La Jornada 6 de marzo de 1997

Con Noticia de un secuestro, García Márquez refrenda su amor por el género del reportaje

Pablo Espinosa Ť Literatura y periodismo.

``Un domingo durante el almuerzo, cuando ya las brumas de la nostalgia empezaban a enrarecer el pasado, alguien llamó a la puerta. Pensaron que Andrés había vuelto a olvidar las llaves. Como era el día libre del servicio, Villamizar abrió. Un hombre joven de chaqueta deportiva le entregó un paquetito envuelto en papel de regalo y atado con una cinta dorada, y desapareció por la escalera sin decirle una palabra ni darle tiempo de preguntar nada. Villamizar pensó que podía ser una bomba. En un instante lo estremeció la náusea del secuestro, pero deshizo el lazo y desenvolvió el paquetito con la punta de los dedos, lejos del comedor donde Maruja lo esperaba. Era un estuche de piel artificial, y dentro del estuche, en su nido de raso, estaba el anillo que le habían quitado a Maruja la noche del secuestro. Le faltaba una chispa de diamante, pero era el mismo.

``Ella no podía creerlo. Se lo puso, y se dio cuenta de que estaba recobrando la salud a toda prisa, pues ya le venía bien al dedo.

``--¿Qué barbaridad! --suspiró ilusionada--. Todo esto ha sido como para escribir un libro.''

Caricatura de Sábat Ť Foto:Archivo Jordi Estrada

Así culmina Noticia de un secuestro (Editorial Diana, mayo de 1996), el libro más reciente de García Márquez. ``Maruja Pachón y su esposo, Alberto Villamizar, me propusieron en octubre de 1993 que escribiera un libro con las experiencias de ella durante su secuestro de seis meses, y las arduas diligencias en que él se empeñó hasta que logró liberarla. Tenía el primer borrador ya avanzado cuando caímos en la cuenta de que era imposible desvincular aquel secuestro de los otros nueve que ocurrieron al mismo tiempo en el país (...) Entrevisté a cuantos protagonistas me fue posible (...) Para todos los protagonistas y colaboradores va mi gratitud eterna por haber hecho posible que no quedara en el olvido este drama bestial, que por desgracia es sólo un episodio del holocausto bíblico en que Colombia se consume desde hace más de veinte años. A todos ellos lo dedico, y con ellos a todos los colombianos --inocentes y culpables-- con la esperanza de que nunca más nos suceda este libro.''

Noticia de un secuestro es, entre otras virtudes, refrendo de oficio. La carrera periodística del Premio Nobel de Literatura 1982 se acerca ya al medio siglo de ejercicio: el joven Gabriel García firmó sus primeros artículos a los 20 años. Hoy cumple 70, ergo: medio siglo de periodista.

El amor por el género reportaje permea las miles de cuartillas almacenadas en las hemerotecas de Bogotá, Cartagena, Barranquilla, en su primera etapa, y de las hemerotecas a las editoriales: libros con recopilaciones periodísticas, o bien libros de origen periodístico, como Relato de un náufrago, o bien La aventura de Miguel Littín clandestino en Chile, que inicia así:

``El vuelo 115 de Ladeco, procedente de Asunción, Paraguay, estaba a punto de aterrizar con más de una hora de retraso en el aeropuerto de Santiago de Chile. A la izquierda, a casi siete mil metros de altura, el Aconcagua parecía un promontorio de acero bajo el fulgor de la luna. El avión se inclinó sobre el ala izquierda con una gracia pavorosa, se enderezó luego con un crujido de metales lúgubres, y tocó tierra antes de tiempo con tres saltos de canguro...''

