Albania está en plena guerra civil. La sublevación del sur contra el gobierno de Sali Berisha fusiona un problema regional, la protesta contra el neoliberalismo de choque aplicado por la mafia albanesa e italiana que controla al país y al gobierno, y la exigencia de democracia, particularmente fuerte en la región meridional, actualmente sublevada. En esta primera parte del artículo trataré de exponer el contexto nacional e internacional que da una particular gravedad a los acontecimientos albaneses.
En primer lugar, Albania es el país más pobre de Europa y la emigración masiva y clandestina hacia Italia (rumbo a Alemania) parte precisamente de los puertos del Sur, o sea, de la región más culta, avanzada y politizada de este país miserable y atrasado. Allí se concentra la voluntad de progreso y de democracia y no en las zonas montañosas del Norte, de donde provienen los soldados y policías que apoyan a Berisha porque provienen del mismo clan.
Albania, en efecto, fue despedazada por las grandes potencias, al extremo de que actualmente uno de cada dos albaneses vive fuera de las fronteras del país. A esto se agrega que la parte norte está habitada por gengs y la sur por tucs y chams (griegos albaneses, muy ligados a los griegos epirotas). Hay una mayoría albanesa en Kosovo (región autónoma serbia) y una minoría de casi el 25 por ciento de albaneses en Macedonia y otra menor en el norte de Grecia. Los problemas internos albaneses son, por lo tanto, problemas de todos sus vecinos. Albania, así, es la mecha de la bomba de tiempo balcánica.
Está también la historia, que complica todo. Eran albaneses los mejores soldados del Imperio Otomano, los únicos que podían tener armas en las zonas predominantemente habitadas por eslavos (como los serbios) o por griegos. Fieles súbditos guerreros del Sultán eran musulmanes ardientes. Al odio antiturco (antialbanés en realidad, ya que los soldados ``turcos'' eran albaneses o serbios islamizados) se unió, por lo tanto, durante siglos el odio religioso de los ortodoxos (serbios, griegos) o de los católicos (croatas, italianos). Después de la independencia, el rey de Albania fue además un títere italiano y desde Albania, incorporada al ``Imperio'' italiano, Mussolini lanzó el ataque contra Grecia. Los griegos, ayudados por los albaneses chams, derrotaron a los fascistas y la ocupación posterior nazifascista hizo que esos griegos de Albania (que después apoyaron a la Resistencia en Grecia) sufrieran una terrible represión por su oposición al poder de Tirana.
La Resistencia, en Albania, aunque dirigida por los comunistas, tuvo en realidad su raíz en el nacionalismo de las zonas hoy sublevadas, Valona en especial, que también había sido vanguardia en la lucha por la independencia. Pero esa resistencia nacionalista, por un lado, estaba dividida en clanes y Enver Hodxa, el pequeño Stalin albanés, se apoyó en esa división para aplastar a los comunistas de izquierda y nacionalistas, y después para mantener su poder frente a la Yugoslavia de Tito (Hodxa apoyó a Stalin y la URSS contra su potente vecino), y después frente a los sucesores de Stalin (con el respaldo de China) y por último frente al maoísmo. El recurso al nacionalismo albanés ha sido siempre la principal arma de Tirana, y el recurso al clan del presidente contra los opositores internos, la segunda.
El repudio generalizado que provocó el régimen "comunista" del dictador Enver Hodxa llevó solamente en esta década al triunfo electoral del partido ``Democrático'' (liberal, según él) del presidente Sali Berisha. Pero un voto de repudio al pasado no es un voto de confianza para el porvenir. La ilusión de que el capitalismo podría traer una inmediata prosperidad general, se disolvió rápidamente. Albania se convirtió, con Berisha, en una colonia extranjera, en manos de la mafia italiana, aliada con la turca y con su apéndice albanés. Los salarios son ínfimos y las mafias, entrelazadas con el gobierno, viven del contrabando de petróleo, armas y drogas (que se importan desde Turquía o se producen en el país). Destino del contrabando de drogas: Italia y Alemania. Destino del contrabando de gente, incluidas jóvenes prostitutas: Italia (para seguir a Alemania). Destino del contrabando de armas, provenientes de los talebanis afganos, de Turquía, de Pakistán y de Arabia Saudita, todos países islámicos apoyados por Estados Unidos: la islámica Bosnia del dictador antiserbio Izbegovic.