Thomas Sheppard, el director de los laboratorios Research de Londres, declaró ayer en conferencia de prensa, que el éxito obtenido hace más de 20 años con la oveja escocesa Dolly y con los changos clonados de Washington, llevaron a su equipo de trabajo a realizar clonaciones con organismos más complejos, como el del cerdo y el hombre.
La charla fue organizada por la disquera Freebird Records, con el propósito de anunciar la conclusión de su experimento más ambicioso: ``Aunque parezca extraño --comentó Sheppard-- fue más fácil conseguir hombres que cerdos. Una convocatoria aparecida en los periódicos, que especificaba nuestras intenciones y ofrecía una modesta remuneración económica, logró juntar, al día siguiente, una fila enorme de voluntarios que deseaban clonarse. En cambio, para experimentar con cerdos, hubo que ganarle primero un juicio a la sociedad protectora de animales.''
El científico trazó un breve panorama de sus casos más destacados, después de experimentar con criaturas clonadas durante 21 años. Antes, con aspecto de estarse divirtiendo, se refirió al título que le colgó, en su época, el papa Juan Pablo II: mercader del templo de nuestra época.
Los casos destacados fueron dos: una mujer que contrajo matrimonio con su novio y con el doble de su novio, puso en jaque la legislación sobre la bigamia; se trataba técnicamente del mismo hombre. Y el otro: un ingeniero agrónomo que vivía con su doble en una plantación de sorgo cerca de Plymouth, descubrió una mañana, al estarse rasurando frente al espejo, que ya no sabía en realidad quién era: si él mismo o el otro.
La conferencia que se transmitió ayer vía Internet, levantó airadas protestas en la prensa internacional; sólo diez periodistas, desde diez capitales del mundo, pudieron hacerle preguntas al doctor Sheppard; la mayoría tuvo que conformarse con ser espectador del evento. El objetivo central de la charla era ponernos al tanto del proyecto.
Hace 21 años la Freebird Records contrató los servicios de Sheppard, que entonces ya era vanguardia en asuntos de clonación, para que hiciera copias genéticas de su músico más rentable y de su banda; existía el temor de que, de un momento a otro, entraran en una decadencia irreversible. Nunca, hasta ayer, había trascendido la identidad de los músicos. La cantidad que les ofreció la compañía por dejarse reproducir sigue siendo un misterio.
En su reunión con la prensa, el científico reveló los detalles de la historia. ``El principio fue complicado --empezó a decir con un tono ligero, que contrastaba con la gravedad de la declaración-- hubo que trasladar el laboratorio a la ciudad natal del cantante, para que el doble viera ahí mismo por primera vez la luz, respetando todas las características ambientales: eran tiempos de la Segunda Guerra Mundial y había en el aire una angustia insoportable. También fue necesario construirle un medio familiar idéntico: un padre maestro de educación física un poco burgués, una madre australiana de la clase trabajadora afecta a la música de Bing Crosby y un hermano menor que compitiera con él para ganarse la atención de sus padres. Los tres, desde luego, eran dobles de los originales.''
El científico, que al parecer nunca reparó en gastos, había montado, de manera simultánea, otros cuatro laboratorios, con el mismo cuidado en los detalles, para dar a luz las copias genéticas de los cuatro personajes (fabricados a partir de las células de los músicos originales) que se asociarían con la estrella en el futuro. De acuerdo con sus revelaciones, lo más difícil fue el planteamiento inicial, luego el destino se reprodujo solo. El doble del músico más rentable de la Freebird Records empezó a crecer, se hizo fanático de Chuck Berry y le dio por cantar sus canciones acompañado por un amigo de la escuela, que además de compartir su fanatismo y tocar la guitarra, era uno de los cuatro personajes clonados. Con el tiempo, de manera natural e irremediable, los dos dobles se han asociado con los otros tres y han formado el grupo de rock más rentable que pueda existir en la actualidad.
El proyecto del Sheppard funcionó a la perfección, pero los directivos de la Freebird Records no han quedado satisfechos; no saben si tiene caso presentar a esa banda de músicos clonados, que ya han compuesto dos canciones, Paint it Black y Satisfaction, y que insisten en llamarse The Rolling Stones, igual que sus dobles originales.