La Jornada 6 de marzo de 1997

La soledad, tema que permea la narrativa de García Márquez

Angélica Abelleyra Ť Gabo y sus aniversarios.

Gabriel García Márquez cumple hoy 70 años; celebra medio siglo de la publicación de su primer cuento La tercera resignación, en el diario El Espectador, y suma tres décadas de la primera edición de Cien años de soledad su novela más famosa, con traducciones a 17 idiomas y ventas como ``salchichas calientes'' hasta hacer una cifra de 20 millones de libros esparcidos por el mundo.

Tres cumpleaños que motivan una rápida revisión de la trayectoria literaria del Nobel 1982, Premio Rómulo Gallegos y galardonado con la Legión de Honor de Francia. Recuento que hacemos a partir de algunas reflexiones que él mismo ha hecho sobre su labor para descubrir la novela y el cuento, aderezadas de ciertos comentarios que otros han hecho sobre su obra.

Ilustración de José Herández

El año 1947 es la fecha consignada en todas las publicaciones como testigo del nacimiento público de La tercera resignación. Es cuando ingresa a la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Nacional de Bogotá, y que en lugar de códigos, leía versos y también cuando la pasión por la novela estallaría la noche en que leyó La metamorfosis de Kafka:

``Al despertarse Gregorio Samsa una mañana, tras un sueño intranquilo, encontróse en su cama convertido en un monstruoso insecto''. Dice Plinio Apuleyo en su entrevista consignada en El olor de la guayaba que Gabo cerró el libro, temblando. ``Carajo --pensó-- de modo que esto se puede escribir''. Al día siguiente hizo su primer cuento mientras devoraba novelas de Dostoievski, Tolstoi, Dickens, Flaubert, Stendhal, Balzac, Zolá y Joyce.

Para el joven colombiano aquella fue una época de deslumbramientos al lado de su ``familia literaria'' entonces: el llamado grupo de Barranquilla con el que compartía poco dinero, borracheras interminables y banquetes con un solo alimento: libros venidos de Buenos Aires.

A veces en compañía y muchas otras en soledad, encontró un trabajo de vendedor de enciclopedias y libros de medicina. Dice Apuleyo que aquel joven no vendía nada pero el fracaso desaparecía gracias a una presencia constante: Virginia Woolf, que con su personaje la señora Dalloway le dio señales para su primera novela: La hojarasca, que culminó en 1951 y se editaría cuatro años después. El lapso surgió porque el manuscrito llegó a Editorial Losada en Argentina y fue rechazado, a tal grado que el crítico Guillermo de la Torre le recomendó que se dedicara a otra cosa aunque le reconocía cierto ``sentido poético''.

Tenía Gabo 22 años y ``la convicción de que toda nueva novela debía ser una transposición poética de la realidad''. Eran tiempos de una Colombia sangrienta y de amigos que recriminaban al autor que ``no desenmascarara'' la situación con su obra. Mientras, en un artículo aparecido en El Espectador en 1955, año de su nacimiento, Hernando Téllez indicaba de La hojarasca: ``es una faena de recuperación de lo perdido'' y hablaba de una novela que ``ilustra a la perfección el caso crítico en que se halla el género'' porque destruye el tiempo clásico de la novela (texto del libro coordinado por Juan Gustavo Cobo Borda Gabriel García Márquez. Testimonios sobre su vida. Ensayos sobre su obra (Siglo del Hombre Editores, Colombia, 1992).

Con los años, La hojarasca ha vivido un fenómeno de lectura masiva muy similar a toda la obra de García Márquez. Su tiraje entre 1978 y 1994 sólo en la editorial Oveja Negra de Colombia revela: 179 mil 500 ejemplares.

En 1955, antes de viajar a Europa, había publicado varios libros recogidos en Ojos de perro azul. El periódico El Espectador publicó su célebre serie de reportajes en torno al marino Velasco que aparecerían en Relato de un náufrago (1970).

