Víctor Flores Olea
A votar por Cuauhtémoc
Las campañas preelectorales para el gobierno del Distrito Federal tuvieron una innegable ventaja: nos permitieron observar las cualidades de los aspirantes de cada partido. Para muchas personas los resultados son meridianos: los candidatos del PRD --Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo-- se situaron muy por encima de sus eventuales contrincantes.
Me parece que estos opinantes --de diferentes bandos, por cierto, de distintos partidos o sin partido-- reflejan una situación innegable: los candidatos del PRD no sólo mostraron sus legítimos deseos de triunfo, sino que reflejaron en sus principales exposiciones y debates un ánimo de seriedad, de reflexión y conocimientos que en ningún momento se ha hecho manifiesto en sus contrincantes de los otros partidos políticos.
Al menos por lo que hace a la gobernatura del DF el PRD ha superado una de sus mayores debilidades anteriores: que en conjunto no se había presentado como un partido capaz de formar gobierno, con el rostro y la certidumbre de quien aspira a una alta dirección en la República. Hablo de Cárdenas y de Muñoz Ledo porque ambos, cualquiera de los dos, habrían representado al PRD con consistencia y seriedad mucho mayores que los candidatos de los demás partidos. El debate entre Cuauhtémoc y Muñoz Ledo en el Poliforum Siqueiros fue el momento más alto de las precampañas: ambos proyectaron equilibrio, reflexión y programa: razones, visión de gobierno para el puesto a que aspiraban.
Una vez que el PRD ha decidido con una votación excepcional de 90 mil sufragios por la persona que deberá representar a ese partido en la campaña por la gobernatura del Distrito federal, la evidencia se impone: ¡a votar por Cuauhtémoc Cárdenas en las elecciones de julio próximo! Por lo demás, el PRD mostró en la amplísima selección interna de su candidato una vocación democrática que estuvo lejos de tener la misma transparencia en el PRI, desde luego, y en el PAN.
El PRD en su conjunto --y ojalá Muñoz Ledo colabore con su experiencia y su talento de hombre político y de hombre Estado a la causa que es hoy primordial para ese partido-- deberá luchar denodadamente por el éxito electoral., como ya lo hace Cárdenas, aduciendo razones y enriqueciendo su visión para el gobierno de una de las ciudades más complejas del mundo.
En adelante las elecciones en México se ganarán con argumentos y no por la inercia organizativa o los prejuicios. Menos aún, así lo esperamos, por el fraude o la componenda. Y en este terreno el candidato del PRD está mucho mejor equipado que sus contrincantes. Hay pues que proyectar esta autoridad que otorga la reflexión, el conocimiento y la experiencia y materializarlo en partidarios y votos.
Son ilustrativos e impresionantes los 90 mil votos de militantes o simpatizantes perredistas que eligieron a su candidato. Este botón de muestra adelanta ya que será masiva la decisión de la ciudadanía de participar en la primera elección de un gobernador del DF. Dura será la batalla, pero el PRD y Cárdenas viven un momentum político que habrá que mantener y acrecentar. Un momento que, en mi opinión, se sitúa en el futuro, no en el pasado, como han dicho algunos críticos de Cuauhtémoc. Sí, 1988 fue un momento de ascenso que no se esperaba en tal magnitud. Aquella fecha fue excepcional en el DF: me parece que 1997 será aún más vigorosa ya que la crisis del país, las tragedias que ha sufrido México y las incompetencias de gobierno han estallado a niveles casi inimaginables en los tres últimos años.
El PRI, y el Presidente en primer término, militando y ``poniendo toda la carne en el asador'' en favor de su partido, con tradición organizativa y con innegable inercia corporativa, lucharán hasta el final por mantener las prebendas y las canonjías de que ha gozado. Hay sin embargo en ese partido y en su precampaña por el gobierno del DF un penetrante olor a naftalina, a tiempos pasados en el estilo y en el lenguaje, dejados atrás por la evolución y la madurez actual de la sociedad mexicana.
Otro tanto puede decirse del candidato del PAN, en otro sentido y con otra proyección, pero igualmente rancio y envejecido en el estilo, en los planteamientos, en las balbucientes propuestas programáticas. Y esto es también inequívoco a pesar de las encuestas y sondeos de opinión que favorecerían en principio a ese partido. Ya se verá.
El candidato del PRD está muy por encima de sus contrincantes, candidatos de segunda fila. Es la nueva oportunidad y el momento de Cuauhtémoc Cárdenas para contribuir históricamente al desarrollo de la democracia en México.