La Jornada 6 de marzo de 1997

CASAMIENTO COLECTIVO

Pascual Salanueva Camargo Ť Sin poder ocultar su nerviosismo, uno a uno los 23 internos de la penitenciaría de Santa Martha Acatitla, en diferentes tonos de voz y emoción, expresaron un ``sí acepto'' ante la directora del Registro Civil del Distrito Federal, Carolina Beltrán Farrera, y automáticamente quedaron legalmente casados con sus respectivas parejas, con las que vienen haciendo vida marital desde hace varios meses, incluso años.

Desde muy temprano comenzaron a llegar al penal las futuras esposas, acompañadas de familiares y amigos. Vestían sus mejores ropas y zapatos de tacón alto. Y los felices ``novios'', desde muy temprano se habían bañado y puesto sus pantalones y camisas seleccionados para la ocasión.


Custodios de la Dirección General de Reclusorios vigilan
mientras 23 parejas y sus familiares esperan para celebrar
la boda colectiva.
Foto: Omar Meneses

Pasadas las 11 de la mañana, ``novias'' y ``novios'' empezaron a internarse en el auditorio. Las parejas que tienen hijos los cargaron y fueron a sentarse en el lugar que se les había reservado. Inmediatamente atrás de ellos entraron familiares y amigos.

Arriba, en las gradas, el mariachi que había aportado la Secretaría de Marina comenzó una tanda de canciones que invariablemente hablaban de amor. Sin embargo, las parejas apenas si le prestaban atención, pues se hallaban ensimismadas en sus pensamientos.

Unos minutos después de las 12 del día hizo su aparición el titular de la Dirección General de Reclusorios, José Raúl Gutiérrez Serrano, acompañado de funcionarios del sistema penitenciario, Registro Civil, delegación Iztapalapa y un grupo de reporteros, con lo cual empezó enseguida la ceremonia.

Gutiérrez Serrano pidió a los contrayentes ``ser felices hoy y siempre, ya que la felicidad no tiene rejas. Esto les ayudará a soportar su reclusión, que espero sea breve, para que al término de ella puedan reunirse con sus seres queridos y compensarles su ausencia''.

A continuación vino la entrega de actas de matrimonio. Nerviosos ella y él por igual, la primera pareja pasó al frente, a donde estaba la directora del Registro Civil capitalino. El marido no atinaba a dejar las manos quietas. Al regresar con su mujer a su lugar, ambos estaban ligeramente sonrojados.

Pero hubo otras parejas que, podría decirse, llevaban porra. Tal fue el caso de la segunda en turno, a la que familiares y amigos pidieron que se dieran un beso, pero no pudieron, dado el nerviosismo de los nuevos cónyuges.

Seguramente para romper con la solemnidad de la ceremonia y darles ánimos, algunos asistentes coreaban ``bravos'' y ``beso'' entre las parejas, las que quizá más relajadas acataron los deseos de sus conocidos.

Concluida la entrega de las actas de matrimonio y de 17 actas de nacimiento y un reconocimiento, la funcionaria del Registro Civil del Distrito Federal pidió a las parejas que olviden lo pasado y sean ejemplos para sus hijos, a quienes deben enseñar a ser hombres y mujeres de bien.