Por encargos periodísticos, su estancia en Europa entre 1955 y 1957 generó la escritura en París de El coronel no tiene quien le escriba, que concluyó en el 57 y vio la luz en 1958 en la revista Mito y en libro surgió en México allá por 1961 en Ediciones Era.

De este título su autor ha dicho que ``antes de escribir Crónica de una muerte anunciada sostuve que era mi mejor novela. La escribí nueve veces y me parecía la más invulnerable. Su lenguaje --añade-- es conciso, sobrio, dominado por una preocupación de eficacia, tomada del periodismo''. De ella, desde Chile, en 1965 la revista Zig Zag publicó una reflexión de Ricardo A. Lachman: García Márquez ``nunca se empantana en los errores comunes en otros ficcionistas... es menos recargado y retoricista y domina la técnica con gran maestría.''

Según se anota en A propósito de Gabriel García Márquez y su obra (Norma, 1991), el narrador escribió en 1959 los cuentos reunidos en Los funerales de la mamá grande, que se publicarían en 1962 y donde tiende a objetivar lo imaginario y donde lo subjetivo compite con lo real.

Luego de algunos viajes por Estados Unidos y México, en 1961 su novela La mala hora gana el Premio ESSO y la firma patrocinadora envía a España el manuscrito para su publicación. La primera edición, en 1962, es rechazada por el autor ya que el corrector hace cambios de términos y ``almidona el estilo en nombre de la pureza del lenguaje''. García Márquez no acepta la edición española y considera que la impresión en México en 1966 por Era es ``su'' primera versión.

Afanado en el cine, de 1961 a 1965, vive un lapso de silencio literario. Pero llega el momento de creación tras el encierro de 18 meses en que se sienta a escribir la obra que lo consagró: Cien años de soledad, distribuida ya en los estantes en 1967 por la editorial Sudamericana de Buenos Aires. La edición se agota en pocos días y genera 18 contratos de traducción. Sin embargo, García Márquez ha dicho que a su novela le guarda ``rencor''. ``Estuvo a punto de desbaratarme la vida. Después de publicado, nada fue igual que antes. La fama perturba el sentido de la realidad, tal vez casi tanto como el poder... Lo que en el libro se cuenta se parece a la vida de todo el mundo. Está escrito de manera simple, fluida, lineal y superficial.''

Pese a los remilgos de su autor y los apasionamientos que ha generado en todas las lenguas posibles, Cien años... es la novela contemporánea más vendida en el mundo: cerca de 20 millones de ejemplares --según un cable de Dpa. Tal cifra es creíble sólo con aportar un dato de la edición colombiana de Oveja Negra entre 1978 y 1994: cerca de 900 mil ejemplares de tiraje en un solo sello y en tan sólo 16 años.

Los reconocimientos llegan de Italia (Premio Chianchiano), Francia (Prix du meilleur livre étranger) y EU (uno de los mejores 12 libros en 1970) y los elogios abarcan a Carlos Fuentes y Salman Rushdie, Jorge Amado y José Donoso, Tomás Eloy Martínez, Arturo Uslar Pietri y Alvaro Mutis.

En 1972 salen los cuentos hermanados en La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada y tres años después El otoño del patriarca, la obra para él más importante ``literariamente hablando, el trabajo que puede salvarme del olvido''.

Un año antes de ganar el Nobel de Literatura en 1982, nacería Crónica de una muerte anunciada y proseguirían en 1985 El amor en los tiempos del cólera; El general en su laberinto (1989), novela sobre Bolívar; Doce cuentos peregrinos (1992); Del amor y otros demonios (1994) y Noticia de un secuestro (1996).

Con motivo de sus varios cumpleaños un nuevo título saldrá a mediados de este mes por Alfaguara: El viaje a la semilla, biografía del colombiano Dasso Saldívar en torno del narrador y periodista que cree en la buena suerte que dan las flores amarillas y dice haber escrito hasta ahora un mismo libro, ``el de la soledad'', porque ``es un problema de todo el mundo''.