Jacques Gilard, quien recopiló en tres gruesos volúmenes (Bruguera, 1981) la obra periodística garciamarquiana, ubica el contexto del ingreso del Nobel al gremio periodístico: el 9 de abril de 1948, hacia la una de la tarde, el líder liberal y populista Jorge Eliécer Gaitán cayó bajo las balas de un desconocido al salir de su oficina de abogado, situada en la Carrera Séptima, cerca del cruce con la Avenida Giménez de Quesada, centro de Bogotá. Gaitán falleció media hora después. ``La noticia --del atentado, primero, y de la muerte, posteriormente-- desató el furor vengativo y desesperado de las masas populares que se lanzaron a una insurrección espontánea y desordenada, con un muy elevado saldo de muertos, saqueos, incendios y ruinas. Fue el llamado `Bogotazo', que tuvo su eco sangriento en todas las ciudades y pueblos de alguna importancia en Colombia.''

García Márquez cursaba en ese entonces el segundo año de Derecho en la Universidad Nacional. Meses antes había publicado tres cuentos en el suplemento literario de El espectador de Bogotá. Cuenta el escritor que el 18 o el 19 de mayo de 1948 se encontró en una calle de Cartagena --donde se había mudado-- con un destacado intelectual costeño, el médico y escritor Manuel Zapata Olivella, y éste fue quien lo llevó a la sede del recién fundado (dos meses antes) diario local El Universal. El 20 de mayo se publicó una nota de bienvenida al nuevo colaborador (``Saludo a Gabriel García'') y al día siguiente, el 21 de mayo, apareció en El Universal de Cartagena ``el texto inaugural de la larga, nutrida y brillante trayectoria periodística de Gabriel García Márquez, primera entrega de su poco duradera columna de `Punto y aparte'''.

En año y medio aparecieron 38 notas identificadas con las iniciales GGM o por su firma completa. ``Lo más abundante de su colaboración en el diario cartagenero se sitúa en una anónima labor de redacción, difícil o imposible de reconocer y atribuir, en la medida que el estilo de García Márquez no se había definido aún, cuanto más que --según recuerda-- su jefe de redacción tachaba despiadadamente y reescribía fragmentos enteros de las notas que habían de salir anónimas, cada vez que le parecía insuficiente la calidad estilística.''

En la revista Juventud, mientras cursaba la secundaria, escribió sus primeros textos; firmaba como Gabriel García o Gabito.

Después de su bautizo profesional en Cartagena, se trasladó a Barranquilla, donde inició, el 5 de enero de 1950, su célebre columna ``La Jirafa'', que siempre firmó, con el seudónimo de Septimus, hasta completar cuatro centenares de entregas casi diariamente. En El Heraldo de Barranquilla, García Márquez cumplía labores varias: seleccionaba cables (informaciones cablegráficas), practicaba el fino arte del cabeceo (los titulares de las notas periodísticas) y por las noches seguía su trabajo secreto de cuentista.

El 29 de abril de 1950 apareció en Barranquilla el semanario Crónica, cuyo jefe de redacción era Gabriel García, quien también traducía del francés, condensaba cuentos policiacos estadunidenses y hacía algunos dibujos para ilustrar artículos ``de tipo magazine''. La revista desapareció en junio de 1951. En febrero, García Márquez había regresado a Cartagena, donde escribió más ``Jirafas'' y editoriales. Ahí aparecieron dos números de un periodiquito llamado Comprimido, del que Gabo era director ``y quizá el único redactor''; eran 8 páginas de 24 pulgadas. En febrero de 1952 se reanuda la publicación de ``La Jirafa'', en Barranquilla, que suspendió en noviembre. Empezó entonces su atracción por el género maestro: el reportaje.

En 1953, agente viajero, vendedor de enciclopedias, llega otra etapa en el periodismo: durante un breve periodo fue jefe de redacción de El Nacional, otro de los diarios de Barranquilla. Anota Gilard: ``Todos los testimonios coinciden en que fue un periodo agotador en el que los dos jóvenes (García Márquez y Alvaro Cepeda) vivían prácticamente encerrados en el local del diario, vigilando y participando en todas las etapas del proceso editorial''. Allí concluiría la etapa costeña, seguiría la bogotana.

