Insuficiente vigencia del derecho en México: Zedillo
Roberto Garduño E., Roberto González y Antonio Castellanos, enviados, Cancún, 7 de marzo Ť Las manifestaciones de desapego a la ley en el país obedecen a que ``no tenemos las condiciones de seguridad; no tenemos la vigencia del estado de derecho que se requiere para que México se desarrolle'', admitió el presidente Ernesto Zedillo.
En el Centro de Convenciones de Cancún, frente a los representantes de 40 instituciones que participan en la 60 Convención Bancaria, el mandatario explicó a tan importante auditorio: ``Había preparado con mucho cuidado, con muchas horas de desvelo, este discurso sobre cuestiones económicas, discurso que ahora han arruinado quienes me antecedieron en el uso de la palabra'', el secretario de Hacienda, Guillermo Ortiz, y el gobernador del Banco de México, Miguel Mancera. Razón por la que hizo a un lado las tarjetas y comenzó a improvisar.
Los hombres más ricos del país escucharon al Ejecutivo federal, quien habló sobre cuatro aspectos importantes para el interés nacional: economía, justicia social, democracia e impartición de justicia.
Sobre este último, asumió que se debe admitir que ``una de las manifestaciones más preocupantes del México contemporáneo es el desapego que lamentablemente se da con gran frecuencia'' al estado de derecho:
``No tenemos las condiciones de seguridad; no tenemos la vigencia del estado de derecho que se requiere para que México se desarrolle, y por eso, una de las tareas que también hemos emprendido desde el inicio de nuestro gobierno es precisamente la reconstrucción de ese andamiaje jurídico, institucional, humano que nos permita llegar a ser genuinamente un país de leyes, un país donde se respete el derecho de todos, haciendo que todos cumplan efectivamente sus obligaciones ante la ley''.
Dijo que esa tarea no se va a completar ni hacer de un día para otro, que es una labor que ya ha requerido muchas medidas y acciones que deberán fortalecerse.
``No descansaremos hasta que logremos ese país de leyes, ese país donde tengamos seguridad sobre nuestras personas, sobre nuestros bienes o donde, por lo menos, cuando alguien cometa una falta, estemos todos seguros de que no habrá impunidad, que todo el peso de la ley, que todo el peso de las instituciones caiga con certeza sobre aquellos que hayan cometido las faltas''.
Los programas de apoyo, a los deudores y no para los banqueros
Antes, el primer tema que abordó en su larga intervención fue el de la confianza, porque tras haber pasado dos años de una ``situación particularmente difícil'', en el presente hay razones para confiar en el futuro del país, puntualizó.
Recapituló las situaciones que desde finales de 1994 dificultaron el camino de la nación: una gravísima inestabilidad financiera; depreciación de la moneda cada día; un periodo de alta y dañina inflación; se vivía el principio de una severa contracción económica, ``cuyo significado práctico y doloroso fue la pérdida de muchos cientos de miles de empleos''.
El Presidente aseguró que en aquellos momentos tuvo claro a qué medidas recurrir: ``actuar con el más profundo y claro sentido de responsabilidad, tomando las decisiones que no produjesen el aplauso inmediato o la popularidad de corto plazo... hoy, nuevamente con confianza, puedo decirles que el esfuerzo valió la pena''.
Además de confiar en que en 1998 la economía crecerá de manera sostenida, indicó que será necesario mantener la disciplina y las políticas económicas, fiscales y monetarias con absoluta congruencia, y no incurrir en ``deslices momentáneos'' que supongan conductas que hagan perder lo alcanzado.
Los banqueros mexicanos y los representantes de las instituciones crediticias que operan en el país escucharon a Zedillo hacer una reflexión sobre la intervención del gobierno en el ámbito bancario.
Mencionó que un aspecto fundamental de la recuperación es el fomento del ahorro interno: ``El gobierno sabe que tendremos ese crecimiento sólo en la medida en que seamos capaces de construir una sólida, amplia base de ahorro interno para financiar la inversión, que nos permita la creación de empleos que tanta falta nos hacen''.
Por ello, argumentó, ``el gobierno no podía permitir de modo alguno el colapso del sistema financiero, hecho que suponía haber destruido el ahorro acumulado de muchas generaciones de mexicanos''.
``De esa manera -dijo-, uno de los actos legislativos que promoví al estallar la crisis fue que se permitiese aumentar la participación de capital externo'' en los bancos, porque se sabía que se iba a necesitar de él para ``reponer sus bases, pero también para que tuvieran una actualización tecnológica y una capacidad renovada.''
Indicó que eso explica una conjunción entre los medios y los fines, porque ``hemos escuchado expresiones de mala fe o quizás de buena fe en algunas'' en el sentido de que el gobierno gastó y gastará mucho dinero para salvar a los banqueros, ``esto no es cierto''.
``A ello obedeció también que dispusiésemos la instrumentación de importantes programas de apoyo a deudores. Repito: no fueron para apoyar a los bancos... fueron, sobre todo, de apoyo a los ahorradores.
``Si no hubiésemos aplicado esos programas, es probable, yo diría casi seguro, que buena parte de los ahorros depositados en los bancos por los mexicanos, por personas, por familias, por empresas se hubieran perdido, y con ello, la posibilidad de la recuperación y del crecimiento por muchos años.''
En la exposición figuró el tema del reforzamiento al marco regulatorio de la banca y las demás instituciones financieras, y profundizó en la crisis de fines de 94:
``Es cierto que la fase más aguda de los problemas bancarios de nuestro país data de fines de 1994, pero no debemos engañarnos, aquéllos ya se venían arrastrando de antes. La banca mexicana, al estallar la crisis ya vivía una situación de clara, evidente fragilidad, y debemos reconocer que esa fragilidad obedeció a muchos factores a los cuales no es ajeno el que nuestro país no haya tenido una regulación''.
Ernesto Zedillo explicó que la diferencia en la tasa nacional de ahorro interno la hacen los esquemas de ahorro forzoso: ``es lo que suponen los sistemas de pensiones, como el de los sistemas de aportaciones a la vivienda; eso es lo que nos va a permitir superar las tasas mediocres de ahorro interno, que a su vez han significado tasas mediocres de inversión nacional y, por lo tanto, han supuesto tasas mediocres de crecimiento en nuestra economía''.
Mayor equidad
El Presidente expuso que los mexicanos quieren mayor justicia social, pero que no se podrán construir más escuelas u hospitales, o no se podrán otorgar apoyos nutricionales, si no se cuenta con una base material suficiente, ``una economía vigorosa, en crecimiento''.
Nueva cultura política en México
Aseguró que los mexicanos también quieren una democracia fortalecida y una normalidad en la vida política, ``por eso es que hemos empezado a percibir todos una nueva cultura de apego a la legalidad y de respeto a lo que establecen las prácticas y las costumbres democráticas.''