro lado, cuando los barcos son utilizados, el tiempo que emplean para transportar el gas LP entre una terminal y otra excede con mucho la norma internacional. Por ejemplo, la duración real del viaje redondo Pajaritos-Topolobampo-Pajaritos (43 días) supera en 37% la norma internacional (27 días). En las operaciones de exportación a Houston, Texas, la duración real del viaje (12 días) casi duplica la norma internacional (7 días). Ese tiempo excedente en cada viaje se traduce en mayores sobrecostos de operación (por concepto de renta diaria del barco y consumo de combustibles). Además, en ocasiones los barcos no se utilizan a su plena capacidad de carga, por lo que viajan semivacíos (se utilizan barcos de 33 mil toneladas para suministrar 5 mil toneladas a la terminal de Madero), lo que incrementa aún más el costo por tonelada transportada. Esto le significó a Pemex sobrecostos adicionales de operación por 18 millones de dólares, que sumados a los generados por inmovilización excedente arrojaron un total de 33 millones, tan sólo durante 1993.