En sus ``Jirafas'', García Márquez ejercitaba el comentario humorístico, siguiendo el modelo de la greguería estilado por Ramón Gómez de la Serna. En El Universal se hicieron célebres sus crónicas, así como su alta velocidad para escribir en la sala de redacción. Al regresar a Bogotá en 1954 escribe crítica de cine, editoriales y reportajes. Cobra celebridad como gran reportero. De esa época son reportajes famosos como el del retorno de los combatientes colombianos de Corea y el ``Relato de un náufrago''.

De 1968 data su siguiente declaración: ``Mi gran nostalgia es no ser reportero, y la única vez en mi vida que me ha dolido no hallarme en Colombia, fue cuando se produjo el envenenamiento colectivo de Chiquinquirá: yo hubiera ido gratis a cubrir esa información.'' Fueron años de grandes reportajes. Corresponsal en Roma, redactor en Caracas, responsable de la oficina de la agencia Prensa Latina, con el triunfo de la Revolución cubana, en Colombia y luego en Nueva York (donde recibía constantes amenazas anónimas por su cercanía con el régimen de su amigo Fidel Castro), la labor periodística de Gabriel García Márquez no ha cesado en medio siglo.

--En definitiva --le preguntaba en 1982 Plinio Apuleyo Mendoza-- ¿el periodismo te ha servido de algo en el oficio literario?

--Sí, pero no como se ha dicho a encontrar un lenguaje eficaz. El periodismo me enseñó recursos para darle validez a mis historias. Ponerle sábanas (sábanas blancas) a Remedios la bella para hacerla subir al cielo, o darle una taza de chocolate (de chocolate y no de otra bebida) al padre Nicanor Reina antes de que se eleve diez centímetros del suelo, son recursos o precisiones de periodista, muy útiles.

El colombiano Dasso Saldívar, autor de El viaje a la semilla, primera biografía de García Márquez, encontró en Aracataca el acta de nacimiento del Nobel: 6 de marzo de 1927, mientras diversas fuentes ubican 1928. Hoy cumple 70 años Gabo. Además del medio siglo de su primer cuento, y los 30 años de Cien años de soledad, hay otro motivo de fiesta: el medio siglo de García Márquez como periodista.


Literatura y periodismo garciamarquianos

Cuando era feliz e indocumentado

Plaza y Janés, 1975, 157 pp. Recopilación de algunos de los reportajes escritos entre finales de 1957 y principios de 1959.

Notas de prensa, 1980-1984

Editorial Norma, 1991, 691 pp. Inicia con ``El fantasma del Premio Nobel'' y concluye con ``Las trampas a la fe'', en un recorrido que incluye textos magistrales como ``Sí: la nostalgia sigue siendo igual que antes'', acerca del asesinato de Lennon.

Relato de un náufrago

Tusquets Editor, 1970, 88 pp. Incluye prólogo del autor (``La historia de esta historia'')

De viaje por los países socialistas, 90 días en la Cortina de Hierro

Ediciones Macondo, 1978. Textos extraídos de las revistas Cromos, de Colombia y Momento, de Venezuela. Crónicas de viaje fechadas entre junio y septiembre de 1957.

Obra periodística. Tres volúmenes

Editorial Bruguera. Textos costeños, Entre cachacos y De Europa a América son los títulos de los tres voluminosos tomos. Fenomenal rescate hemerográfico.

La aventura de Miguel Littín clandestino en Chile

Editorial Diana, 1986, 152 pp. Reportaje/cátedra.

Crónicas y reportajes

Editorial Oveja Negra, 1976, 398 pp. Recopilación que comprende marzo de 1954 a septiembre de 1955. La época más intensa del reportero Gabriel García.

Noticia de un secuestro

Editorial Diana, mayo de 1996, 346 pp. Refrendo, pasión, oficio magistral.