La Jornada 4 de marzo de 1997

Consulados mexicanos, acosados por actos de respaldo al EZLN

Hermann Bellinghausen, enviado, San Cristóbal de las Casas, Chis., 3 de marzo Ť Ingratos momentos han de pasar a ratos los cónsules mexicanos en diversas partes del mundo. Tienen líos y barullos que antes no perturbaban una oficina consular mexicana en Miami, Nápoles o Dublín, por decir algo. Comités de solidaridad, grupos de resistencia, sindicatos, estudiantes, artistas, indocumentados, desempleados, así como muy correctos defensores de los derechos humanos y las causas buenas. Una fauna incómoda y persistente mantiene sitiados, cada que se lo proponen, a los consulados mexicanos en el primer mundo. Donde viven los civilizados.

Y todo a causa de los zapatistas. El mes de febrero, las exigencias para el cumplimiento de los acuerdos de San Andrés entre el gobierno mexicano y el EZLN inflamaron los parlamentos de Dinamarca, Italia y España, y no es poca la inquietud ni poco el interés estos días del Congreso estadunidense, el Parlamento de Canadá y la Cámara Baja de Alemania.

Recientemente se creó un Aguascalientes en Oregon, como ya hay uno en Chicago (un edificio sede de grupos políticos independientes), otro en Andalucía (una gran finca), y otro más en la frontera de Francia con España.

La solidaridad con los zapatistas ha cambiado, considera Cecilia Rodríguez, representante del EZLN en Estados Unidos, quien actualmente recorre varias comunidades en la zona de conflicto. Ahora ``la gente está tomando posiciones sobre sus propias ideologías políticas, los grupos locales y nacionales encuentran en la palabra zapatista una inspiración política''.

Entrevistada en San Cristóbal al mismo tiempo que se realiza aquí un maratón para pueblos indígenas, organizado por el gobierno local y la Coca-Cola, Cecilia Rodríguez considera que esto ``define una nueva actividad política, bajo la resistencia al neoliberalismo. Allá también estamos sufriendo. En California acaba de pasar la ley dos-cero-nueve, que quita los programas de apoyo a las minorías, a las mujeres''.

Algo que es más que solidaridad a distancia. En Pisa, la ciudad italiana de la torre inclinada, una marcha nacional de 10 mil personas por la libertad de sus presos políticos, fue encabezada por una manta zapatista de ``ya basta'', y en el mitin, la única exigencia no nacional fue al gobierno mexicano, de que aprobara la propuesta de reforma constitucional elaborada por la Cocopa.

Mientras, en Roma la embajada queda sitiada telefónicamente cada que se lo proponen los comités y los centros sociales, y le ocupan las líneas todo el día.

Imaginemos cómo ha perdido la tranquilidad el cónsul de La Marche, región francesa, que hace 15 días tuvo que huir a su casa para eludir una gran manifestación frente a sus oficinas. Pero es un sitio pequeño: fueron por él a su casa y lo obligaron a recibir una delegación que exigía el cumplimiento de los acuerdos de San Andrés.

Pero mientras en Europa la prensa crítica sigue estos eventos (Il Manifiesto, Charlie Hebdó), en Estados Unidos el silencio mediático es total y aplastante, según Cecilia Rodríguez, quien se expresa con entusiasmo del ``trabajo hormiga'' de los comités zapatistas en el vecino país, se han involucrado los roqueros de Rage Against the Machine, y su público, que tiene dimensiones de Grammy, o el grupo fetiche del nuevo feminismo, The Indigo Girls (que acaba de dar un consuelo en La Realidad). También la Native Forest Network, el célebre y combativo obispo Gumbleton de Detroit, y estrellas hollywoodenses como Tim Robins y Susan Sarandon.

Los cónsules de casi la totalidad de los 42 consulados mexicanos en Estados Unidos estuvieron muy ocupados (se dijo que en 30 ciudades, pero fue en más) hace un mes, recibiendo las protestas concertadas de los comités y simpatizantes del EZLN y los indígenas mexicanos.

``La sorpresa --dice Cecilia Rodríguez-- fue descubrir el hambre que tiene la gente por nuevas formas de lucha. Y los zapatistas han despertado un gran respeto, por la firmeza de su lucha''.